Enlace Judío México e Israel – El primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu reiteró que buscara el respaldo de EE.UU. para concretar la anexión del valle del Jordán al territorio israelí.

“No regresamos aquí [Cisjordania] solo para abandonarlo”, dijo Netanyahu este jueves durante una visita al asentamiento de Mitzpe Yerijó en la región de Binyamin en Cisjordania, como parte de su campaña para las elecciones primarias en su partido Likud el próximo 26 de diciembre, informó el periódico The Jerusalem Post.

“Lo primero que haremos será aplicar nuestra soberanía en el valle del Jordán y también en los asentamientos, y lo haremos con el reconocimiento estadounidense. Estamos fortaleciendo el Estado de Israel y asegurando su futuro”, dijo.

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Netanyahu reveló su intención de querer anexar a Israel el territorio del valle del Jordán y una zona aledaña al mar Muerto el pasado mes de septiembre como uno de sus fines inmediatos para el nuevo gobierno que buscaba formar, unos días antes de las últimas elecciones celebradas en Israel.

Sin embargo, ante el estancamiento político en el que se encuentra el país, que ha forzado a una disolución de la Knéset y a nuevas elecciones para el 2 de marzo de 2020, Netanyahu ha reconocido que por el momento, con un gobierno en funciones, no es posible.

“Todavía no podemos hablar de fechas [para la anexión]. Estas cosas son mucho más fáciles cuando se tiene un gobierno”, dijo a periodistas ea inicios de este mes durante una visita a Portugal, donde se reunió con el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo.

“Por eso es tan importante tener formado un gobierno”, agregó, asegurando haber abordado el tema con el funcionario estadounidense, aunque el oficiales del Departamento de Estado negaron que tales pláticas hayan tenido lugar.

Netanyahu también afirmó en el marco de este encuentro que Israel tiene “el pleno derecho” a realizar la anexión.

A inicios del mes de noviembre, el gobierno de Donald Trump determinó que no verá más el establecimiento de asentamientos civiles israelíes en el territorio de Cisjordania como una contravención del derecho internacional, lo que anuló una política mantenida por la Casa Blanca desde la década de los años 70.

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