Enlace Judío México e Israel.- El gobierno de Donald Trump ha declarado que los asentamientos judíos en Cisjordania no están en contra de las leyes internacionales, y de inmediato ha desatado la crítica de la Unión Europea y la furia de los palestinos. Este es uno de esos extraños temas en los que el trasfondo no es jurídico, sino moral. Y lo que hay en el fondo es pura basura.

IRVING GATELL EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

El razonamiento que se usa para declarar ilegales los asentamientos de colonos israelíes es muy elemental: Las resoluciones de la ONU los declaran ilegales, y la ONU es la única instancia internacional que puede juzgar en un caso como este.

Pero no es tan sencillo como parece.

El problema de fondo es el estatuto legal de esos territorios. Si fueran verdadero “territorio palestino”, las resoluciones de la ONU al respecto tendrían sustento. Pero la realidad es que sólo es territorio palestino como condición De Facto, debido a que ahí viven los palestinos. En términos jurídicos objetivos, no lo son.

El asunto es muy obvio: No existe una frontera que divida a Israel de Palestina (y no existe porque los palestinos no han querido negociarla; y no han querido negociarla porque eso implica reconocer que todo lo que quede más allá de esa frontera es Israel, hogar del pueblo judío).

En última instancia, el problema limítrofe con fundamentos legales sería entre Israel y Jordania. Este último país se anexó ese territorio en 1949, y la comunidad internacional no objetó dicha anexión. Luego Israel conquistó ese territorio en 1967, y entonces se generó un verdadero lío territorial entre ambos países. Pero a raíz de los Acuerdos de Oslo (1993) y la consolidación de un plan que tendría que haber creado un Estado Palestino a más tardar en 1998, Jordania renunció a cualquier reclamo territorial. Se suponía que todo se iba a resolver en una negociación directa entre Israel y la Autoridad Palestina, y parte de esa solución sería la definición de fronteras definitivas. El problema fue que después de las firmas en Oslo, los palestinos nunca han aceptado sentarse otra vez a negociar.

Lo que siguió funcionando como frontera De Facto en algunas zonas (y hay que recalcar este último punto) fue la llamada Línea Verde, que es la línea de armisticio de 1949. Pero ojo: Una línea de armisticio sólo puede considerarse una frontera en la medida en la que los dos grupos en conflicto estén de acuerdo. Los palestinos son quienes nunca han hecho ese reconocimiento.

A eso hay que agregar que los asentamientos judíos están en donde no hay palestinos. Es decir, en territorio despoblado. Por ende, una línea de armisticio de hace 70 años no sirve como referente jurídico para absolutamente nada.

Todas las resoluciones de la ONU que se han referido al conflicto limítrofe entre israelíes y palestinos son explícitas respecto a que se debe lograr una solución basada en una negociación entre las dos partes. Por lo tanto, jurídicamente hablando, el territorio está definido como “en litigio”.

Esa es la razón por la que no hay una reglamentación clara que pueda definir el estatus de los asentamientos. Por eso la ONU recurre a un argumento que iría en la línea de establecer un criterio de jurisprudencia o algo similar.

Y parece lógico: ¿Por qué deberían aceptarse asentamientos de judíos en el territorio que se pretende sea palestino?

Pero no tiene nada de lógico. De hecho, es una aberración inmoral. La respuesta es muy sencilla: Porque los judíos, al igual que todo el mundo, tienen derecho a vivir en donde sea.

La pregunta es elemental: Si se crea un Estado palestino (una entidad jurídica) ¿no puede haber judíos que sean ciudadanos palestinos? Es decir, palestinos a secas.

La respuesta de los palestinos y la ONU es tan contundente como abyecta: No. El Estado palestino debe fundarse basado en los criterios del nazismo, por lo que debe estar “libre de judíos”.

El Estado palestino es el único proyecto aprobado por la ONU y la comunidad internacional para que sea un Estado exclusivo para una sola identidad nacional (algo que no existe en ningún lugar del mundo), y que impondrá como normas elementales restricciones racistas que establecerán que un grupo específico —los judíos— no podrá establecerse en su territorio.

Es hora de ponerle fin a este sinsentido inmoral, y la decisión de los Estados Unidos es un primer paso para ello.

Alguien alguna vez tendría que tener las agallas para explicarles a los palestinos que lo que están haciendo está mal, y que —les guste o no— tendrán que retractarse si acaso aspiran a tener un estado propio, sujeto a la normatividad internacional.

 

 

 

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