Enlace Judío México e Israel.- La retirada estadounidense hace de Rusia el nuevo árbitro de los intereses de todos, incluidos los de Israel.

JONATHAN SPYER

Dando a Turquía una luz verde para invadir el norte de Siria, EE.UU terminó el equilibrio de fuerzas en el Medio Oriente con un solo golpe. Rusia es el mayor ganador.

El ataque turco, lanzado en conjunto con los grupos islámicos árabes suníes en el norte de Siria, tuvo efecto predecible de causar que los aliados de antaño de Washington soliciten la ayuda de Bashar Assad. Unos 150,000 civiles kurdos ya habían huido de sus hogares para escapar del avance del ejército turco y sus satélites islámicos.

Assad ya ha desplegado sus fuerzas en Tal Tamr, Manbij, Tabqa y Kobani—ciudades anteriormente bajo el control exclusivo de las fuerzas kurdas. Han comenzado a filtrarse detalles del acuerdo propuesto, cimentando la rendición de los kurdos sirios ante Assad. La ofensiva kurda continúa pero ha hecho poco progreso. Estados Unidos está aún extrayendo a sus fuerzas y moviéndolas a la seguridad del Kurdistán iraquí.

Vladimir Putin es ahora el árbitro estratégico indispensable en Siria. Ninguna de las piezas restantes en el tablero de ajedrez roto puede moverse sin la mano de Putin. El régimen de Assad debe su supervivencia a la intervención aérea de Moscú en septiembre del 2015. Este periodista y otros que han pasado tiempo en Damasco destacan la impunidad con la cual personal de seguridad y otros rusos se conducen. Ellos están efectivamente más allá del alcance de las autoridades locales.

Moscú ha cooptado a comandantes importantes dentro de las fuerzas de seguridad sirias. El poderoso y prominente Coronel Soheil Hassan, comandante de las Fuerzas Tigre, es principal entre ellos. Otro aparte del mismo Assad, el Cnel. Hassan fue el único comandante sirio invitado a reunirse con el presidente Putin cuando él visitó la base aérea rusa en Khmeimim a fines del 2017 para celebrar las victorias drásticas de ese año contra el Estado islámico.

Rusia también tiene sus propias fuerzas insertas en el Ejército Árabe Sirio, notablemente en el 5° Cuerpo de Ataque. Danny Makki, un analista sirio-británico con contactos en el gobierno sirio, informó el lunes que el detalle del acuerdo entre Assad y los kurdos incluye una disposición para “la abolición de las FDS”—las Fuerzas Democráticas Sirias lideradas por los kurdos—“con todas las fuerzas y grupos militares kurdos actuales uniéndose al 5° Cuerpo de Legión de Ataque bajo control ruso.”

Vale la pena pausar por un instante para considerar lo que esto significa. Las FDS constan de unos 100,000 combatientes expertos. Hasta esta semana fue la única fuerza armada capaz de operar al este del Éufrates. Desde fines del 2015, cuando las Fuerzas Especiales de EE.UU ayudaron a parir la alianza, las partes constituyentes de las FDS—las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG) tanto como las fuerzas cristianas asirias y las milicias tribales árabes—han luchado bajo una bandera única. En la campaña para recuperar territorio del Estado Islámico, las FDS han sido el actor decisivo y el socio de elección de EE.UU en el terreno. De pronto este poderoso ejército parece estar quedando bajo control ruso.

Los kurdos aun operan su administración civil al este del Éufrates. Su esperanza desamparada es salvar y mantener tanto como pueden de la autonomía que han construido dolorosamente desde el año 2012. Los regímenes baazistas—el de Assad tanto como el de Saddam Hussein —se caracterizan por actitudes imperdonables hacia los proyectos separatistas étnicos, y especialmente los de los kurdos. Pero el partido gobernante kurdo en Siria oriental mantiene una oficina en Moscú. Tales esperanzas dependerán de Rusia. Nadie más está disponible.

Turquía también dependerá de Rusia para mantener su proyecto en el norte de Siria. No está claro si hubo conocimiento ruso previo de la operación turca. Pero provocando la partida de Estados Unidos y luego el ataque de los kurdos para abrazar a Assad, la acción de Turquía dio dos regalos a Moscú largamente esperados.

Como el árbitro de facto, sin embargo, Rusia ahora enfrenta una tarea difícil. Debe ponerse firme contra un proyecto turco muy ambicioso que podría provocar caos e incluso una guerra entre Assad y los turcos al este del Éufrates. Al mismo tiempo, Moscú se dirige a permitir a Turquía ganancias suficientes para acelerar su alejamiento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y hacia el alineamiento con Rusia.

Para lograr esto, los rusos deben primero intimidar y luego acomodar parcialmente a los turcos. Moscú ha arreglado esta maniobra delicada al oeste del Éufrates durante los últimos dos años. Ahora intentará hacerlo en el lado este mientras los estadounidenses se dirigen a la salida.

Luego está Israel—e Irán. Con los estadounidenses partiendo (excepto por una presencia residual en al-Tanf), el control estadounidense de facto de los cielos de Siria oriental también terminará. Las FDS están pidiendo una zona rusa de exclusión aérea sobre Siria oriental para proteger a los kurdos de la fuerza aérea turca.

Si Israel desea continuar su guerra clandestina contra las transferencias de armas iraníes y su creación de infraestructura en Siria, podrá hacerlo sólo con permiso ruso, en un escenario en el cual la mano de Moscú ahora es profundamente más fuerte. Esperen una ruta de ida y vuelta abarrotada a Moscú para quien sea que surja como primer ministro de Israel.

Assad, los kurdos, Turquía e Israel todos dependen ahora de la aprobación de Moscú para promover sus intereses en Siria. Este resultado ha sido sellado por la ganancia repentina inesperada de esta semana, todo sin el disparo de una sola bala rusa. Todos los caminos a Siria ahora pasan a través de Moscú. Putin difícilmente podría pedir más.

 

 

*Jonathan Spyer es director del Centro de Medio Oriente para Información y Análisis y un miembro investigador en el Instituto Jerusalén para Estrategia y Seguridad y en el Foro de Medio Oriente.

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México