Enlace Judío México e Israel.- Recientemente, en una entrevista relativa a la crisis en el Golfo Pérsico, protagonizada por Irán e Inglaterra tras el secuestro de un carguero inglés, el ministro de Cooperación Regional de Israel, Tasaji Hanegbi, hizo un comentario controversial que, aparentemente, resulta odioso: “Somos los únicos que en los últimos años hemos estado matando iraníes”.

IRVING GATELL EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

El comentario parecía estar fuera de lugar, ya que la entrevista no era acerca de los problemas entre Israel e Irán, sino entre Irán e Inglaterra. Sin embargo, tal y como Ana Jerozolimski señaló en Semanario Hebreo Jai, “…no deja de sorprender la naturalidad con que enemigos de Israel consideran legítimo convertirlo en blanco también cuando no intervino en absoluto en ningún tipo de combate”. Y luego, cita a un comandante de Hezbolá identificado sólo como “Samir”, que dijo: “Si algún misil impacta en Irán, eso será considerado como si Israel lo hubiera lanzado”.
¿Qué es lo que tenemos aquí?

En esencia, la última carta que le queda a Irán en sus intentos por contener el embate económico al que está siendo sometida por los Estados Unidos. Embate que, de paso, está afectando profundamente a Hezbolá, ya que su financiamiento se ha visto afectado.

La jugada iraní es clara: provocar cualquier tensión posible en el Golfo Pérsico —como el reciente secuestro de un carguero inglés— y amenazar con que cualquier medida militar que se tome contra ellos, terminará siendo una declaración de guerra contra Israel.

¿Por qué contra Israel que, en estricto, no tiene nada que ver en la crisis del golfo? Porque sí. Porque ese ha sido el caballito de batalla de Irán desde 1979. En otras épocas le resultó efectivo, pero en los últimos años ya sólo encuentra eco en los palestinos (situación que, por cierto, ha arruinado la posición palestina frente a las demás naciones árabes sunitas, que están también en abierto conflicto con Irán).

Es una apuesta demasiado arriesgada, y definitivamente irracional. Irán sabe que si Israel se involucra en el conflicto —lo cual sería muy fácil de lograr: ante cualquier ataque occidental contra instalaciones iraníes, Hezbolá recibiría la orden de atacar Israel, que no tendría más alternativa que responder a cualquier agresión—, todo el Medio Oriente se va a enredar en el peor conflicto bélico desde la II Guerra Mundial.

Por eso los ayatolas han recurrido a esa medida extrema: o los dejan impunes en sus acciones arbitrarias en el Golfo, e incluso les permiten seguir su camino hacia la bomba atómica, o el Medio Oriente arde completo.

Y por eso la retórica israelí también va en aumento. Netanyahu ya hizo sus amenazas pertinentes, y Hanegbi simplemente se limitó a recordar que Israel ha eliminado varios operativos iraníes o pro-iraníes (sobre todo de Hezbolá) en Siria.

Este hecho, aparentemente desvinculado, nos dice mucho sobre qué tantas alternativas de éxito tiene la bizarra estrategia iraní: Ninguna.

No es la primera vez que Irán amenaza a Israel de una o de mil maneras. Sin embargo, en el marco de la guerra civil en Siria, Israel ha bombardeado prácticamente a placer cualquier cantidad de instalaciones, depósitos de armas o tropas sirias, de Hezbolá, o incluso iraníes. Sólo en una ocasión hubo una respuesta de represalia por parte de Irán, y más le habría valido no intentarlo. El contrataque israelí fue devastador, e Irán perdió cientos de millones de dólares en instalaciones, así como varios años de inversiones en infraestructura.

Ante la absoluta indiferencia de los rusos, que no han demostrado ningún interés real en confrontarse con Israel, Irán y Hezbolá han visto, impotentes, cómo los ataques israelíes van y vienen todo el tiempo, a veces uno detrás del otro.

Netanyahu ya ha declarado que en caso de una conflagración mayor, Israel tiene el poder de regresar a Líbano a la Edad de Piedra. Hassán Nasrallah, líder de Hezbolá, acaba de decir lo mismo en un simpático gesto de nula creatividad y plagio verbal. Pero no es lo mismo que lo diga Israel a que lo diga Hezbolá. Este grupo terrorista tiene decenas de misiles, mientras que Israel tiene bombas atómicas. La amenaza de Netanyahu se entiende perfectamente: en caso de un ataque masivo por parte de Hezbolá, el recurso de disuasión que tiene Israel es un bombardeo nuclear sobre Beirut. Es decir, literalmente, regresar a Líbano a la Edad de Piedra.

Por supuesto, es un extremo que nadie desea, pero que empieza a verse como verosímil y posible, dada la incapacidad iraní para retractarse de sus amenazas, y más aún, para corregir su política imperialista de tercer mundo.

Lo que los ayatolas parecen no tomar en cuenta es que en el negocio de las amenazas, Irán y sus aliados han alardeado más de lo necesario, mientras que Israel se ha mantenido callado en los temas esenciales. Con esto me refiero a que todo el tiempo se anuncia —a veces con bombo y platillo— que Irán y Hezbolá han desarrollado armas y tecnología que antes no tenían, y que el único objetivo de ello es la destrucción de Israel.

Pero ¿acaso no es obvio que Israel también está en lo suyo?

De hecho, Israel tiene una capacidad infinitamente superior para el desarrollo de nuevas tecnologías militares. Lo único que sucede es que no lo está pregonando. Gracias a ello, la instalación en Siria de sistemas de defensa S-300 de fabricación rusa ha sido prácticamente inútil. Israel ha destruido todo lo que ha querido, incluyendo esos mismos sistemas. En otro rubro, los agentes del Mossad incluso se metieron a las oficinas más secretas iraníes para robarse las carpetas del dossier atómico de los ayatolas.

Irán está contra las cuerdas. Sumido en una severa crisis económica —fruto de una administración basada en la dogmática religiosa y no en las matemáticas y la prudencia—, con una sociedad a punto de explotar, los ayatolas se aferran a sus sueños escatológicos y apocalípticos con la esperanza de que sea la ayuda divina la que les dé la victoria que —lo saben bien— sus ejércitos, sus aliados y sus armas, no les van a dar.

¿Hay alguien que tenga la capacidad de ponerle fin a este círculo vicioso que puede convertirse en una catástrofe?

Sí. La propia sociedad iraní.

Si logra despertar a tiempo y unirse como para poner en jaque y, preferentemente, derrocar al corrupto e inútil sistema de gobierno que tienen, vendrá una nueva posibilidad de reconstruir todo el Medio Oriente de una manera pacífica y razonable. A fin de cuentas, todos los problemas graves que existen en ese lugar del mundo son culpa, directamente, del expansionismo iraní.

Ojalá que las presiones económicas impulsadas por los Estados Unidos hagan efecto a tiempo. Están logrando su objetivo: Los ayatolas cada vez están más arruinados, y la sociedad iraní sigue su camino lento pero inevitable hacia la sublevación.

El riesgo es que entonces el régimen despótico y tiránico de Teherán decida adelantar el apocalipsis.

Si se llega a ese extremo, recuérdese lo que ya señaló Hanegbi: Israel es el único que ha matado iraníes.

Suena odioso, pero es la cruda realidad.

 

 

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