Enlace Judío México e Israel – La marcha feminista del 8 de marzo en la Ciudad de México fue más que gritos y cantos: cientos de mensajes escritos dejaron testimonio del estado de hartazgo e indignación que motivó a esta movilización masiva. 

“Ser PROVIDA es donar sangre, donar médula, donar órganos; NO forzar a parir a una niña de 12 años que fue VIOLADA”, decía una de las consignas impresas que pudieron verse por docenas el pasado 8 de marzo, durante la multitudinaria marcha feminista que pintó de morado las calles del centro de la Ciudad de México.

Se trataba de una entre muchas frases que aludían al tema del aborto, a la participación de la Iglesia en el encubrimiento de los crímenes perpetrados por sacerdotes pederastas y a otros temas polémicos que, junto con las cifras de feminicidios, han acaparado la indignación de esta nueva oleada feminista que saltó de las redes sociales a las calles.

“Educar a un niño de la misma forma que a una niña es el primer paso para erradicar el machismo”, se leía en otra pancarta, mientras que en otra podía leerse: “La violencia deja marcas. No verla deja feminicidios. #NiUnaMenos.”

Además de carteles y pancartas, las manifestantes plasmaron sus demandas en el suelo con gises de colores. En una de ellas se reproducía el coro de la canción que forma parte del ya famoso performance “Un violador en tu camino”: “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía.”

Algunos mensajes exigían el fin del acoso sexual en las universidades, mientras que otros afirmaban que tener una pareja no era suficiente motivo para aguantar violencia y abusos.

Así, con cientos de mensajes y dibujos, las manifestantes plasmaron su indignación de formas creativas y contundentes. Mientras el aire vibraba con los cánticos y las consignas, las bardas, los pisos y los corredores se llenaban de mensajes escritos que también lograban retumbar en las consciencias de las presentes.

 

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