Enlace Judío México e Israel- “Quiero felicitar a todos por este año nuevo. Más que todo reflexión un poquito que tenemos que agradecer a D-os que nos dio este regalo maravilloso. Que unos días al año que, por tradición, por regla, nos tenemos que detener a reflexionar”.

“Siempre pienso: gracias a D-os que tenemos este día, sino no tendríamos en esta vida tan agitada, en este ritmo que llevamos, con toda esta tecnología con todo el tiempo en WhatsApp, mails, el celular, las computadoras y todo lo que nos absorbe constantemente, tiempo de detenernos un momentito. De buscar el sentido de la vida. ¿Qué es lo que estamos haciendo? ¿Cuáles son nuestros valores? Ver realmente nuestro interior. Justamente ahora que se acerca Rosh Hashaná que es la Cabeza del Año.

Es donde tenemos la oportunidad de inspirarnos para el año. Cuando uno se proyecta y con la mente se programa para atraer lo positivo, lo puede lograr. Es por eso con la cabeza que el comienzo es cuando podemos ver hacia el año y como queremos. ¿Qué queremos hacer este año? ¿Cómo superarnos? ¿Qué queremos darles a nuestros hijos? etc.

Pero este día la Torá le da un nombre muy particular. “Yom Teruá”, el día que se toca el Shofar. No le llamó ‘cabeza del año’, no lo llamó ‘el día del juicio’ porque D-os también juzga al mundo. ¿Por qué se le da esa importancia al shofar?

“Oye ese sonido que sale de tu interior”

La Torá hace énfasis en la importancia de que se toca el shofar. Realmente creo que, hoy más que nunca el shofar nos da un mensaje muy significativo. Oímos muchos ruidos que nos marean, del ruido y del ritmo acelerado que vivimos en la calle. La voz del shofar es algo diferente. El shofar es el cuerno de un animal con un orificio para que salga un sonido tenemos que soplar de nuestro aliento, de nuestro interior.

Eso da un mensaje “Oye ese sonido que sale de tu interior” Cierra tus oídos un poquito de lo que pasa a tu alrededor de lo que te marea el mundo y ve tu interior, ese sonido que sale. Ese sonido lo podemos sacar con muchos sentimientos, pero nuestros, los que sale de adentro de nosotros. No los que recibimos desde afuera que nos llegan de afuera y eso nos convence. Vemos una película, algún mensaje. Las noticias. Eso nos mete en todas las ideas, nos involucran en todo este maratón constante muchas veces sin un sentido sin un fin de perseguir algo. Aquí esa voz que es de nuestro interior. Por eso esa voz que es particular de alguna manera emula la voz de un llanto.

El llanto significa una forma de tener sensibilidad. De sensibilizarnos de las cosas. De reflexionar y que realmente podamos oír ese interior que a veces nos dice “No estamos contentos con nosotros mismos”.

Hay veces sentimos esa enfermedad moderna a la que llamamos “depresión”. Pero no es una depresión, una enfermedad. Al no estar satisfechos, al no llenar nuestro interior con algo espiritual que nutre nuestro espíritu, se siente esa falta que se traduce en que “estoy vacío”, me siento triste porque me falta algo”. Por eso esa voz de llanto, de reflexión me debe llevar a pensar y decir ¿en qué estoy mal y en que debo de superarme? Oír mi interior. Si mi interior me dice que estoy vacío es que me falta algo.

Llenarlo con algo verdadero, una nutrición verdadera. Porque si oímos esos ruidos externos de la calle y los seguimos. Que siempre nos invitan a esa nueva diversión, prueba esta droga nueva, hay una nueva disco. Y esas cosas te van a llenar, te van a hacer feliz y te van a quitar la depresión. Son voces falsas que no van a llenar este vacío.

Por algo lo llamó la Torá Yom Teruá. El día que se toca el shofar, que es el mensaje importante. No sólo por el sonido del shofar sino por lo que encierra. O lo que encierra ese sonido sin palabras.

Símbolos y acciones

Como dije, nuestro aliento y oír nuestra voz interior. Repito como comencé diciendo hoy más que nunca. Hace muchos años la gente podía vivir de forma más relajada, cuando no había toda esta modernidad que tiene sus cosas positivas, tiene sus facilidades. Pero por otra parte también nos marea, nos envuelve y no tenemos el tiempo de hacer una pausa.

Entonces hagámoslo en estos días tan especiales que son los “Aseret Yemei Teshuvá” (diez días de regreso de reflexión)

Arrepentirnos de las cosas negativas. No como buscando una culpa, sino una conciencia. Porque el tiempo se va, se va la vida. Tenemos que trascender dejar una huella. Tenemos que lograr un objetivo. Vivimos para algo. Aprovechemos este regalo que D-os nos da. Que nos obliga unos días a ubicarnos.

Oír la voz de nuestro interior. Pero esa voz hay que oírla para hacer un cambio. Para realmente hacer
caso a ese interior. El interior sabe lo que necesitamos. Cuando sale esa voz del shofar de llanto, de nuestro aliento y nos dice: “algo está mal y no te sientes muy bien contigo mismo porque algo te falta”. Hagámosle caso y vamos a tomar medidas para realmente superarnos y que haya un cambio verdadero este año que se aproxima”.

Ayúdate para que D-os te ayude. Para concluir como se acostumbra desearle Shana Tova. Un año bueno y dulce. Pero todo eso D- os no va a ayudar a lograrlo. Para lograr esas bendiciones cuando uno quiere lograr tener salud,
bienestar, tranquilidad, felicidad, larga vida, calidad de vida, etc. Aquí sí, ayúdate para que D-os te
ayude. Seamos receptores de esa bendición. Hagamos nuestra parte desde Rosh Hashaná, la cabeza del año, proyectándonos para atraer lo positivo.

Actuemos de forma positiva. Démosle más tiempo a nuestra familia. Transmitamos más valores: así si vamos a ser merecedores y receptores de toda es bendición que D-os nos quiere mandar nada más tenemos que poner el recipiente para recibirlo. Inspirarnos que D-os mediante que este año vamos a traer todas estas bendiciones.

Para eso eso son los símbolos: comemos manzana con miel, cabeza de pescado o de animal, granada. Simbolizando para inspirarnos: al sentir el sabor decimos quiero atraer la miel, lo dulce.

Lo quiero con acciones: inspirarnos y que D-os mediante nos mande a todos nosotros un año de tranquilidad, que haya paz en el mundo, que haya bienestar, que haya superación, éxito y salud con nuestras familias. Amén y muchísimas felicidades. ¡Shaná Tová a todos!