Enlace Judío México e Israel – Ir más allá, hacerse preguntas y responderlas, vencer los retos… Eso ha hecho la humanidad desde el comienzo. Pero para los individuos, el miedo al cambio es tan real que a veces nos paraliza. 

Nadie nos advirtió que la vida sería un viaje lleno de subidas y bajadas, sin embargo, aquí estamos, viviendo sin querer llegar al final. Tenemos miedo a lo desconocido pero tampoco queremos frenar. Sin duda ha sido un
recorrido emocionante, hemos aprendido muchas cosas, nos hemos relacionado con buenas y malas personas, hemos acertado y nos hemos equivocado y a pesar de que somos más sabios que antes le seguimos teniendo un enorme miedo a los cambios. Pero ¿por qué este constante miedo a lo desconocido?

Abraham Maslow, un importante psicólogo estadounidense del siglo XX, realizó una pirámide de las necesidades humanas y colocó a las necesidades fisiológicas en primer lugar, esas que tenemos todos los seres
humanos como comer, dormir o ir al baño; esas son las necesidades a las que por simple instinto de supervivencia les damos prioridad.

En segundo lugar de importancia colocó a las necesidades de seguridad, ese ámbito compuesto por varios elementos que provocan seguridad en una persona, seguridad de que su vida, su salud o su integridad no corren peligro de ninguna forma.

Con o sin la pirámide de Maslow, nuestro sentido común nos indica que el ser humano tiene la necesidad de sentir seguridad, y para comprobarlo nos podemos ir a lo más básico, a ese llanto del recién nacido que solo se
calma en los brazos de mamá. Del mismo modo vamos creciendo, y aunque los brazos de mamá ya no son un elemento de primera necesidad, seguimos teniendo esa necesidad de seguridad: seguridad de que mañana
no vamos a morir de hambre, de que estamos bajo un techo seguro y de no sentir incierto el futuro, así que sí, si sientes miedo a los cambios no te sientas cobarde, es parte natural del ser humano.

Sin embargo (porque siempre hay un sin embargo), ese miedo natural debe tener su justa medida, pues si bien el miedo es esa sensación necesaria para mantenernos alerta ante cualquier peligro, puede paralizarnos si lo permitimos. ¿Te suena conocido?

Sé que decirlo resulta sencillo y que en la realidad enfrentar un cambio es tan valiente como dar un paso hacia el abismo, pero no podemos quedarnos en el lugar incorrecto solo por tener miedo a lo desconocido.

No te aferres, no te aferres a un mal matrimonio, a un trabajo que te hace infeliz, a una amistad que ya no te brinda nada positivo; no te aferres a un camino que reconoces incorrecto pero que cambiar de dirección
involucra un gran esfuerzo. No te aferres aunque los cambios tengan un tamaño monstruoso, pues aun los cambios equivocados tienen la capacidad de hacernos crecer como seres humanos.

Una vez que tuvimos el valor para enfrentar un cambio, nos encontramos ante el desafío de adaptarnos al nuevo escenario, y es entonces cuando nuestra capacidad de resiliencia se pone a prueba. Sé que suena trillado pero la persona más feliz es la persona que mejor se adapta a los cambios, pues encontrarle a cada escenario su lado positivo es una capacidad que todos debemos desarrollar, ya que es esa perspectiva la que nos obliga a
encontrarle una y otra vez el sentido a nuestras vidas.

¿Sabes cuál es la especie de árbol que más ha sobrevivido a lo largo de los siglos? La palmera, y la razón es sencilla: la palmera tiene un tronco muy flexible, cuando fuertes vientos llegan afectándolo todo, la palmera tiene la capacidad de doblar su tronco al compás del viento de lado a lado, para luego retomar su posición original una vez que el clima amenazante ha pasado. Sólidos robles se han quebrado ante vientos que no pudieron soportar, es por eso que resulta admirable la palmera y su flexibilidad.

Aplica esto a tu vida personal: no le tengas miedo a los cambios; resulta más útil poner todo de tu parte para enfrentarlos y superarlos. Bajar de peso, cambiar de carrera universitaria, casarte, divorciarte, tener
un hijo, tener otro hijo, pedir perdón, buscar trabajo, cambiar de profesión… ¿Cuál es el cambio que tú necesitas? No lo sé, tu reto es descubrirlo.

De antemano, ya sabes que la vida es corta y que estar paralizado por miedo es tiempo perdido.

 

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