Enlace Judío México e Israel.- El ataque terrorista asesino de la semana pasada refleja la lucha en curso entre judíos y árabes por el control territorial, en el que los palestinos tienen una idea más clara de su objetivo: reducir la presencia física judía en el estado de Israel y Cisjordania a un pequeño gueto,  una “villa en la selva” urbana.

GENERAL DE DIVISIÓN (RES.) GERSHON HACOHEN

El ataque terrorista cometido cerca de Ein Buvin el viernes pasado es algo más que un mal desenfrenado que abate a un padre y sus hijos en una caminata de verano. Los judíos y los árabes no solo están luchando por la libertad de movimiento en los espacios abiertos del país, sino por quién los controla. Esta lucha adopta muchas formas y abarca todos los rincones de la tierra, desde Galilea hasta el Neguev.

Desde la perspectiva palestina, a los judíos se les puede permitir, quizás, existir en sus rascacielos urbanos y participar en sus ocupaciones de cuello blanco en alta tecnología y comercio. Ese es el lugar de los judíos. Los espacios abiertos, por otro lado, los campos, manantiales y pastos, deben controlarlos los árabes.

El ex primer ministro Ehud Barak usó la frase “villa en la selva” para describir la experiencia existencial de Israel, una metáfora que vale la pena examinar. En su búsqueda de seguridad, los judíos existen en espacios rodeados de cercas, un tipo de gueto exclusivo y seguro con límites que no se atreven a cruzar.

A primera vista, la metáfora de “villa en la jungla” representa una perspectiva moderna de alta tecnología que atribuye las luchas por los espacios abiertos de los países a una mentalidad anacrónica del “viejo mundo“. En la práctica, es una continuación directa de la milenaria experiencia judía diaspórica de guetización, la Zona de Residencia (en referencia a la zona permitida por el imperio ruso para asentamiento de los judíos) y la negación de las oportunidades agrícolas y de granja que el sionismo ha tratado de revertir.

A este respecto, el ataque asesino de la semana pasada también apuntó a la promesa del primer ministro Benjamin Netanyahu de que ninguna comunidad judía será desarraigada en ningún acuerdo de paz futuro. Incluso si a estos judíos se les permite permanecer en sus hogares, según su promesa (algo que ningún líder palestino ha aceptado nunca), quedarán atrapados para siempre dentro de sus guetos cercados y fortificados. Los espacios abiertos deben ser dominados por los palestinos.

Esto, al parecer, también forma la base de la idea detrás del acuerdo de paz del presidente Donald Trump.

Durante décadas, los palestinos han entendido la esencia de su lucha mejor que los judíos han entendido la suya. El propósito de la empresa sionista fue claro hace mucho tiempo, y los israelíes serían prudentes en adoptarlo: restablecer el estado y la soberanía plena en la patria ancestral de los judíos en todo su alcance. No en una pequeña “villa en la jungla” urbana y guetizada.

Fuente: BESA Center / Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudío