Enlace Judío México e Israel – El sábado 9 de noviembre, en el marco de La Ciudad de las Ideas, el cineasta Guy Nattiv, ganador del premio de la Academia a Mejor Cortometraje, ofreció la conferencia “Hablemos de cine”. En entrevista, nos habla de cómo su abuelo, sobreviviente del Holocausto, lo educó para luchar contra el racismo.

Con SKIN, el cineasta israelí Guy Nattiv ganó el Oscar a Mejor Cortometraje de Ficción en 2019. La cinta, que resalta por su crudeza, retrata la vida de un supremacista blanco que sufre, literalmente en carne propia, los efectos del racismo. Para Nattiv, esta película es el resultado de un proceso de vida, de educación, que comenzó con su abuelo.

“Mi abuelo, al principio, cuando apenas llegó a Israel, no quería escuchar nada que sonara alemán. No compraba cosas alemanas, las evitaba y pensaba que ellos eran las peores personas del mundo. Pero cuando la Guerra de los Seis Días ocurrió y Alemania nos dio armas y máscaras antigas, él cambió de parecer”, dice en entrevista exclusiva tras presentar su ponencia en La Ciudad de las Ideas.

El cineasta, radicado en Estados Unidos, dice que su abuelo, conforme envejecía, lo educó para aceptar al otro, para dialogar y para darle una oportunidad de redención a quienes actúan mal. Fue tan fuerte la influencia de su abuelo que a él está dedicado el cortometraje ganador del premio de la Academia.

Sobre la reacción del público que ve la película, Nattiv dice: “Creo que les afecta mucho y que mucha gente entiende el mensaje. En la Torá hay un mensaje que dice “Si nuestros padres comen frutos en mal estado a sus hijos se les pudrirán los dientes”, lo que significa que lo que les enseñes a tus hijos terminará golpeándote. Entonces creo que la gente entiende que todo se trata de educación. Tenemos que ir a las generaciones jóvenes, a los niños y a los adolescentes, a los que todavía les puedes enseñar, porque cuando tienes 40 o 50 ya es demasiado tarde.”

Como residente de Estados Unidos, Nattiv ha convivido tanto con judíos como con mexicanos, y piensa que ambos pueblos enfrentan los mismos problemas en el país gobernado por Trump.

“Creo que los judíos y los mexicanos se parecen porque siempre somos extranjeros en diferentes países. Nos encontramos en Los Ángeles, nos encontramos en distintos países pero sentimos que tenemos la misma vibra, somos muy cálidos y muy orientados a la familia, y combatimos el mismo racismo, especialmente en Estados Unidos. Ellos odian a los mexicanos y a los judíos y a los afroamericanos de la misma manera. Entonces, creo que tenemos la misma fe y la misma meta de estar con nuestras familias, protegerlas y luchar contra el racismo.”

La investigación que realizó Nattiv para hacer su cortometraje lo llevó al Estados Unidos profundo, donde pudo ver de cerca la cara más cruenta de una sociedad racista y armada. “Hice la investigación antes de que Trump fuera elegido, durante tres o cuatro años. Entonces fui a todos esos lugares, Ohio, Indiana, y vi que había más de dos o tres skinheads, mucho fascismo, y supe que una vez que Trump fuera elegido —y de hecho predije que lo sería—, el patio trasero de Estados Unidos se convertiría en el patio frontal y alzaría la cabeza y empezaría a actuar sin vergüenza.”

Sobre la situación política de su natal Israel, cuyo líder, Benjamín Netanyahu tiene en Donald Trump a un férreo aliado, el cineasta opina que “que no hay nada bueno desarrollándose con Bibi (Netanyahu); siento que nada bueno puede venir de este régimen. Espero que Benny Gantz sea capaz de establecer un gobierno. Creo en él, me parece que es un buen hombre”, y agrega que en EU,  Trump será presidente otra vez.

 

Una película sobre la justicia

“Cuando le muestro la película a afroamericanos dicen “sí, es la venganza perfecta”. Yo creo que nunca es como la justicia completa, ¿sabes?, nuca es la justicia perfecta pero… (la película) es acerca de un hombre blanco y racista que aprende lo que es el racismo en carne propia. Creo que esa es la mejor manera de enseñarle a alguien quién es exactamente.”

Agrega: “La justicia depende de quien la mira. Todo mundo tiene su propia idea de justicia. Para mí no se trata de justicia sino de qué aprendemos de eso. El mensaje. Cuál es el mensaje de la película. Y el mensaje es que si le enseñas a tus hijos a ser racistas y a usar armas eso se revertirá en tu contra en algún momento de la vida.”

El cineasta parece tener muy claro que, para cambiar al mundo, hay que educar a los niños de otra manera. “Los niños son como esponjas, yo tengo una hija de año y medio y es como una esponja, todo lo que le enseño lo repite. Vivimos en un tiempo muy loco y todo se trata de nuestros hijos, la siguiente generación, y si les seguimos enseñando a odiar y a usar armas como hacen en Estados Unidos, donde cada niño puede tener un arma hoy en día, habrá un círculo de violencia. Ese es el mensaje de la película y espero que llegue al público.”

 

Sigue creyendo en la paz

Para Guy Nattiv, la situación en Israel no es muy distinta a la que se vive en el Estados Unidos de la era Trump. “Israel es un país muy racista también. (Basta ver) la forma en que tratamos a los etíopes, la manera en que tratamos a los rusos, la manera en que tratamos a los árabes, la manera en que tratamos a los palestinos, los encerramos en Gaza… creo que Israel es un microcosmos de Estados Unidos, tenemos los mismos problemas, estamos ocupando otro país, otro pueblo, y pienso que hay otro camino posible. Pienso que necesitamos hacerlo de otra manera porque no podemos seguir haciendo lo mismo, no podemos vivir sobre nuestras armas toda la vida. Como niño en Israel, viví seis o siete guerras (…) eso no es vida.”

A pregunta expresa sobre qué camino tomar, sobre qué opción existe, Nattiv es claro: “La opción es, citando a Shimon Peres, “haz la paz con tus enemigos, no con tus amigos”. Si tenemos que hablar con Hamás, hablemos con Hamás.”

Recuerda que “Sadat quería borrar a Israel del mapa y, después de la Guerra de Yom Kipur, tuvo la visión y el coraje para hacer la paz. Era nuestro peor enemigo, nos quería destruir (…). Entonces creo que necesitamos líderes que tengan el arrojo y la visión para hacer este movimiento imposible. Yo todavía creo en la paz. Todavía creo que podemos alcanzarla. Pero encerrarlos (a los palestinos) en Gaza y conquistarlos y controlar a tres o cuatro millones de personas no es la solución.”

La solución, dice Nattiv, “es comenzar a entender qué quieren y dialogar. No digo que sea fácil pero por lo menos deberíamos de empezar a comunicarnos, a dialogar. Desde luego hay gente muy extremista con la que no puedes hablar pero también hay un pueblo palestino que quiere su propio país, que quiere libertad. Entonces, hay un camino.

 

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