Enlace Judío México e Israel – Jerusalén debe liderar la diplomacia mundial contra Turquía por su invasión de Siria y proporcionar toda la ayuda humanitaria que pueda a los kurdos; además, el abandono del pueblo kurdo por parte de Estados Unidos debe ser una lección de la inconstancia de Trump.

URI HEITNER

El pueblo kurdo es una minoría de Oriente Medio que ha sufrido siglos de persecución. Israel los ha considerado durante mucho tiempo como aliados y ha proporcionado armas y entrenamiento a sus organizaciones militares.

Ahora el pueblo kurdo está bajo el salvaje y brutal ataque del dictador turco Recep Tayyip Erdogan y sus fuerzas armadas, e Israel debe defender a sus amigos.

Los kurdos, aliados de Occidente y Estados Unidos en su lucha contra el Estado Islámico, han sido abandonados por los norteamericanos y están solos contra esta fuerza intolerable.

El genocidio armenio ocurrió en el pasado de Turquía, durante el Imperio Otomano, y resulta improbable que Erdogan tenga reparos en llevar a cabo acciones similares.

Cuando un dictador antisemita enemigo de Israel ataca con maldad a nuestros amigos, ¿qué debemos hacer?

Israel no debe intervenir militarmente en Siria. No es una superpotencia y no le corresponde ser el policía de Oriente Medio.

Israel se ha visto envuelto desde su creación en una dura y sangrienta lucha. Hoy en día, la mayor amenaza es Irán en tres frentes distintos -Siria, Líbano y la Franja de Gaza-, así como el terrorismo en Cisjordania.

Como resultado, Israel no puede permitirse el lujo de librar una guerra no defensiva. Ya lo ha hecho una vez en nombre de los cristianos libaneses, y eso no terminó bien, por decir lo menos.

Pero Israel debe liderar una lucha política a nivel mundial contra Turquía y por los kurdos.

Israel debe plantear la cuestión en las Naciones Unidas y en cualquier otro organismo internacional, y avanzar hacia la imposición de sanciones contra Turquía.

Los embajadores de Israel en todo el mundo deben enviar un mensaje a sus países anfitriones y pedirles condenar a Turquía.

Israel debe exigir una acción directa, como romper relaciones diplomáticas con Turquía.

Además, como país humanitario, Israel es capaz de proporcionar toda la ayuda que pueda a los kurdos.

Esta invasión turca en Siria no se habría lanzado si los norteamericanos no hubiesen abandonado a los kurdos a su suerte.

Estados Unidos ha demostrado ser un aliado débil, un hecho que debe impulsar a Israel a reconsiderar su dependencia de él, sobre todo mientras Donald Trump esté en la Casa Blanca.

Durante su campaña electoral, Trump expresó dos lemas contradictorios: “America First” y “Make America Great Again”.

“America First” la mantra tradicional de los aislacionistas de principios del siglo XX, aunque la grandeza de Estados Unidos se alcanzó en su apogeo como superpotencia.

El abandono de los kurdos es la encarnación de “America First”, mientras que Trump sigue insultando al pueblo kurdo, incluso culpándolo por no participar en los desembarcos de los aliados en Normandía durante la Segunda Guerra Mundial.

Trump sigue proyectándose como lo opuesto a su predecesor Barack Obama, pero no es más que una continuación de la política de Estados Unidos de darle la espalda a sus aliados en Oriente Medio.

Obama se alejó del ex gobernante egipcio Hosni Mubarak y de Israel con su política de apaciguamiento hacia Irán y el acuerdo nuclear con Irán.

Trump está dejando innecesariamente a los kurdos a su suerte mientras continúa su política de apaciguamiento hacia el dictador turco.

Aunque Trump es un gran amigo de Israel, un amigo que ha tomado decisiones sin precedentes por el bien de Israel, es inconstante e inesperado en su forma de pensar y podría encenderla en cualquier momento.

La lección que Israel debe aprender de los kurdos es que no puede confiar en nadie más que en sí mismo y que no debe comprometer ninguna parte de su seguridad.

Fuente: Ynet / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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