Enlace Judío México e Israel.- Hace unos meses, en su discurso de Año Nuevo, el entonces primer ministro de Dinamarca, Lars Løkke Rasmussen dijo que las sociedades paralelas religiosas constituyen un problema y que los inmigrantes tienen que aprender a “anteponer las leyes laicas a las religiosas”.

JUDITH BERGMAN

¿Qué pasa, sin embargo, si en la comunidad concernida, no parece haber ningún deseo de hacer eso?

“Cuando iba al instituto —prosiguió Rasmussen— había alrededor de 50.000 personas de origen no occidental en Dinamarca. Hoy, hay casi medio millón. En una generación, nuestro país ha cambiado”.

La magnitud de los problemas se reveló en una reciente encuesta, el Barómetro sobre Integración 2018, publicado por el Ayuntamiento de Copenhague. El Barómetro sobre Integración —que mide el grado de integración en el municipio de los jóvenes de origen no occidental— mostró que casi un tercio de las personas de entre 18 y 29 años (el 31%) cree que “hay que acatar las leyes religiosas y culturales, aunque puedan ser contrarias a la ley [danesa]”.[1] El problema, entonces, es si estos jóvenes creen que la ley de la sharia debería prevalecer sobre la ley danesa. La estadística representa un aumento desde 2016, cuando una encuesta similar mostró que el 24% quería la ley de la sharia. Además, el número de jóvenes que tienen una visión positiva de la democracia se ha reducido desde el 86% en 2016 al 79% en 2018.[2]

“Me preocupa mucho que sean cada vez más los jóvenes de Copenhague que no defienden nuestra democracia”, dijo Cecilia Lonning-Skovgaard, concejal de Integración y Empleo de la ciudad, a TV2 Lorry.

También creo que muestra una tendencia general entre los jóvenes a cuestionar la democracia, y hay algunos entornos, en una ciudad grande como Copenhague, que los empujan a otra dirección y ejercen sobre ellos una mala influencia.

Esos “entornos” pueden haber contado con la ayuda involuntaria de las propias autoridades danesas.

Hace poco, por ejemplo, salió a la luz que un comité dependiente del Ministerio de Asuntos de la Iglesia, responsable de aprobar oficialmente las mezquitas en Dinamarca,[3] estaba dando aprobaciones sin saber “si [las mezquitas] estaban dirigidas desde el extranjero, si se suprimían los derechos de las mujeres o si había otras condiciones problemáticas”. La aprobación oficial de una mezquita significa que ésta puede aspirar a ventajas fiscales y tiene permiso para traer predicadores extranjeros a Dinamarca con un visado especial.

La mezquita Imam Alí, que abrió en 2015 y es la más grande de Dinamarca —se construyó con dos minaretes de 32 metros de alto y con aforo para 1500 personas, con un coste de 80 millones de coronas danesas (1.600.000 euros) — ha estado en el centro del debate. El periódico danés Jyllands-Posten reveló hace poco que, en 2002, cuando la asociación responsable de la mezquita, Ahlul Bait, pidió ser aprobada como comunidad religiosa, tenía en sus estatutos una cláusula que decía que operaba bajo la supervisión del “líder supremo” de Irán, el ayatolá Alí Jamenei. Al principio, esta noticia fue motivo de preocupación para el Ministerio de Asuntos de la Iglesia, pero después Ahlul Bait simplemente reescribió sus estatutos y el Ministerio dio su aprobación.

Un exmiembro del comité, el profesor de Derecho Jens Elo Rytter, que había ejercido desde 2013 hasta 2017, dimitió en señal de protesta. “Me senté con la clara sensación de que las asociaciones habían preparado sus papeles para cumplir con las formalidades. Pero en realidad no teníamos manera de saber lo que pasaba de verdad, le dijo al periódico danés Jyllands-Posten.

“De hecho, veíamos a menudo que se borraban fragmentos, y simplemente teníamos la impresión de que algunas de las organizaciones sólo cambiaban sus estatutos para cumplir con nuestros requisitos”, dijo el veterano presidente del comité, el profesor emérito Armin W. Geertz. Hizo hincapié en que también abandonaba el comité porque el Ministerio de Asuntos de la Iglesia no imponía un requisito legal que reconociera oficialmente que las comunidades deben acatar los principios de la igualdad y la democracia en sus asociaciones.

La ministra de Iglesia y Cultura, Mette Bock, declaró al Jyllands-Posten que la Ley sobre Comunidades Religiosas, que se enmendó en 2017, incluía nuevos requisitos en materia de transparencia. Entre otras condiciones, las comunidades religiosas con reconocimiento oficial deben presentar informes contables anuales.

Sin embargo, este nuevo requisito puede ser un ejemplo de algo que se queda corto y llega tarde. Hace poco, la mezquita Imam Alí rehusó marcar distancias de un imam iraní, Mansur Legaei, con el que tenía varios años de relación, y que predicó allí, pero que en 2018 tuvo vetada la entrada en Dinamarca por un plazo de dos años: había escrito en una web musulmana chií que pegar a sus mujeres e hijos podía estar justificado y que la violación conyugal no constituye violación.

El responsable de la mezquita Imam Alí, Mohamed Jani, contestó: “Nunca ha llamado a incumplir la ley en Dinamarca, ni llamado a la violencia”.

En 2017, Dinamarca introdujo varias iniciativas contra los predicadores religiosos que se proponían “socavar las leyes y valores daneses y que defienden sistemas jurídicos paralelos”. Una de esas iniciativas ilegalizaba los discursos en las mezquitas danesas que condonasen la violencia y la violación. “Esto influirá en lo que la gente tolere o no de sus líderes religiosos”, dijo la ministra de Iglesia y Cultura, Bertel Haarder, en su momento.

Lo que al parecer Haarder no estaba teniendo en cuenta era que quizá la “gente” no discrepe de sus “líderes religiosos”, y que por lo tanto estará encantada de “tolerar” los sermones y enseñanzas que en efecto van contra las leyes y valores daneses.

En respuesta a una pregunta parlamentaria sobre la negativa de la mezquita Imam Alí a distanciarse de los sermones que avalan la violencia y la violación conyugal, la ministra de Inmigración e Integración, Inger Støjberg, dijo:

He dicho en varias ocasiones que me gustaría que se cerraran algunas mezquitas en Dinamarca, en concreto las mezquitas movidas por una visión del mundo que se aleja demasiado de la danesa, como demuestra este caso […] Pero el problema de eso […] es: ¿adónde va esta gente? ¿Tenemos más control sobre ellos que si dirigieran una mezquita desde un patio trasero o un sótano? No podemos cerrarlas por sus puntos de vista [holdninger]. Por eso creo que una de las mejores maneras es tener las donaciones [a las mezquitas] bajo control […] Me gustaría que se cerraran algunas mezquitas aquí en Dinamarca. El problema es el siguiente paso, si esos puntos de vista seguirán prosperando. Me preocupa que lo van a hacer.

La negativa de la mezquita Imam Alí a distanciarse del problemático imam es un ejemplo de las dificultades con las que tienen que lidiar las sociedades occidentales: ¿cómo maneja una sociedad unas instituciones religiosas que profesan valores que son opuestos al sistema de valores de la sociedad occidental en la que viven? ¿Cómo se lidia con la influencia que ejercen sobre personas que siguen sus recomendaciones? ¿Y cómo, a su vez, lidia uno con esta influencia sobre Occidente?

 

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[1] Barómetro sobre Integración, 2018, p. 14.
[2] Ibíd., p. 13
[3] En 2006, había 115 mezquitas en todo Dinamarca. A finales de 2017, el número había crecido a aproximadamente 170 mezquitas en total, un aumento de casi el 50% en poco más de una década. Se desconoce cuántas de esas mezquitas han sido aprobadas oficialmente por el Ministerio de Asuntos de la Iglesia.

 

 

Fuente: es.gatestoneinstitute.org