Enlace Judío México e Israel – Felicidad, plenitud, trascendencia… sobre conceptos así habló Andrés Roemer en Ramat Shalom para cuestionar los “pecados” del pensamiento contemporáneo.

 

“Al final del camino solo recuerdas una batalla, la que libraste contigo mismo, quién representa al verdadero enemigo. Recuerdas solo la batalla que te hizo único y esa gran batalla es con nuestro cerebro”.

Así reflexionó el catedrático Andrés Roemer durante la conferencia “Los 3 pecados (y más) del pensamiento contemporáneo, que dictó ante un salón abarrotado en la sinagoga y centro comunitario Ramat Shalom el 16 de enero.

En la charla, Roemer explicó que “la narrativa que tenemos con nosotros mismos es muy subjetiva. Nuestro cerebro cae en ciertas trampas” y enumeró algunas de ellas.

El estudioso, considerado un “Hombre del Renacimiento” por el periódico San Francisco Cronicle se preguntó ante el público: ¿quién es más feliz, el que tiene mucho dinero o el que tiene poco?

“La realidad es que en la actualidad la gente está entrenada psicológicamente en pensar que es más feliz el que tiene más y eso es una paradoja. A lo largo de los años la pobreza ha aumentado en una proporción desorbitada”, dijo.

En su opinion, las diferencias en la sociedad no están basadas en el aspecto económico sino en las grandes diferencias de la educación que tienen las personas. “Tenemos que leer más para que la población esté mejor educada”.

Andrés Roemer es Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO para el cambio Social y la Libre Circulación del Conocimiento. Es doctor en Políticas públicas, maestro en Administración pública y licenciado en Economía.

También, Roemer es autor de 16 libros de ensayos y dos obras de teatro. “En los últimos 15 años mi pasión ha sido entender el cerebro humano. ¿Por qué nos mentimos? ¿Por qué los celos son importantes? ¿Por qué nos creamos enemigos? y muchas dudas que tenemos acerca de nuestros pensamientos”, señaló.

Para este especialista la realidad es de acuerdo “a cómo creamos nuestra historia. Hemos supuesto que somos racionales, lo cual quiere decir que evaluamos en función del costo-beneficio todo lo que vamos a hacer”.

Otro de los pecados modernos para el conferencista es creer en la publicidad; en las dietas, el ejercicio y otros conceptos que provocan que nuestro cerebro se sabotee, al escuchar tanta información.

“¿Si no somos homo sapiens entonces qué somos? —cuestionó el conferencista—. Somos homo falla, lo que quiere decir que nos mentimos a nosotros mismos. Mencionó como un tercer pecado moderno a la tecnología, que si bien ha avanzado mucho en la ayuda a la humanidad, ha provocado que nos enganchemos en Facebook, Twitter e Instagram.

“Nos la pasamos creyendo conocer más a través de estos gadgets. Creemos que conocemos más personas, pero la realidad es que estamos enganchados en una relación irreal.” En contraparte, Roemer dijo que la felicidad está en otros aspectos de nuestra vida.

Desde su punto de vista la felicidad se alcanza cuando se aspira a algo y se logra conseguirlo.
“Esta búsqueda es innata, está basada en sobrevivir, reproducirnos, tener éxito y tener trascendencia. Estos cuatro elementos harán muy buenas narrativas en el cerebro.

“Además, una de las mejores formas de que funcionemos es tener un grupo de amigos; esto nos da una energía que nos motiva”.

Pero Roemer profundizó un poco más: “hay algo que es más importante que la felicidad, que es la plenitud, la satisfacción, darnos cuenta que nuestra vida tiene un propósito, que he formado una familia y veo que mis hijos son personas de bien. Sentirnos que hemos aportado al mundo”.

Por ello propuso que se deben cambiar las prioridades; por ejemplo, no se trata de combatir la pobreza sino generar de riqueza. “¿Qué nos hace ser más ricos y pobres? El mercado que deja atrás a ciertas personas puede generar también políticas públicas para incluir a los que no pueden. La riqueza la generan las buenas ideas. El intercambiar o aportar ideas genera un avance en la sociedad”, señaló.

Por esa razón para Roemer es fundamental comprender esta trampa: “algunos líderes autoritarios manipulan nuestros miedos y deseos. Primero hacen que la gente se deprima, después viene la paranoia y al final, ellos mismos ofrecen una salvación”.

 

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