Enlace Judío México e Israel.- El Presidente Trump anunció en una declaración sorpresiva el miércoles que Estados Unidos  levantaría todas las sanciones impuestas sobre Turquía por su reciente ­ofensiva contra combatientes kurdos en el noreste de Siria. El presidente afirmó que se habían reunido todas las condiciones para quitar las medidas punitivas y declaró “permanente” el cese del fuego entre las fuerzas kurdas y Ankara.

JONATHAN SCHANZER

El presidente renunció así al último pedacito de influencia que teníamos con los turcos.

El hombre fuerte de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, el miércoles subsanó un acuerdo con su homólogo ruso, Vladimir Putin, para asociarse en dominar la región y buscar la limpieza étnica de los kurdos del norte de Siria — muchos de quienes combatieron con la coalición occidental contra el ISIS.

La crisis comenzó la semana pasada cuando Trump acordó apresuradamente en una conversación telefónica con Erdogan quitar todas las tropas de EE.UU de la región. Cuando se volvió claro que Erdogan vio esto como una luz verde — un término que la Casa Blanca rechaza — el Tesoro de EE.UU impuso sanciones sobre los ministerios turcos de defensa y energía y tres de los altos funcionarios del país. La Casa Blanca dejó en claro que podrían llegar más sanciones si Ankara no restringía a su ejército.

Con las tensiones corriendo, el Vicepresidente Mike Pence visitó Ankara y obtuvo un acuerdo de alto el fuego de cinco días con Erdogan. Pero los enfrentamientos esporádicos entre las fuerzas turcas y kurdas continuaron. Entonces, el miércoles, Erdogan viajó a Sochi donde se reunió con Putin. Los dos acordaron quitar a los militantes kurdos de una gran porción de la frontera la semana siguiente. En el proceso, Estados Unidos fue dejado fuera de determinar el futuro de la región; Putin surgió como el claro ganador.

El presidente ahora dice que levantará las sanciones contra Turquía “a menos que suceda algo con lo que no estemos felices.” Esto implica que el presidente está en cierta forma bien con la situación actual — las operaciones militares turcas contra nuestros socios kurdos y Putin tomando territorio crucial en el Medio Oriente. Como mínimo, la remoción de las sanciones priva a Estados Unidos de influencia muy necesaria para asegurar que Turquía se comporte como un aliado.

La verdad es que Turquía no ha actuado como un aliado de EE.UU por bastante tiempo. El régimen de Erdogan desempeñó un rol crucial en un esquema masivo de violación de sanciones que ayudó a Irán a embolsar u$s20 mil millones en efectivo y oro entre el 2012 y el 2015.

Ankara se rehúsa a admitir su rol, a pesar del hecho que un banquero turco fue encontrado culpable en un tribunal de New York en el 2018. De hecho, después de cumplir su sentencia, Mehmet Hakan Atilla fue nombrado hace poco para dirigir la Bolsa de Valores de Estambul — un claro dedo en el ojo de Trump. Pero el presidente no parece estar muy preocupado.

Tampoco el presidente parece molesto por el hecho de que Turquía sirva como un facilitador clave para el grupo terrorista palestino Hamás. El Tesoro de EE.UU ha estado sancionando al grupo terrorista por todo el Medio Oriente, incluso en Turquía. Pero Erdogan no ha hecho nada para detener esta actividad. Nuevamente, el presidente no parece terriblemente preocupado.

Erdogan también ha desafiado a Washington al adquirir el sistema de defensa de misiles S-400 de Rusia este año, aun después de que funcionarios de EE.UU advirtieron que hacerlo provocaría sanciones. Fue un movimiento extraño para un aliado de la OTAN, por decirlo suavemente.

Las ambiciones de Erdogan de armar a Turquía van más allá de sólo el S-400. Sin embargo, el mes pasado declaró el deseo de Turquía de unirse a las filas de los Estados que poseían armas nucleares.

Como bien sabe Trump, las sanciones son una de las herramientas más eficaces y poderosas que posee Estados Unidos. Los turcos las probaron el año pasado cuando Trump impuso sanciones sobre altos funcionarios cuando retuvieron al pastor estadounidense Andrew Brunson bajo cargos falsos. Los turcos pronto cedieron.

Las sanciones impuestas el 14 de octubre fueron posiblemente la mejor influencia del Vicepresidente Pence en las negociaciones de cese del fuego la semana pasada en Turquía. Y serían nuestra mejor influencia ahora para asegurar que los turcos lleven su incursión en Siria a una conclusión rápida.

Menos mal que esta decisión es reversible. El presidente puede reimponer sanciones a su discreción. Y el Congreso parece haber preparado un paquete propio. Si no toma acciones por su cuenta, Trump debe al menos hacerse a un lado para el Congreso, como hizo con los turcos cuando invadieron Siria.

 

*Jonathan Schanzer es vicepresidente principal en la Fundación para la Defensa de las Democracias.

 

Fuente: New York Post
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México