Enlace Judío México e Israel.- La brecha entre Hamás y la Yihad Islámica en la reciente conflagración de Gaza es una señal clara de que Israel está profundizando las divisiones entre los dos grupos terroristas. No obstante, los pagos a Hamás realzan su poder de fuego en posibles rondas futuras, significando que Israel tiene que reducir los pagos tanto como sea posible en vez de mostrar generosidad hacia Gaza, como sugiere la centro-izquierda.

PROF. HILLEL FRISCH

Hay dos soluciones posibles a la violencia que emana desde Gaza.  Ya sea embarcarse en una cuarta ronda masiva de conflicto como la confrontación del 2014 y esperar que traiga a Hamás a la no beligerancia, como hicieron las cinco guerras entre Israel y los Estados árabes, o como sucedió posiblemente después de Operación Escudo Defensivo en el 2002 contra la AP y Fatah; o adherir al enfoque de “domar a Hamás” usado por Netanyahu desde que comenzaron “las procesiones del Retorno” a finales de marzo del 2018, lo cual minimiza los palos y maximiza las “zanahorias” para mantener la paz.

Cada una de estas dos soluciones tiene inconvenientes obvios. Iniciar una ronda masiva, incluida una ofensiva terrestre en Gaza, para cobrar un umbral de dolor que Hamás no podrá tolerar, juega a favor de la estrategia regional de Teherán de usar la carta palestina para desviar el foco de su acumulación en Siria, y conlleva otros costos obvios en términos de vidas y dinero.

La vinculación más amplia con Irán y su priorización, en el pensamiento estratégico de Netanyahu, es lo que lo llevó a adoptar el paradigma de negociar con Hamás para mantener la paz en la frontera sur de Israel.

Los costos de esta estrategia son igualmente obvios. Cualquier zanahoria ofrecida a Hamás (Azul y Blanco bajo Benny Gantz ofrecerá a Hamás más aun) podría comprar paz y mejorar la crisis humanitaria en Gaza, pero esas zanahorias serán obviamente usadas para realzar las capacidades militares de Hamas en el futuro. En otras palabras, las zanahorias de hoy serán convertidas necesariamente en palos esgrimidos por Hamás contra Israel en el futuro.

Tengan la seguridad que a medida que el bienestar de la población de Gaza mejore, Hamás excavará más túneles más profundos y centros de almacenamiento dentro de Gaza misma, mejorará el poder de fuego y cargas útiles de sus misiles y tratará de excavar túneles ofensivos dentro de Israel – y esto será aún más si se le proporciona un puerto offshore, la reapertura del aeropuerto y otros proyectos con los que han jugueteado Azul y Blanco y ciertos líderes del Likud.

La reciente ronda de combate, esta vez casi exclusivamente con la Yihad Islámica, no contribuye al debate de cuál de estas dos estrategias es correcta.

Lo que esta ronda demuestra claramente es que la estrategia de domesticación está profundizando sus raíces. Realzar la división y mala sangre entre las filas del enemigo de uno es casi siempre una ventaja. La partición de los palestinos en dos gobiernos enemigos en el 2007 fue claramente una bendición para Israel, la cual continúa con esta ronda. Desde entonces, cuando arde Gaza, la Margen Occidental está calma, y lo opuesto también es cierto. Esto no fue así ya sea en la intifada de 1987 o los años de la violencia que instigó Arafat contra Israel en el 2000. El manejo del conflicto se vuelve obviamente más fácil para Israel. Adviertan la ausencia de manifestaciones en Ramala, Nablus y Hebrón durante esta última conflagración.

La novedad de esta ronda es la brecha que creó Israel entre Hamas y la Yihad Islámica. Hamas puede haber apoyado de palabra a la Yihad Islámica (e incluso entonces uno puede señalar evidencia que mucho del discurso fue, entre líneas, negativo hacia la Yihad Islámica), pero su falta de acciones puede ser construida como nada menos que traición. Por dos días, unió fuerzas con los palestinos en Ramala y Hezbolá en el norte, observando en los márgenes como la Yihad Islámica era golpeada por las FDI, en especial por la fuerza aérea, después que eliminó a la figura principal, Baha Abul Ata, quien obstruía la estrategia de doma con pagos a Hamas.

Así como Israel “domó” a la AP – en parte porque después del 2007, enfrentaron a un enemigo en común: Hamas y la Yihad Islámica – dando lugar a niveles sin precedentes de cooperación en seguridad entre los dos, Israel y Hamas están cimentando un interés mutuo en debilitar a la Yihad Islámica.

Hamás obviamente ve el poder de Israel como un medio de disminuir la capacidad de la Yihad Islámica de amenazar los intereses de Hamas – uno de los cuales, como partido masivo, es evitar la posibilidad de rebelión popular contra su gobierno mediante la mejora de las condiciones socioeconómicas en Gaza. Esta es difícilmente una preocupación por la que la Yihad Islámica, sin un respaldo masivo, tenga que preocuparse.

Es muy pronto para decir en que extensión este interés mutuo entre Israel y Hamas hará la división en las filas islámicas palestinas tan fija y firme como el enfrentamiento entre la AP y Hamas – o, del otro lado de la moneda, la cooperación israelí y de la AP. Pero no hay dudas que la estrategia de domesticación está comenzando a funcionar, aunque la dependencia militar de Hamás en Irán es claramente un obstáculo para profundizar la brecha.

Aun con lo auspiciosa que puede ser esta brecha en las filas islámicas, los elaboradores de políticas israelíes deben estar siempre al tanto de la debilidad de esta estrategia – el fracaso en cobrar dolor a Hamás, que podría alentarlo a optar por quedarse fuera de la violencia contra Israel, en la forma que podría ser capaz de hacer una estrategia de represalia israelí masiva.

Esto significa que Israel debe dar menos zanahorias y concesiones posibles, sabiendo muy bien que algunas de estas zanahorias son convertidas rápidamente en poder de fuego a ser usado contra él en el futuro.

Esto significa también desbaratar las visiones promovidas por Gantz e institutos políticos israelíes tales como el INSS que argumentan que los palos israelíes debieran ser acompañados por un Plan Marshal de golosinas para mejorar el bienestar de los habitantes de Gaza. Eso sólo funcionó después de que Alemania y Japón fueron derrotados totalmente y surgió una amenaza mutua para la alianza occidental y la Unión Soviética.

Domar a Hamás podría ser la mejor opoción dentro de la estrategia regional más amplia hacia Irán, pero poner el carro (un Plan Marshal) antes que el caballo (castigo masivo a Hamás) costaría muchas vidas israelíes. Israel difícilmente necesite otro desastre estilo Oslo, el cual confundió las realidades dolorosas con visiones idílicas.

 

Esta es una versión editada de un artículo publicado en el Jerusalem Post el 18 de noviembre 18.

 

*Hillel Frisch es profesor de estudios políticos y estudios meso-orientales en la Universidad Bar-Ilan y asociado investigador principal en el Begin-Sadat Center for Strategic Studies.

 

Fuente: The Begin-Sadat Center for Strategic Studies

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México