Enlace Judío México e Israel – El escritor, periodista y conferencista judío argentino Julián Schvindlerman conversó con nosotros sobre política internacional, Medio Oriente y sobre su primera novela. 

Ayer, en entrevista, Gustavo Perednik dijo que la prioridad del gobierno argentino es la impunidad de Cristina. ¿Qué opinas?

Sí, coincido. Este es un gobierno que tiene como vicepresidenta a quien fuera presidenta, acusada de traición a la patria por Alberto Nisman, en una denuncia de altísimo voltaje político y mucho rigor judicial, que no pudo darle cabida porque fue hallado muerto en su casa a los pocos días. Lamentablemente, la justicia es uno de los temas más pendientes en la Argentina en términos de institucionalidad republicana, no hay confianza en los jueces y la verdad es que uno tiene este escepticismo de que la causa puede estar muy manipulada. Sobre todo si tenés en cuenta la historia de las causas previas, que son la de la AMIA en sí, que si bien la justicia determinó la responsabilidad de Irán, no hubo nunca la posibilidad de hacer un juicio y llevó 25 años, básicamente, que se conozca la verdad, que fue a través de Nisman.

Luego tenés la denuncia propia de Alberto Nisman, en relación a este acuerdo no santo, este memorando de entendimiento que hizo Argentina con Irán en la época del kirschnerismo. Y ahora, el asesinato de Nisman, que es otra dimensión más de análisis y estudio jurídico, digo, en el sentido de judicial, de que tiene que haber una resolución de justicia. De manera que uno tristemente va viendo que hay una sumatoria de causas irresueltas, y la sociedad termina nunca de poder hallar un cierre emocional y un cierre de justicia a este hecho.

¿Conociste a Alberto Nisman?

Conocí a Alberto Nisman, compartimos de hecho, con Gustavo Perednik y con Alberto Nisman tuvimos un panel en un templo de la comunidad judía una vez. Tuve trato con él, no frecuente pero sí estuve muy pendiente después de su trabajo, de sus denuncias y todo lo que él hacía.

¿Y cuál es tu opinión de este tema?

Yo creo que Alberto Nisman fue muy riguroso. Hizo un trabajo tan sólido que llegó a persuadir, en una reunión de Interpol, en el 2007, a que los delegados de muchos países votaran a favor de emitir alerta roja de captura internacional contra los acusados en su denuncia. Y esto significó el voto de países árabes y musulmanes, entre otros. De manera que era absolutamente sólido su trabajo. Su muerte, que hay grandes sospechas que fue ocasionada por la actual vicepresidenta o, por lo menos, gente de su entorno, en el marco de una guerra de servicios de inteligencia en Argentina, bueno, requiere una resolución, no es normal en un país que se asesine a un fiscal y que no haya un responsable encontrado y juzgado.

¿Qué significa el regreso del kirchnerismo para la comunidad judía?

Lo que eso significa básicamente es, primero, una gran preocupación, porque el kirschnerismo estuvo, en los mandatos anteriores, el de Cristina y Néstor, sobre todo ella, muy asociado a elementos preocupantes para la comunidad judía. Como la Venezuela de Hugo Chávez o Nicolás Maduro. La Bolivia de Evo Morales, que no es que sea antijudía pero muy proiraní. Ella (Cristina) viajó a Libia y se abrazó con Muamar Gadafi. Viajo a Vietnam y se metió a los túneles construidos por el Viet Cong y se puso un gorrito de Ho Chi Minh (…) Tenía toda una fascinación por los países antioxidentales. Y su vinculación con Irán fue especialmente grave porque significó traicionar a compatriotas argentinos que fueron asesinados por iraníes (…) y todo por su afinidad ideológica con este régimen y el afán de comerciar bilateralmente.

Esta mañana el presidente Alberto Fernández fue al Foro Mundial del Holocausto. ¿Por qué decidió ir?

En realidad Israel invitó a todos los países de interés. Alberto Fernández pasó bastantes semanas sin responder y generó una polémica donde, en la Argentina, se empezó a instalar una polémica de ‘¿por qué no va?’. Sobre todo porque es un foro de Holocausto, ni siquiera es un tema político que… Y no venía contestando y de repente decidió ir y agregó también al gobernador de la provincia de Buenos Aires, que es un judío alejado de su identidad, más marxista que judío, en términos reales, y hay una especulación de que es un viaje de interés, que no está motivado por un… digamos, en las relaciones internacionales uno no puede hablar de afectos o amistades, pero a veces sí hay ciertas afinidades en las personalidades de los líderes. Macri la tenía con Netanyahu, la tuvo con Trump. El caso Fernández no está probado todavía que sintonía va a tener con estos líderes, lo cual claramente se aplica en clave de un interés pragmático internacional. Y ese interés yo creo que puede estar vinculado al hecho de que poco tiempo atrás, Estados Unidos decidió no acompañar a Argentina a la candidatura a la OCDE y sí a Brasil. Y este cambio, que conecta con algo económico, en un país que está hiperendeudado, con riesgo de default y que necesita el apoyo de Estados Unidos, pudo haber significado que el canal de llegada a Washington es a través de Jerusalén (…) Hay que celebrar el hecho que ha viajado. Hay que reconocer que tomó la decisión de ir y eso es bueno. Es bueno porque refleja un pragmatismo de política exterior que preocupaba, no era claro si lo tenía, y refleja un interés en estar cercano, por lo menos no alejado, a Israel, lo cual también es bueno.

¿Qué opinas del papel de Putin en este foro?

El papel de Putin fue muy cuestionado por Polonia, especialmente, y algunos otros países de la exórbita soviética, porque consideran que Putin tiene una mirada que ellos llaman revisionista, yo no quiero entrar en el debate este, entre estos países… Sí es claro que Polonia es muy sensible de cómo se mira la historia de Polonia durante el Holocausto, más allá de Putin, los polacos han tenido, por un lado, una colaboración nazi innegable; también es cierto que el gobierno polaco exiliado en Londres durante la guerra fue profundamente antinazi. Es cierto que Polonia tiene la mayor cantidad de ciudadanos Justos entre las Naciones reconocidos por Yad Vashem. Pero también es cierto que Polonia hizo un pogrom contra los judíos, postholocausto, en la localidad de Kielce en 1946, de manera que es una historia muy ambivalente que, bueno, yo creo que Polonia tiene que resolver sus temas consigo mismo, justo ahora hay un gobierno nacionalista que ha adoptado legislación que penaliza la asociación de los polacos con los nazis. Me parece una legislación muy cuestionable porque, primero, que legislar sobre la historia es problemático, pero, segundo, hacerlo en los términos en que lo hizo Polonia es como que quiere restringir los debates. Por otro lado, Vladimir Putin no es ningún santo, él tiene su propia agenda política, él está muy enojado con todos los países expacto de Varsovia que ahora se independizaron y que tienen una mirada más prooccidental, y están más alineados a Estados Unidos y Europa que a Rusia. Entonces, acá se mezcla un poco creo yo también el afán de castigarlos de alguna manera y, bueno, Rusia mismo tiene un papel controvertido durante la Segunda Guerra Mundial, había una frase que decía ‘lo peor que te puede pasar es que te atrapen los nazis y te liberen los rusos’, de manera que Rusia también tiene su historia aquí.

Pero se ve cómo que se quiere acercar también a Israel

Sí pero Vladimir Putin es un hombre muy cínico, es un tirano, es un autoritario. En estos momentos hay una chica israelí encarcelada en las cárceles de Rusia bajo acusaciones infundadas, de manera que él la está usando como una tarjeta de cambio para intereses que tiene Rusia con Israel. Vladimir Putin es un líder, hay que reconocerlo, es un líder que tiene una visión estratégica, uno puede compartirla o no, él sí tiene una mirada de qué tipo de Rusia quiere, y tiene la personalidad política para llevarla adelante. Pasa que no es un líder democrático. Él arresta opositores. Él ha mandado a matar gente en el extranjero…. De manera que Putin tiene una relación correcta con Netanyahu, sobre todo por la complicada situación en Siria y la presencia de Irán allí pero, bueno, es complejo, es una figura política complicada.

¿Cuál es la relación de la izquierda latinoamericana con el extremismos musulmán y el terrorismo, y qué pasa en México?

De México no tengo mucha más información que la colaboración de algunos carteles de la droga con el Hezbolá, ha habido operaciones conjuntas en el área de la criminalidad donde el lavado de dinero… naturalmente existen los carteles con una industria aceitada, con una experiencia conocida, con canales y un armado, una red que a Hezbolá le viene muy bien. En general, los malhechores encuentran el camino para asociarse. México tiene ese problema, me parece a mí, pero no es un espacio donde ha habido tantos terroristas como sí ha ocurrido en Panamá o en la Argentina, o intentos de, que también ha pasado, o presencia física de Irán, como ha tenido en Venezuela y en Bolivia muy marcada. De cualquier manera, bueno, es la frontera con Estados Unidos, es un área muy sensible para la seguridad estadunidense, en torno a la presencia de Hezbolá y de Irán y de los carteles.

El homenaje de Maduro (a Soleimani) no sorprende porque el puerto de entrada a América Latina de Iran, en este siglo, fue a través de Venezuela, es decir, Irán históricamente tuvo presencia en América Latina pero, a partir de 2005, la época de Mahmud Ahmadineyad, es cuando empieza a mirar a América Latina como un bloque, ya no tanto de manera bilateral sino regional. Y es la época en que visitan muchos funcionarios iraníes la región, se generan acuerdos comerciales, culturales, políticos, económicos… Donde hay una paradoja. Yo hace poco publicaba  una nota en Perfil, citando un informe de la BBC que decía que curiosamente, los que tienen el mayor volumen comercial con Irán son los países no proiraníes, como Argentina, Brasil y Chile, por ejemplo, (o) Colombia, mientras que los más proiraníes como Venezuela, Bolivia y Cuba tienen un volumen de negocios minúsculo. Lo cual muestra una estrategia bien pragmática de Irán, de distinguir entre socios políticos y económicos, donde preserva los lazos con los países más afines en materia de ideología, y ha tenido presencia importante en estos, pero mantiene el comercio con países que no se entiende que comercien con Iran. Porque cuando fue la eliminación selectiva de Soleimani, Jair Bolsonaro, de Brasil, ofreció su ayuda para la lucha contra el terrorismo iraní, y tiene un volumen de intercambio comercial de 2,500 millones de dólares. La Argentina de Macri designó a Hezbolá como grupo terrorista (que fue el país pionero en América Latina), lo hizo tardíamente, porque pasaron 25 años del atentado a la AMIA, pero lo hizo, hay que reconocer esto, fue una vanguardia importante de la Argentina, se sumaron ahora Paraguay y… se me está escapando, otro país acaba de sumarse, y hay otros que se espera que se sumen, Mike Pompeo lo ha pedido, el secretario de Estado de Estados Unidos, pero bueno, a la vez, el comercio en Argentina (con Irán) hace un par de años estaba en el orden de los 450 millones de dólares anuales. Y bueno, acá hay un tema pendiente. Me parece que los países latinoamericanos que saben de la preocupante presencia de Irán en América Latina, que en lo que Irán está haciendo en Medio Oriente, como desestabiliza Gaza, Líbano, Irak, Siria y demás, deberían de tener la prudencia de entender que no es un actor internacional civilizado o bueno para el bienestar en seguridad de la región aquí.

Sobre las elecciones en Israel, ¿cuál es tu pronóstico?

A priori, basándome en el precedente, diría que vamos camino a lo mismo. No sé si va a haber un reacomodamiento significativo de los votantes en relación a las elecciones pasadas. Puede que haya más desencanto con el Likud, no me sorprendería que haya una especie de voto de castigo a Netanyahu, porque se lo ve un poco arrastrando al país a una situación innecesaria, para salvar su propio pellejo. Más allá de que Netanyahu es un líder sobresaliente y que en los 10 casilleros hacia bajo no encontrás ninguno que le llegue a los pies como estadista. Pero también es cierto que ha forzado mucho a toda la población israelí a una tercera elección, en buena medida para evitar sus juicios y sus problemas legales. Entonces, este descrédito me parece que no le hace un bien ni a él ni al partido ni al país. Pero, a la vez, es cierto que es un líder que en materia de seguridad nacional, en materia de economía, en materia de política exterior, en materia de política militar, inclusive, y en materia de los lazos que supo generar con otros líderes, es inigualable. Realmente es inigualable, uno no puede encontrar un referente que le llegue a los talones a Netanyahu hoy, y eso es lo que se refleja en la ambivalencia en la población, quizás insatisfecha con su gestión en el área esta de la corrupción que se lo acusa, pero muy segura de que está en buenas manos el destino de Israel con un hombre como él. Y esto creo que es lo que estamos viendo, sumado a la falta de una alternativa carismática.

Netanyahu anunció una anexión del valle del Jordán y del norte del Mar Muerto a Israel, en caso que gane la elección. ¿Lo va a hacer o es solo retórica?

Yo creo que si gana la elección, puede que lo haga; en este momento hay que entenderlo como retórica electoral porque él tiene la potestad de hacerlo por decisión de gabinete. Él dice que, como es (el actual) un gobierno de transición prefiere que el Parlamento lo decida, para que tenga legitimidad. Pero Benny Gantz y compañía dicen que entonces él es cínico porque podría resolverlo en dos horas. Yo creo que Netanyahu no lo hizo hasta ahora por algo, y está buscando elementos para seducir a los votantes de la derecha, más allá de que él cree de verdad lo que dice, es obvio que está a favor de esa anexión.

Escogiste como tema de tu libro la historia de una familia árabe judía, ¿por qué?

En realidad, fue así: la protagonista del libro, que se llama Leila (que es un nombre ficticio, porque debí resguardar la identidad real de los protagonistas), es una mujer uruguaya judía que me convocó. Ella había leído mis libros, le pareció un perfil adecuado, a pesar de que no soy novelista, sí para abordar el tema de Holocausto  y de historia de Israel y Medio Oriente, que el libro tiene mucho de eso,  y ambiente de una América Latina también, que era importante. Entonces, se acercó con esta idea. Me dijo ‘quiero escribir la historia de mi familia’. Es una historia muy especial porque el papá es un musulmán chiíta converso al judaísmo proforma, oriundo del Líbano, que migra a Uruguay, que se casa con una judía polaca, sobreviviente del Holocausto. Es una historia muy impresionante, que es verídica. Y el hermano de él, que también es de Uruguay, se aliena al Hezbolá. Entonces los hechos fueron, el corazón del libro, la estructura troncal, pero por su puesto que al novelarlo hay ciertas licencias que resguardan ciertas identidades pero también, bueno, generan un interés en un público que no conoce a esta familia específicamente.

Se llama La carta escondida porque esta mujer, Leila, de adolescente descubre una carta en el cajón del padre, que envían sus parientes del Líbano, en árabe, la hace traducir, averigua qué pasa, toma contacto con los parientes libaneses sin decirles que (ella y su padre) son judíos, porque nadie sabía que el hijo de un pueblito libanés se había convertido al judaísmo, la apostasía es penalizada con la muerte en el islam y además hubiera sido un estigma para toda la familia, allá es muy colectivo el castigo, digamos. Entonces, bueno, me pareció muy interesante lo que escuchaba y tomé el salto de entrar a mi primer novela.

 

 

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