Enlace Judío México e Israel – El Dr. Mijael Okonef, de 96 años de edad, se ha acostumbrado en los últimos días a su nuevo estátus de ciudadano israelí.

Okonef, sobreviviente del Holocausto se despidió de su difunta esposa, enterrada en el Cementerio Judío de Chicago, Illinois, empacó sus pertenencias por última vez y partió a Israel, informó el sitio de noticias Ynet.

Sus parientes que ya viven en Israel lo esperaban para recibirlo en el aeropuerto Ben-Gurión. Okonef comenta que decidió hacer alía en esta etapa de su vida principalmente para reunirse con su hija, 10 nietos y 21 bisnietos.

“He hecho realidad un sueño de toda la vida. He venido a ayudar a Israel a sobrevivir”, bromeó. “Amo a Israel y estoy feliz de estar aquí. Haré lo que pueda por ayudar a mi familia”.

Okonef trabajó como médico de familia en Estados Unidos durante 67 años hasta su jubilación a la edad de 93 años.

Mijael Okonef se despide de su esposa en el cementerio judío de Chicago (Foto: David Persiko)

Mijael nació en 1923 en la ciudad de Vilna, Lituania. Cuando tenía 18 años, los nazis invadieron el país y encerraron a los judíos de la ciudad en un gueto. Allí, Okonef se unió a la Fareynikte Partizaner Organizatsye (Organización Partisana Unida) fundada por el prominente líder partisano judío Abba Kovner en el Gueto Vilna.

La organización clandestina se resistió a los nazis y sus miembros huyeron del gueto para esconderse en los bosques. Los partisanos sacaron a judíos del gueto y lucharon contra los nazis hasta la liquidación del gueto en septiembre de 1943.

“Mi abuelo es probablemente uno de los últimos partisanos judíos que aún viven”, comentó David Persiko, uno de sus nietos.

“Nos contó que era uno de los más jóvenes entre sus filas. Trabajó con Abba Kovner y era muy amigo del (autor e historiador) Haim Lazar”.

Okonef durante la guerra (Foto: Cortesía)

Persiko explicó que su abuelo ayudó a rescatar a 75 niños judíos de entre 10 y 13 años en los montes Cárpatos para llevarlos a Checoslovaquia.

“Dirigió el grupo y era el único con un arma”, dijo. “Durante el escape, los polacos les dispararon, pero afortunadamente lograron cruzar la frontera”.

Persiko enfatizó que aunque su abuelo siguió a sus amigos a Estados Unidos después de la guerra, nunca dejó de ser un verdadero sionista.

“Entre los años 1947-1948, mientras estudiaba medicina en la Universidad de Munich, mi abuelo estuvo a cargo de comprar armas en el mercado negro y esconderlas hasta que otro grupo las enviaba a Israel”, señaló.

Ahora, logró cumplir su sueño con la de ayuda del Ministerio de Absorción e Inmigración y la organización Nefesh B’Nefesh.

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