Enlace Judío México e Israel.- Se da la tercera llamada…

Nuestro personaje recibe una carta, así como un video, de un buen amigo, Emanuel Goldfbard, la carta va más o menos así:

“Emanuel falleció hace unas semanas a causa de un cáncer pancreático fulminante. Pero usted debe saber que, desde el momento en que se enteró, el Dr. Goldfarb abandonó todas sus labores como periodista y se dedicó a escribir la obra de teatro que le estoy haciendo llegar. La obra se titula Un judío común y corriente, en alemania, hoy. Él la escribió en español, un idioma que no dominaba, con la idea de que usted la representará. Supongo que usted podrá comprender por qué”.

“Un judío común y corriente” es un fascinante monólogo alemán adaptado ingeniosamente a la realidad mexicana, en donde a partir de una carta de un amigo recién fallecido, nuestro personaje,  o mejor dicho, nuestros personajes: Enrique Singer y Alberto Lomnitz – alternando funciones como actores y directores- intentan explorar la intricada esencia de su cultura, religión y tradiciones al plantear la inquietante pregunta que ha obsesionado a lo largo de la historia a los judíos:  ¿Puede un individuo escapar de su historia?

Se trata de un viaje al interior de uno mismo, en donde se plantea que, pese a ser tan diferentes somos casi iguales, o al revés: que pese a ser casi iguales somos tan diferentes.

La obra es una adaptación de la película alemana “Ein ganz gewöhnlicher Jude” escrita por Charles Lewinsky y dirigida por Oliver Hirschbiegel, misma que se exhibió comercialmente en 2005, curiosamente esta película fue programada en 2007, en la 5ta edición del Festival Internacional de Cine Judío en México.

Arón Margolis, fundador del Festival y productor de la obra, hace un par de años estaba buscando un proyecto de teatro para financiar a través de Efiteatro y recordó esta película, por lo que comenzó la gestión para comprar los derechos para montar la obra en México, ahí descubrió que la película ya había sido adaptada a obra de teatro por el mismo Charles Lewinsky y adaptada al español por Lázaro Droznes y que se ha presentado exitosamente en Buenos Aires por cuatro temporadas, razón de más para montarla aquí en México, al proyecto se sumaron Enrique Singer y Alberto Lomnitz. Lomnitz junto con Daniel Goldin se encargaron de la adaptación de la obra para “mexicanizarla”, así mismo se sumaron Matías Gorlero en el diseño de espacio e iluminación y Andrea Salmerón Sanginés en el diseño de producción de la obra.

Alberto Lomnitz se identificó mucho con el personaje ya que al igual que él se trata de un judío “ateo”, y es que en un principio el personaje no es nada religioso, pero conforme avanza el texto se va descubriendo que independientemente de esto, tiene muy arraigadas sus raíces judías.

Enrique Singer explica que además de que ambos conectan con el personaje, la idea de que Lomnitz lo dirija a él y él a Lomnitz y estar los dos en escena, lo convierte en un experimento fascinante, hemos colaborado en proyectos juntos y tenemos una amistad de años, pero este proyecto es muy singular y esa es otra de las razones por las que le pareció muy interesante participar en esta obra, además de que se trata de la primera vez en la que ambos hacen un monólogo.

¿Puedes ser cristiano y no creer en Cristo?

¿Puedes ser budista y no creer en Buda?

La respuesta es no, pero al parecer sí puedes ser judío y no ser religioso.

“Me interesa la universalidad de la obra, es decir pertenecer a un lugar ¿hasta qué punto nos sentimos tan mexicanos? ¿qué significa ser mexicano? realmente también nosotros tenemos grandes cuestionamientos acerca de nuestra pertenencia a este país –unos más, otros menos- a mi lo que me interesa es esa reflexión sobre la universalidad del ser humano, más que su particularidad en un lugar, en una cultura, como se expande el espíritu del ser humano y a final de cuentas en todos los países en todas las culturas se refleja una historia parecida, gente que dejo de pertenecer a una comunidad, pero se siente parte de esa comunidad”: Enrique Singer.

“La obra es fascinante, es un ensayo muy interesante que toca temas apasionantes, no conozco a nadie que haya leído la obra o haya visto la película y que no le parezca fascinante”: Alberto Lomnitz.

“Un judío común y corriente” con Enrique Singer y Alberto Lomnitz -alternando funciones como actores y directores- se presenta a partir del 4 de octubre hasta el 1 de diciembre, en el Teatro Milán, Foro Lucerna, los viernes 20:30 hrs. sábados 18:00 y 20:00 hrs. y domingos 18:00 hrs.

¿Ser diferentes o ser iguales?… Esa es la cuestión