Enlace Judío México e Israel – Aunque hoy en día nos parezca lo más natural, hubo una época en que la gente de distintos pueblos no podía comunicarse porque no existía un alfabeto que les ayudara a hacerlo.

 

Hace 4,000 años los faraones egipcios se enfrentaban a un gran desafío: cada victoria militar sobre sus enemigos les permitía ganar territorio y una gran cantidad de esclavos; sin embargo, ni los faraones ni los generales principales podían tener ningún tipo de comunicación con sus nuevos esclavos, pues estos no entendían ni una sola palabra de lo que los egipcios decían.

La escritura podía haber sido una opción de comunicación pero aquellos jeroglíficos también eran para los esclavos completamente extraños. El más grande imperio de la antigüedad tenía un problema: a pesar de tener millones de siervos no tenía forma de comunicarse con ellos.

 Fue así que los antiguos egipcios decidieron crear un alfabeto más fácil de utilizar, este tenía una particularidad muy importante: cada figura significaba un sonido, y era la unión de esos sonidos lo que provocaba el sonar de las palabras.

 El sistema fue un éxito completo, la sociedad entera conoció el valor de un alfabeto. En distintas fechas y después de muchas generaciones, los esclavos volvieron a sus tierras natales llevando con ellos todo lo aprendido en ese majestuoso Imperio egipcio.

Los fenicios, una antigua civilización de comerciantes marinos, divulgaron su propio alfabeto en toda la región del Mediterráneo. Así se fueron creando las lenguas semitas, entre las que destacan el árabe, el arameo y el hebreo.

 

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