Enlace Judío México e Israel – La epidemia de COVID-19 ha agudizado los problemas emocionales de mucha gente: ansiedad, depresión, angustia, miedo… Conversamos con la directora de la Línea 1118, un centro telefónico de apoyo y contención emocional que ayuda a la comunidad judía de México. 

La salud mental y la estabilidad emocional pueden verse amenazados en condiciones extremas, como las que vive México y el mundo en estos momentos. La crisis provocada por la epidemia de COVID-19, y que mantiene a millones de personas encerradas en sus casas, ha disparado los conflictos familiares e individuales en todo el mundo.

Pero en México, la comunidad judía cuenta con un aliado en esta crisis: una luz que puede servir de guía en el túnel oscuro en que se encuentra mucha gente, acuciada por el aislamiento, el temor y la angustia. En entrevista para Enlace Judío, Mónica Tanur, directora de la Línea 11118, nos habla de esta institución y los servicios que presta.

“La línea 1118 surgió hace 5 años, en realidad, de una iniciativa de poder hacer sinergias con los comités ya existentes de ayuda emocional, por un lado y, por otro lado de que exista una línea de apoyo, una línea humana que pueda estar ahí siempre, 24/7, para todas las personas que necesiten esta parte emocional, pero al mismo tiempo, esta línea sirve de catalizador a las diferentes instituciones que ya existen, como Umbral, Menoráh, Maayán Hajaim, Kol ve Koaj, Kadurim… que son instituciones que han hecho una labor extraordinaria por muchísimos años, y nosotros, realmente, vinimos aquí a hacer equipo con todas estas instituciones.”

La ayuda brindada por Línea 1118 tiene diversos niveles que esta institución clasifica en un sencillo sistema de semáforo o código de colores que permite distinguir entre un caso leve, uno preocupante y uno urgente. Así pues, los casos “verdes” pueden ser, por ejemplo, una llamada de un chico que se siente frustrado por la situación; el amarillo se prende cuando hay síntomas de ansiedad y depresión, incluso un ataque de pánico; mientras que el rojo se activa cuando hay violencia, intentos de suicidio y situaciones que ponen en peligro la vida de las personas.

“El monstruo de la ansiedad los gobierna y muchas veces piensan que la única solución es la muerte”, dice Tanur sobre los casos de personas que han acudido a la Línea 1118 para pedir ayuda desesperadamente. “Entonces, nosotros estamos capacitados, somos personas profesionales para poder ayudar a esa persona en ese momento para poder encontrar otras alternativas.”

Las personas que llaman a la Línea 1118 no están obligadas a dar su nombre, así que los servicios se brindan de manera anónima y muy discreta. Cuando la llamada lo único que requiere es un poco de contención emocional, el usuario queda registrado con un número, por si más adelante quiere volver a llamar y para llevar un control estadístico.

En cambio, si el caso es más serio, esta institución canaliza al usuario a aquella de las organizaciones comunitarias que más especializada esté en el tema.

A Maayán Hajaim se canalizan los casos de “depresión, ansiedad. En general, condiciones psicológicas y psiquiátricas”; mientras que “Umbral se dedica a situaciones de adicciones, son expertos en eso.” Por su parte, “Menoráh (se especializa) en cuestiones de violencia intrafamiliar y en cuestiones de violencia en general”; Kol ve Koaj, en abuso sexual. “Y ese comité trabaja de manera mucho más privada y tiene sus mecanismos de acción.” Finalmente, está Kadurim, “que hace una increíble labor en conseguir medicamentos para la gente.”

Un equipo de profesionales

Línea 1118 cuenta entre sus filas con un gran equipo de profesionales de la salud mental, además, “tenemos el apoyo de la Comunidad Maguén David, de la Kehilá Ashkenazí, y bueno, somos intercomunitarios, se están sumando las otras comunidades al proyecto, y tenemos un presidente, el presidente se llama Abraham Levy, un vicepresidente que es José Gittler.”

También, un grupo de “voluntarios profesionales y no profesionales que nos ayudan a esta labor. Porque, realmente, no nada más contenemos la llamada y canalizamos: en casos necesarios también hay coordinadores que se acercan a las familias para ver cuáles son sus necesidades. Porque no nada más es ir al psicólogo o al psiquiatra, sino a lo mejor hay otro tipo de necesidades de las familias y los coordinadores se acercan humanamente para ver las necesidades de la familia.”

El equipo fue capacitado por ERAN Emotional First Aid, una organización israelí que cuenta con múltiples centros de ayuda. “Ahorita, con el covid-19, están muy activos porque realmente la gente lo necesita, la gente necesita hablar, necesita una contención, y ellos están en contacto con nosotros para pasarnos tips, para ayudarnos, en el sentido de poder hacer equipo para darle el mejor servicio a la gente.”

La directora de Línea 1118 se siente muy segura respecto a la calidad del servicio que ofrece su equipo, pues “son gente profesional pero son gente humana, son gente que te va a escuchar, gente que va a estar contigo, no te va a juzgar, no te va a diagnosticar, está ahí para escucharte, y si no quieres dar tu nombre, no lo das. Es solamente una llamada porque quieres hablar con alguien, quieres sentirte acompañado.”

Los problemas, en una lupa

La salud mental y el bienestar emocional son a veces frágiles. Una crisis como la que vivimos actualmente puede destapar viejos conflictos o, simplemente, hacer evidente lo que antes permanecía enterrado.

“Nos pusieron una lupa: si teníamos un problemita chiquito, se hizo más grande, pero siempre hay que agarrarse de las redes de apoyo y de esta línea… y es una herramienta para que esto no se haga más grande. Si ves, por ejemplo, que estás angustiada, que no puedes contener en tu cuerpo esa sensación de angustia, y no tienes con quién hablar porque no quieres preocupar a tu esposo, no quieres preocupar a tus hijos, quieres ser fuerte, puedes hablar a la línea.”

Con la epidemia, “están pasando cosas diferentes a lo que pasaba antes. La gente tiene por ejemplo miedo, cuando antes no tenía miedo. Tu zona de confort estaba, tu seguridad hacia el exterior estaba, hacia el mundo estaba y, de repente, como que todo esto se va fragmentando: tu seguridad en el mundo, tu seguridad en tu vida económica, tu seguridad de tu familia, toda esa parte empieza a estar un poquito inestable. Entonces, sí le damos sentido a la línea.”

Los conflictos familiares se encuentran entre los principales temas que se atienden en Línea 1118. “Por ejemplo, parejas que se pelean un poquito más, y entonces, en la línea a veces participamos en esas situaciones para poder calmar la situación. O situaciones de extrema violencia se vuelven más violentas…”

No es una terapia

La atención directa que ofrece Línea 1118 no es una psicoterapia como tal, sino una contención emocional para alguien que necesite hablar y, sobre todo, ser escuchado. Su directora, Mónica Tanur, aclara que, sin embargo, los casos que requieren seguimiento y un trabajo más profundo se canalizan a las instituciones anteriormente señaladas para que ahí se les dé la atención completa.

“Nosotros somos como guías para poder encontrar esa fuerza que tienes, que a lo mejor no habías encontrado”, dice Tanur, quien agrega que también “estamos en contacto con todos los rabinos de la comunidad, muchas veces les hemos pedido consejo (…); la gente busca esta salida espiritual, esta explicación, esta sublimación y sí, definitivamente tenemos rabinos y tenemos también gente externa, profesional, para cada caso.”

Los servicios de Línea 1118 son totalmente gratuitos y, como ya se dijo, anónimos. Sin embargo, las personas que sean canalizadas a otras instituciones de ayuda comunitaria deberán dejar algunos datos básicos de contacto, mismos que serán manejados con total confidencialidad.

Si perteneces a la Comunidad Judía de México y necesitas recibir contención emocional en estos momentos de incertidumbre, ansiedad y temor, no dudes en comunicarte a Línea 11118, al número telefónico 59 80 11 18. Mientras más pronto lo hagas, más lejos te encontrarás de la luz roja del semáforo.

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