Enlace Judío México e Israel – Teherán está desplegando misiles de largo alcance en Yemen, inclinando la balanza de la disuasión y poniendo en alerta máxima a la Fuerza Aérea de Israel.

AMOS HAREL

Antes de que la nueva investigación policial contra sus asesores dominara los titulares, Benjamín Netanyahu hizo un interesante anuncio relacionado con la seguridad. En una rueda de prensa conjunta con el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, reveló que Irán ha colocado misiles de largo alcance en Yemen para atacar a Israel.

Cada nueva pieza de información relacionada con la seguridad en estos días debe verse con algo de escepticismo. Los diversos intereses detrás de la revelación de las amenazas iraníes son bastante claros. Muchos altos funcionarios que discuten la grave situación regional tienen un objetivo bastante transparente, un gobierno de unidad. Cada uno tiene sus propios motivos, y cuanto más grave sea la situación de seguridad, mayores serán las posibilidades de formar tal gobierno.

Para Netanyahu, podría ser una forma de mantenerse en el poder, a pesar de su segundo fracaso electoral. Para el líder de Kahol Laván, Benny Gantz, es una oportunidad, que parece preferir, de compartir la responsabilidad de dirigir el país. Para el presidente de Israel, Reuven Rivlin, es la solución que volverá a encarrilar el sistema político, y quizás acelere el comienzo del fin de la era de Netanyahu. Y el jefe del Estado Mayor, Aviv Kohavi, necesita desesperadamente que el país salga de la parálisis política para avanzar en el plan plurianual del las FDI, parte del cual está destinado a responder a las nuevas amenazas planteadas por Irán y los diversos grupos que inspira.

Sin embargo, la nueva información sobre el Yemen es significativa e importante. Representa la otra mitad del cuadro de amenazas que hasta ahora no se habían revelado al público. Oficiales de inteligencia advirtieron el mes pasado de la posibilidad de que Irán intentara atacar a Israel desde las bases que ha establecido en el oeste de Irak con misiles crucero o drones y la ayuda de las milicias chiítas que opera. Parece que el segundo escenario se refiere al Yemen. Teherán proporcionó a los rebeldes hutíes aviones no tripulados y misiles Scud, que han utilizado en los últimos años para atacar aeródromos e instalaciones petrolíferas en Arabia Saudita. Ahora, según la revelación de Netanyahu, se han añadido misiles balísticos de largo alcance al arsenal iraní en el Yemen.

Debido a que la distancia entre el norte del Yemen y Eilat en el sur de Israel, es de más de 1.800 kilómetros, posiblemente se trate de misiles Khorramshahr, derivados de misiles Musudan de Corea del Norte. La versión original tiene un alcance de unos 4.000 kilómetros. Informes de medios extranjeros indican que los iraníes aumentaron el peso de la ojiva en unos 500 kilogramos, hasta situarlo entre 1.500 y 2.000 kilogramos, y disminuyeron su alcance a 2.000 kilómetros. En el juego entre el alcance y el peso de una ojiva, Irán es capaz de alcanzar numerosos blancos en el sur de Israel desde el Yemen.

Los misiles iraníes pueden llegar a Israel desde Irán también, por supuesto. Pero el despliegue de misiles de largo alcance en Yemen no sólo permitió a Teherán disparar contra Arabia Saudita en el pasado, sino que también indica que está preparando otra opción. Este es el plan que Netanyahu reveló, en parte con detalle, esta semana, y el panorama regional es cada vez más sombrío. Está el declive del interés estadounidense en Oriente Medio; la decisión de la administración de Trump de abandonar a los kurdos en el norte de Siria a la misericordia (inexistente) de los turcos; la ausencia de una respuesta de Estados Unidos a las provocaciones de Irán en el Golfo Pérsico, entre ellas, el ataque con drones y misiles de crucero contra las instalaciones petrolíferas saudíes; la confianza que Irán demuestra, junto con su capacidad operativa en Arabia Saudita, y en consecuencia, la necesidad de Israel de aumentar sus preparativos defensivos contra los misiles de crucero, que se detectan de forma distinta a los misiles balísticos.

El primer ministro habla en foros cerrados en términos casi apocalípticos sobre la posible confrontación con Irán. Al parecer, Netanyahu se basa, entre otras cosas, en las evaluaciones de inteligencia de que los iraníes decidieron establecer un nuevo equilibrio de disuasión mediante el cual responderá a cualquier otro ataque israelí contra sus bases y envíos de armas en el frente norte. Es posible, por supuesto, que los problemas legales y políticos de Netanyahu influyan en sus evaluaciones, pero es difícil ignorarlo todo. Las FDI y la fuerza aérea en particular siguen en alerta máxima. Los residentes que viven cerca de una base de la fuerza aérea seguramente lo han notado en las últimas semanas.

Sin embargo, la tensión entre Israel e Irán no depende únicamente en un posible intercambio de fuego entre ambos países. Los iraníes también se ven influenciados por otras consideraciones. En los dos países donde Teherán tiene una enorme influencia, Irak y Líbano, se han producido oleadas de protestas masivas sin precedentes, que llevaron al primer ministro del Líbano Saad Hariri a anunciar su renuncia el martes.

El anuncio preocupa a Hezbolá, socio de Hariri en el gobierno, a pesar de la participación del grupo en el asesinato de su padre Rafik en 2005. Estas limitaciones -la estabilidad del régimen iraquí también está en peligro – podrían quebrantar la confianza del régimen de Teherán y quizás, en determinadas circunstancias, incluso frenar la política de escalada que ha emprendido contra Israel recientemente.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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