Dato 1: A pesar de que aproximadamente el 50 por ciento de la población mundial es mujer, tan solo el 29 por ciento de las investigadoras científicas son mujeres. Fuente: Banco Mundial y UNESCO.

Cada 11 de febrero, y desde 2015, se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia gracias a una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas que reconoce la importancia de acortar la brecha de género que existe en este campo, fomentando el acceso a la ciencia para niñas y mujeres en todo el mundo.

Pero, para entender esta brecha es fundamental preguntarse, ¿qué hace que las mujeres no estén en la ciencia? Parte de la respuesta se centra en factores culturales y de contexto social. De lo que nos dicen de pequeñas, de la motivación de los maestros durante la edad escolar, de las expectativas del entorno social, de limitaciones económicas, de la falta de oportunidades ante los retos específicos de género; del cuento que escuchamos, creemos y nos autocontamos. 

A pesar de que espero sea obvio, es importante aclarar que el que hayan mas hombres que mujeres en la ciencia no es un tema de aptitudes. Todos los estudios serios realizados al respecto demuestran que no hay diferencias en las capacidades intelectuales entre los géneros. Más aún, las mujeres, tenemos formas distintas de afrontar emociones o decisiones que sin duda enriquecen la construcción del conocimiento, abriendo nuevas perspectivas y enfoques.

Como dice en uno de sus extraordinarios libros la autora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, “en la época en que la fuerza física era el atributo más importante para sobrevivir, el hombre, que generalmente es biológicamente más fuerte, habitualmente era el líder. Sin embargo hoy vivimos en un mundo muy distinto, la persona más calificada para ser líder no es la más fuerte físicamente, sino la más inteligente, sabia, creativa e innovadora. No existen hormonas para estos atributos. Tanto el hombre como la mujer puede ser inteligente, creativa e innovador. Hemos evolucionado, pero las ideas de género no demasiado”.

Dato 2: Myanmar es el país de todo el mundo con mayor proporción de mujeres en la ciencia, con 76 por ciento. En Latinoamérica, los países con más mujeres que hombres en el campo de la investigación son Argentina, Bolivia, Venezuela, Cuba y Guatemala (con 45-55 por ciento). Por su parte, en México, el 33 por ciento de los investigadores son mujeres. En Europa, Latvia, Macedonia del Norte y Lituania encabezan la lista con 51 por ciento. En África, Túnez lidera la lista con 55 por ciento de mujeres en puestos de investigación. En Israel, tan sólo el 21 por ciento de las investigadores son mujeres (basada en Full Time Equivalents). Fuente: UNESCO, 2019.

Es paradójico, que la diferencia de mujeres en la ciencia sea menor en países con mayor equidad de género. O visto de otra forma: que en los países con menor igualdad entre los sexos las mujeres encuentren su camino en las carreras científicas. Un estudio publicado en 2018 en la revista Psychological Science argumenta que en entornos con mayor disparidad, las mujeres buscan claridad en su camino hacia conseguir independencia económica, por lo que orientan sus vocaciones hacia carreras científicas que dan mayor certidumbre financiera. 

Dato 3: Las mujeres representan 58 por ciento de las licenciaturas universitarias, pero solamente ocupan 13 por ciento de las cátedras, solo logran el 8 por ciento de los galardones de prestigio y se quedan con un escaso 3 por ciento de los Premios Nobel. Fuente: Científicas, Jorge Bolívar.

Es decir, en el transcurso de la carrera profesional las mujeres van teniendo que salir truncando su camino académico hacia posiciones de alto nivel. La carrera en la ciencia es inusualmente compleja. Involucra estructuras y procedimientos diseñados por y para hombres, con requisitos, filtros y muchos peldaños que obligan a las mujeres a tomar difíciles decisiones entre familia y trabajo. Quizás podría decir que en parte soy resultado de ello. La problemática se orienta hacia vencer estereotipos asignados a la profesión, a revisar remuneraciones económicas, revalorizar el significado del prestigio, balancear los roles maternos y encontrar programas y oportunidades sin desventajas.

Es relevante mencionar que en 1955 las mujeres eran solamente el 12 por ciento de las autoras de publicaciones científicas. Ahora son el 27 por ciento, sin duda un avance sustancial pero aún hay mucho por trabajar. Es cierto que cada vez más las niñas encuentran vocación en la ciencia, teniendo muchas más mujeres interesadas en biología y química, y menos en física y matemáticas. Y que cada vez hay mejores y más programas para ayudar a mantener a la mujer científica en el laboratorio, pero evidentemente el esfuerzo no ha sido suficiente.

Dato 4: A lo largo de los 119 años del Premio Nobel, solamente 3 mujeres lo han ganado en Física (de 216 galardonados), tan solo 5 mujeres lo han ganado en Química (de 189 galardonados), 12 en Medicina (de 231 galardonados) y 2 en economía. Fuente: Fundación Nobel.

El 8 de Marzo es el Día Internacional de la Mujer. Escribo este texto sensibilizada con la importancia de abordar el tema del papel de la mujer en la sociedad, de revisar qué hablamos con nuestros niños y niñas, de cómo los hombres reconocen la situación actual. La conversación ya existe, la estamos teniendo, eso es importante.

Gobiernos, universidades, escuelas e institutos de investigación están elaborando fantásticos programas específicos para motivar a las niñas hacia carreras de ciencia, para apoyar a sus científicas durante sus años formativos, para mejorar las ofertas de trabajo y para aminorizar la brecha de género a través de diferentes enfoques. 

Tener igualdad de oportunidades es esencial, pero no lo único. Desde chicas las niñas encontramos ejemplos de figuras femeninas exitosas principalmente en el mundo de la moda y del espectáculo. Y aunque cada vez más tenemos extraordinarias lideres mundiales encabezando muchos frentes, algunos de ellos siguen siendo dominados por los hombres. Recuerdo con nostalgia la exitosa serie The Big Bang Theory (que me diviertía enormemente), pero que al ser comedia exageró los estereotipos teniendo a la chica “guapa” y “güera” como mesera/artista y a la “no bonita” e “inteligente” como científica. ¿Qué mensaje se entiende?

En esta lucha todo es importante. Deben de haber cambios en las políticas, cambios en los programas, cambios en los salones de clase desde kinder, cambios culturales, cambios en la educación que damos a las niñas y a también a los niños, cambios en los discursos, cambios en las expectativas, cambios en las formas en que medimos el éxito, cambios en las oportunidades, cambios en nuestros modelos a seguir.

Las niñas tienen que ver la ciencia con amor, enamorarse de ella. Buscar su genuina vocación, seguir sus intereses. Deben de poder hacerlo. Requieren crecer con figuras que las inspire, que las empodere. Que sepan que son capaces y que son requeridas. Imagínate como sería el mundo hoy de haber permitido el ingreso de la mujer en la ciencia hace un siglo. Todo de lo que nos hemos perdido. Sin duda las niñas tienen mucho por regalarle a la humanidad, y a ellas mismas. 

Debemos ver a la insuperable Marie Curie, a la ejemplar Sally Rides, a la ingeniosa Rosalind Franklin, a la revolucionaria Margarita Salas, a la pionera Ada Lovelace, a la laureada Ada Yonath, a la silenciosa Katherine Johnson, a la brillante Margaret Hamilton, a la soñadora Vera Rubin y a todas las que día a día están, estuvieron y estarán, con la emblemática capa blanca que las hace invencibles, como grandiosas conquistadoras del universo aún desconocido del conocimiento.

 


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