Enlace Judío México e Israel – La mayor parte de las ONG operan bajo un paradigma de escasez: la renta, los salarios y los costos operativos siempre obstaculizan la causa. Incluso cuando llegamos a fin de mes, estamos tan enamorados de nuestra pobreza idealista que no nos damos cuenta de la riqueza de recursos potenciales disponibles.

BENJAMÍN LANIADO

CADENA, el Comité de Ayuda a Desastres y Emergencias Nacionales de la Comunidad Judía de México, ha impactado las vidas de más de 800 mil personas. Pero nadie lo sabría al visitar nuestras oficinas: operamos en un espacio escolar donado con hasta 10 profesionales que trabajan tiempo completo. Sí, contamos con un almacén repleto de suministros humanitarios esenciales, pero carecemos de infraestructura de transporte. Ni siquiera contamos con un automóvil.

Y, sin embargo, hemos llegado a los rincones más remotos del mundo en un tiempo récord; ayudando a miles de personas en Indonesia, Nepal, Kenia, Siria, India y muchos otros países a salir de un desastre.

¿Cómo lo hemos hecho? Aprovechando nuestro recurso más valioso, la diáspora judía.

Durante siglos, los judíos sobrevivieron al establecer una red de conexiones globales, una serie de nodos a través de los cuales fluía la información. Este era un mecanismo de supervivencia, esencial para tomar decisiones si luchar o huir. Afortunadamente, esta red todavía existe y se aplica a causas humanitarias.

Seis miembros y 25 voluntarios de Toa Baja brindan ayuda a Puerto Rico

Por ejemplo, tras el huracán Irma en Puerto Rico, contactamos a la comunidad judía de la isla. En lugar de desplegar nuestro propio personal, que era casi imposible, sus miembros se convirtieron en nuestros ojos en el terreno, diciéndonos lo qué necesitaban y dónde.

Después de asegurar las necesidades básicas a través de donaciones, tuvimos que resolver la cuestión de cómo obtener ayuda para aquellos que la necesitaban. Puerto Rico es una isla y carecemos de infraestructura de transporte que nos permita llegar allí. Una vez más, contactamos a la comunidad judía local, esta vez, de Cancún, un puerto cercano. Y, en pocos días, alguien nos había prestado su yate con su tripulación. En un par de horas, habíamos ampliado tanto nuestro “personal” como nuestra “flota”. Lo más importante: logramos nuestro objetivo.

Otro ejemplo es nuestra misión a la India. El año pasado, el distrito sur de Kerala sufrió las peores inundaciones en siglos. Queríamos ayudar, pero nunca habíamos participado en una misión al sur de la India.

Afortunadamente, uno de nosotros conocía a alguien en la pequeña comunidad judía centenaria de Cochín, la capital de Kerala. A través de esta comunidad logramos establecer una alianza con la Fundación Aarogya, que nos ayudó a adquirir y transportar los contenedores de agua necesarios para ayudar a 40 mil personas. Una vez más, ampliamos nuestros recursos virtuales y logramos nuestro objetivo.

Nuestro éxito como ONG humanitaria se ha derivado de esta habilidad de construir alianzas, que nos permite ampliar el alcance de lo que es posible, más allá de lo que “poseemos” o “alquilamos”. Operamos con una extensa red de almacenes potenciales, infraestructuras de transporte, gobierno y contactos humanitarios que nos ayudan a alcanzar nuestra meta. En este sentido, somos una empresa incipiente: capaces de movilizar recursos que ni siquiera sabíamos que teníamos.

Este es principalmente el caso en situaciones urgentes en las que las personas se sienten obligadas a actuar de inmediato. El desafío es crear una visión a largo plazo que nos permita comunicarnos con los guardianes locales y mantenerlos interesados.

En este aspecto, la narración de historias es vital, y hemos construido una historia que encaja con un sentido judío de propósito: nuestra creencia en Tikun Olam, o “reparar el mundo”. Es este concepto el que ha resonado a través de las fronteras y nos ha ayudado a mantener contacto con poblaciones lejanas.

Así que, la próxima vez que se hable de la pobre ONG que lucha por llegar a fin de mes, sugiero que demos un paso atrás y reflexionemos sobre los recursos potenciales que tenemos a la mano. En el mundo globalizado de hoy, el sentido de comunidad está igualmente globalizado.

Conectarse a través de las fronteras es fácil: lo difícil es crear una identidad, como ONG, que nos permite llegar a aquellas personas que están lejos y desean ayudar a nuestra causa.

Benjamín Laniado es Secretario General de CADENA, el Comité de Ayuda a Desastres y Emergencias Nacionales de la Comunidad Judía de México.

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico