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El neonazismo está cobrando fuerza de nuevo, no sólo en Alemania, sino incluso en países que lucharon contra el Tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial. Pero la historia de su reaparición es larga.

ANDRÉ MOUSSALI

Dos de sus principales tendencias se dieron en Estados Unidos, con seguidores como Francis Parker Yockey, quien era fundamentalmente antiamericano y abogó por un nacionalismo paneuropeo; y George Lincoln Rockwell, un conservador estadounidense.

Yockey escribió en 1949 “Imperium: the philosophy of history and politics”, dedicado al “héroe del siglo XX” (Adolph Hitler), y fundó el Frente Europeo de Liberación. Él estaba más interesado en el destino de Europa que en el de Estados Unidos y, con este fin, abogó por una Alianza Nacional Bolchevique. Era afín al nacionalismo árabe, en particular a Gamal Abdel Nasser, y también vio como algo positivo la revolución cubana de Fidel Castro, al cual visitó en la isla. Yockey fue perseguido constantemente por el FBI y arrestado en 1960, antes de suicidarse. Sus mayores simpatizantes fueron el Partido Nacional del Renacimiento y el Lobby de la Libertad de Willis Carto.

Rockwell se politizó primero en el anticomunismo, y también se opuso a la integración racial, antes de convertirse en antijudío. En 1959 Rockwell fundó el Partido Nazi Americano e instruyó a sus miembros a vestirse con camisas marrones, al estilo de los nazis, mientras ondeaban la bandera del Tercer Reich. Posteriormente se integró a ellos un adolescente llamado David Duke, y luego también William Luther Pierce, de la Alianza Nacional.

En 1961, Rockwell y Colin Jordan, del Movimiento Nacional Socialista Británico, fundaron la Unión Mundial de Nacionalsocialistas. La “socialité” francesa Françoise Dior (familiar de Christian Dior) estuvo involucrada románticamente con Jordan, con quien se casó vistiendo un uniforme nazi. Después de una ceremonia civil en Coventry, manifestantes arrojaron huevos podridos y manzanas a la pareja, mientras esta hacía el saludo nazi. Dior y Jordan tuvieron una segunda boda el 5 de octubre de 1963 en 74 Princedale Road, Londres W11, la antigua casa de Arnold Leese. Fotografías e imágenes de noticieros los mostraron en la ceremonia mezclando sangre de cortes en sus dedos anulares sobre una copia de Mein
Kampf.

Dior declaró: “Todo lo que quiero son pequeños niños nazis”. Sin embargo, un mes después de su luna de miel, Dior-Jordan (como ahora se llamaba a sí misma) regresó a Francia habiendo “deslindado algunas diferencias ideológicas”, y también desilusionada por la falta de liderazgo de su esposo, al que despidió como “un don nadie de clase media”.

El Movimiento Nacional Socialista vestía un uniforme muy parecido a las SS (las Guardias Nazis), y estuvo involucrado en conflictos callejeros con el Grupo Judío 62.

En la década de 1970, la participación de Tyndal (ayudante de Jordan) en el neonazismo volvería a perseguir al Frente Nacional, que intentaba sobreponerse a una ola de populismo contra la inmigración y preocupaciones sobre el declive nacional británico. En 1967, Rockwell fue asesinado por un exmiembro descontento.

En la España de Franco, cientos refugiados de las SS, especialmente Otto Skorzeny, Leon Degrelle y el hijo de Klaus Barbie (el Carnicero de Lyon), se asociaron con CEDADE (Circulo Español de Amigos de Europa) una organización que difundió la apologética del Tercer Reich en Barcelona. Estos grupos se cruzaron con los defensores neonazis de Marc Fredriksen, y los de Salvador Borrego en México.

En Alemania, los diversos movimientos nostálgicos del Tercer Reich se unieron alrededor del Partido Nacional Demócrata en 1964; y en Austria, en 1967, al Partido Nacional Demócrata Austríaco, uno de los principales simpatizantes del antiguo partido Nacional Socialista de los Trabajadores alemán, aunque ambos públicamente más cautelosos que sus grupos anteriores.

En esos años los neonazis se dedicaron a negar el Holocausto; es decir la afirmación de que seis millones de judíos habían sido exterminados deliberada y sistemáticamente como una política oficial del Tercer Reich. Y Adolf Hitler volvió a cobrar más prominencia dentro del
neonazismo en la década de 1970. Antes de esa fecha, la negación del Holocausto ya existía entre los neonazis, pero no se había sistematizado como una teoría con canon bibliográfico.

Pocos de los principales teóricos de la negación del Holocausto (que se autodenominan “revisionistas”) pueden clasificarse indiscutiblemente como neonazis (aunque algunos trabajos como los de David Irving presentan una visión claramente comprensiva de Hitler y el editor Ernst Zündel estaba profundamente vinculado con el neonazismo internacional).

Sin embargo, la principal motivación de los neonazis al negar el Holocausto era su esperanza de que les ayudara a rehabilitar su ideología política a los ojos del público en general. ¿Seis millones realmente murieron? (1974), de Richard Verrall, y The Hoax of the Twentieth Century (1976), de Arthur Butz, son ejemplos conocidos de este material de negación.

A finales de la década de los 70, una subcultura británica se asoció con el neonazismo: los Cabezas Rapadas, que proyectaban una imagen ultra masculina, cruda y agresiva, con referencias a la clase trabajadora. Algunos de los Skinheads se unieron al movimiento británico de Michael McLaughlin (sucesor de Colin Jordan), mientras que otros se sumaron al proyecto Rock Against Comunism, del Frente Nacional.

En 1992, los Skinheads ya habían desarrollado un ala paramilitar, el Combat 18, que se mezcló con grupos de hooligans del futbol, como los Chelsea Headhunters. El movimiento skinhead neonazi se extendió a los Estados Unidos, y después a todo el mundo.

En la actualidad, no contentos con hacer desfiles ondeando banderas nazis, pasaron a la acción. El 27 octubre de 2018, un asesinato masivo tuvo lugar en la sinagoga Tree of Life o L’Simcha, ubicada en la ciudad de Pittsburgh, Pensilvania. Once personas murieron y otras siete fueron heridas.

El sospechoso, un hombre blanco con barba, entró en la sinagoga gritando “todos los judíos deben morir”, antes de abrir fuego y disparar durante unos 20 minutos. El tiroteo tuvo lugar durante un servicio matutino de Shabbat, en el que se celebraba también un brit milá, la ceremonia de circuncisión y bautizo de los bebés varones a los 8 días de nacidos. Un miembro de la Federación Judía de Pittsburgh dijo a los medios que entre 60 y 100 personas estaban dentro del edificio al momento del tiroteo.

Un hombre armado con un rifle semiautomático realizó otro ataque contra una sinagoga en California, ocasionando la muerte a una mujer y causando tres heridos. El hecho ocurrió en la localidad de Poway, cerca de San Diego, en un momento en que el templo estaba
concurrido, por conmemorarse el último día de la Pascua judía.

Según el informe anual del servicio de inteligencia interior de Alemania (Verfassungsschutz) de 2012, en ese año había 26,000 extremistas de derecha en el país, incluidos 6,000 neonazis. Las organizaciones neonazis no están prohibidas en Alemania, pero la negación del Holocausto es un delito, de acuerdo con el Código Penal alemán.

Algo sorprendente: en Israel también existen neonazis. Las pocas actividades reportadas son obra de extremistas que fueron castigados severamente.

Un caso notable es el de la Patrulla 36, una célula en Petah Tikva compuesta por ocho inmigrantes adolescentes de la antigua Unión Soviética, que atacaban a trabajadores extranjeros y personas homosexuales, al tiempo que vandalizaban sinagogas con imágenes nazis. Estos neonazis operaban en ciudades de todo Israel, y se dijo que se habían visto influenciados por el auge del neonazismo en Europa; y, principalmente, por movimientos similares en Rusia y Ucrania.

El aumento de este fenómeno se atribuye precisamente a los inmigrantes de esos dos Estados. Los arrestos fueron ampliamente publicitados y motivaron un llamado a reformar la Ley de Retorno, para permitir la revocación de la ciudadanía israelí y poder deportar a estos neonazis.

Recuerdo que hace años uno de mis hijos me preguntó: “Papá, ¿por qué nos odian?” A lo que contesté: “Porque somos diferentes hijo y el mundo, a pesar de todo el progreso tecnológico y científico, todavía no puede tolerar al que es diferente”.

 

 

 

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