Enlace Judío México e Israel –  Más de 130 cineastas y otros profesionales de la industria del cine han firmado un compromiso para boicotear el TLVFest.

El festival internacional de cine LGBT de Tel Aviv se celebra cada primavera, y el boicot que enfrenta es a razón de mostrar solidaridad con miembros palestinos de la comunidad LGBTQIA+, de acuerdo a un reporte del sitio The Hollywood Reporter citado por The Jerusalem Post.

Entre los firmantes se encuentran el candidato de la Palma de Oro de Cannes, Alain Guiraudie, el ganador del Premio Tribeca Nelson Mandela, Thomas Allen Harris, y la guionista Sarah Schulman.

Algunos representantes de la industria fílmica latinoamericana también se sumaron al llamado, entre ellos, Mariana Loyola, Tata Barahona, Roberto Márquez de Illapu, Yamil Salah y Vicente Siriany de Villa Cariño, Juan Pablo Sutherland, Eugenia Brito Astrosa, Eugenia Prado Bass, Anita Tijoux y Cesar Zamorano.

La publicación cita a los firmantes diciendo que están “íntimamente conectados con la liberación de todos los pueblos y comunidades oprimidas” y que se comprometen “a no presentar películas ni participar en el TLVFest u otros eventos patrocinados parcial o totalmente por instituciones cómplices israelíes hasta que Israel cumpla con el derecho internacional y respete los derechos humanos palestinos”.

El TLVFest recibe dinero del gobierno y las organizaciones israelíes, como el Ministerio de Cultura y Deporte, el Consejo de Cine de Israel y el Municipio de Tel Aviv-Yafo. Entre otros patrocinadores del festival 2019 estaban Microsoft y el New Israel Fund.

La 15a edición de TLVFest se realizará del 4 al 13 de junio. Comenzó en 2006 y se celebró por primera vez en pequeñas salas como la tienda de discos Ha’Ozen Hashlishit (hebreo para “tercer oído”), antes de mudarse a la Cinemateca de Tel Aviv, donde ahora tiene lugar.

Esta no es la primera vez que activistas asociados con el movimiento de Boicot, Sanciones y Desinversión (BDS) han pedido un boicot al festival, por lo que llaman pinkwashing, lo que significa presentar el hecho de que la comunidad LGBT en Israel ha luchado y obtuvieron en cierta medida derechos y aceptación, como un intento de distraer o encubrir la verdadera situación de los palestinos.

En 2017, hubo un esfuerzo similar y algunos solicitaron a los invitados cancelar su participación.

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