Enlace Judío México e Israel – En una semana pese a la epidemia y a la crisis, cientos de familias en todo el mundo se sentarán juntos a la mesa para comer matzá y maror y celebrar el nacimiento de la nación judía. No importa cuál difícil sea la situación, no importa cuál distante sea ese pasado Pésaj será celebrado por cientos de familias todos los años. Cuenta un relato popular, la historia de una familia que celebrando Pésaj en medio de la cena, al momento de las cuatro preguntas el hijo agrega una quinta y le pregunta a su padre si el año que viene podrá hacerle las mismas preguntas alrededor de la mesa. El padre le responde que no lo sabe, muy probablemente ellos dos no estarán juntos el año que viene; sin embargo, puede estar seguro de que en algún lugar del mundo va a haber una mesa puesta con un hijo cantando las preguntas de Pésaj a su padre y que eso es motivo suficiente de festejo.

Con esa respuesta el padre está aceptando el peligro inminente de una muerte que a esas alturas era casi segura. Sin embargo, le está dando a su hijo un motivo de alegría y esperanza: la trayectoria del pueblo judío por el paso de la historia, su búsqueda y objetivo hasta el final de los tiempos. Incluso, le está diciendo que los ideales bajo los que viven son eternos; no importa que año, no importa en dónde D-os ayudará a que siempre haya al menos dos judíos haciendo esas preguntas, la aniquilación absoluta de la faz de la tierra hacia el pueblo judío no será permitida por D-os.

Es un aprendizaje muy profundo que encierra muchas de las enseñanzas y preceptos que celebramos en Pésaj. El primero es que D-os es la base de la sobrevivencia del pueblo judío, ya que este último existe para hacer grande el nombre de D-os y hasta que D-os no se haya revelado nuevamente al mundo, habrá gente que se siga adhiriendo a los principios judíos y siga dándole vida a dicha tradición. Ello nos lleva también a pensar que D-os tiene influencia en la historia de la humanidad y las acciones de los hombres en realidad están supeditadas a la divinidad y sus manifestaciones.

Eso me lleva a pensar ¿realmente, para la Torá qué es una nación? ¿por qué debemos celebrar el nacimiento de una? Y ¿cuál es la relación que tienen el resto de las naciones con D-os? Espero poder encontrar la respuesta a dichas preguntas.

¿Qué es una nación? Diferencias entre las naciones de la Torá y las naciones actuales

Algo que siempre me sorprendió al hacer mis primeras lecturas de la Torá fue la diferencia que existe entre las naciones que pinta el Tanaj y las naciones modernas. Las primeras tienen un carácter espiritual en ellas, pareciera ser que se constituyen a través de una harmonía universal, tienen una forma particular de actuar moralmente que las hace especiales a cada una. Canaan se comporta de una forma repetida a lo largo de la historia, al Igual que Mitzraim y al igual que Moab, cada una tiene un defecto, una virtud que la caracteriza y un objetivo común. No ocurre lo mismo con las naciones modernas la construcción de las mismas parecería una causalidad de la historia o una determinación política más que una característica moral.

Es así porque la Torá nos retrata la aspiración del hombre hacia D-os y sus tropiezos en el camino. Las naciones que aparecen en el Tanaj son la génesis de ciertas actitudes morales o espirituales que se pueden tomar como comunidad o conjunto. Por ejemplo, Mitzraim (Egipto) es la fuente de la materialidad en el mundo, por eso vemos que los midrashim (relatos) y otras fuentes orales resaltan las grandes obras arquitectónicas y de ingeniería que los egipcios hacían, puesto que es una de las formas en que la materialidad se expresa positivamente. Yaván (Grecia) por su lado representa la belleza y la intelectualidad, el mismo Talmud nos dice que el griego es el lenguaje más bello de todos, más bello incluso que el hebreo el cual se considera sagrado. Ambas naciones buscaron a D-os desde esa característica que las define, siendo las primeras naciones en el mundo, crearon la posibilidad de buscar a D-os de esa forma particular; y su influencia sigue viva a lo largo de las generaciones en el hombre.

En el caso del pueblo judío empezaron a ser una nación el momento que configuraron una perspectiva moral propia y un carácter individual. Ese momento empezó con la salida de Egipto y se concretó cuando aceptaron la Torá sobre sí mismos, fue la Torá lo que les dio una identidad propia y separada del resto de las naciones. Antes de la salida de Egipto eran considerados un pueblo o una tribu, porque aunque tenían un origen común y costumbres propias, como tal no tenían un cuerpo legal o moral constituido, ni un objetivo a futuro. A aceptar a D-os como máximo rey cambiaron por completo su constitución social, moral e individual.

¿Cómo se construye una nación?

Una de las cosas más bellas del judaísmo es considera a todo lo creado como proveniente de D-os y por ende tiene potencial para ser bueno, útil y bello. De la misma forma los deseos humanos no son totalmente perversos, aspiran de una u otra manera a buscar una de las tantas caras de D-os. Lo mismo ocurre con las naciones, no son totalmente malvadas, incluso cuando sus intenciones son destructivas terminan ayudando a D-os de una u otra forma.

Varios comentaristas de la Torá observan el desarrollo histórico de las naciones como un proceso que es a la vez escogido por el hombre e intervenido por D-os. Desde la narración del Génesis se ve a Adán (el ser humano universal, hombre y mujer) como la criatura más preciada por D-os. Incluso cuando son separados el mundo natural se rige en base a las acciones de estos dos seres. Parte de la mitología religiosa judía nos dice que este ser creado en conjunto fue hecho para conocer a Su Creador y a través de esa relación dotar de espiritualidad al mundo material que lo rodea. Esa es la labor de la humanidad todavía hoy. Cada una de las naciones a lo largo de la historia de la humanidad ha aportado de alguna forma u otra para que el ser humano en su totalidad se acerque cada vez más a esa meta. Cuando la nación como nación ha llegado a una degradación moral tal que el mundo mismo ya no puede mantenerla, entonces deja de existir. Así como las generaciones durante los tiempos de Noé no existen más.

Y esto es lo que hace aún más interesante el concepto de nación en la Torá. No es una entidad que sea totalmente dirigida por D-os, tampoco es totalmente dirigida por el hombre, como toda la Creación existe un balance entre lo que está predeterminado desde el inicio de los tiempos y la forma en que el ser humano decide desenvolverse frente a lo dado, frente a la dirección de D-os.

Las naciones en la Torá se forman cuando los hijos imitan las acciones de los padres. Israel surge de la herencia que recibieron los judíos de los patriarcas; mientras que los defectos de Ham (hijo de Noé) se exacerban en Canaan (una de las naciones toraicas). Esto es así sólo cuando los hijos deciden continuar con el buen o el mal ejemplo de los padres.

Lo que hacemos en Pésaj es reconocernos nuevamente dentro de una nación cuyo origen es la libertad y cuya dirección es la espiritualidad. Leemos los mismos textos que nuestros antepasados leyeron y cantamos las mismas canciones que ellos, para reconocernos dentro de ese pasado. Sin embargo, nunca perdemos de vista que el origen de dicha nación que el sentido por el que fue creada fue para engrandecer el nombre de D-os en el mundo. Finalmente en Pésaj más que celebrar la historia de un pueblo festejamos la trasmisión de un sueño.