Enlace Judío México e Israel – El actor David Ostrosky nos da, en entrevista, un adelanto de su participación en Vis a Vis: El Oasis, spinoff de la popular serie española, donde interpreta a Víctor Ramala, un narco mexicano.

 

La cara de David Ostrosky es ampliamente conocida entre el público mexicano. Su participación en decenas de telenovelas, tan populares como Rosa salvaje y en películas de la altura de Como agua para chocolate le han valido el reconocimiento y el cariño del público. Ahora, Ostrosky da un paso más y llega a la televisión española que, a través de Netflix, es en realidad una televisión global. Lo hará al interpretar el papel de Víctor Ramala, un narco mexicano cuya hija es secuestrada por unas atracadoras a las que el plan se les vino abajo.

En entrevista remota para Enlace Judío, Ostrosky nos cuenta sobre su papel en esta serie, el proceso de filmación, su identidad judía y su amor por el Estado de Israel.

 

Enlace Judío: En la serie Vis a Vis: El Oasis, tú representas a Víctor Ramala, narcotraficante ¿Por qué eligen a un mexicano para este papel y cómo es estar entre tantas mujeres fuertes?

David Ostrosky: Siempre he estado entre puras mujeres fuertes, estoy acostumbrado. Me gusta mucho. Vivo con una mujer muy fuerte, con mucha conciencia, con mucha claridad. Mis hermanas también me ayudaron a sentirme fuerte y cuando estás con gente fuerte te contagian en el buen sentido de la palabra.

EJ: ¿Por qué eligen un actor mexicano para este papel? Porque Ramala es mexicano y a los 12 años se va para Madrid.

DO: Este spinoff es un homenaje a las dos protagonistas de esta serie (…). La franquicia Vis a Vis se terminaba en la cuarta temporada pero la gente empezó a pedir en Latinoamérica, especialmente en Brasil que son muy fans, preguntaban ‘¿qué va a pasar con estos dos personajes?’ ‘¿Alguna vez salen de la cárcel?’ ‘Queremos ver su final.’ El spinoff son ocho capítulos y el homenaje a ellas dos, en donde hacen un último atraco. Son dos personajes que se odian y se quieren, se quieren matar y a la vez no. Son de esas relaciones que el destino lleva juntas. Una le propone a la otra hacer un último atraco. La otra le dice que ya no quiere, que ha dejado todo atrás, que no sabe para qué insiste… pero pregunta cuál es el último atraco.

Una boda. La hija de un narco mexicano se casa y trae una tiara de veinte millones de euros en diamantes. Se infiltran en la boda como meseras pero el robo no resulta como lo planearon y suceden ocho capítulos de acción y violencia que no te gusta pero te mantiene en tu butaca.
Es una serie muy bien hecha con una producción, actuación y dirección de primer nivel, especialmente con un libreto increíble, muy bien hecho.

EJ: ¿Cómo te preparaste para Víctor Ramala y qué aprendiste del narco al prepararte?

DO: Las escenas que hice no son tanto del narco. Son de un hombre que quiere recuperar a su hija. Víctor Ramala es un hombre muy fuerte que no se espanta con nada pero tiene una debilidad: su hija.
Se parece mucho a nosotros, los mexicanos y latinoamericanos, que consideramos a la familia algo fundamental y de primer orden. Toda la trama se trata de recuperar a su hija porque es secuestrada.
Las cosas no salieron según el plan y la banda de cinco atracadoras que estuvieron juntas en la cárcel y son compañeras de las dos protagonistas tratan de hacerle la vida imposible a Ramala pero esto obviamente no es fácil.

¿Cómo te preparaste para ser un narco?

DO: Como me preparo para hacer todos mis personajes, sobre todo tratando de no ver nada que tenga que ver con el tema. Nunca había interpretado a un narco, tenía que ser receptivo y abierto con los directores. Viendo todo el tiempo mi libreto y tratando de entender por qué está haciendo esto que hace mi personaje. Es parte de un oficio entrar en la vida de alguien que no le pertenece a David Ostrosky. Eso es lo bonito de ser actor. No soy David ahí, soy Víctor Ramala. Yo soy el instrumento, el cuerpo para tener emociones y el texto y la dirección te van llevando sobre todo y si eres receptivo. Así abordo cualquier personaje, te configuras con el personaje y te desconfiguras cuando terminas.

EJ: Sabemos que por un pelo no llegas México por la cerrada de los vuelos. Cuéntanos qué pasó.

DO: Mi esposa Belinda y yo teníamos el vuelo de vuelta el 26 de enero y la producción sabía que yo tenía otros compromisos. No hubo ningún retraso en el rodaje, tuvimos muchísima suerte porque creo que siempre estamos cuidados por Dios. Cuando salimos de allá sentíamos que la gente ya estaba tosiendo mucho, había mucha gente enferma y mucha publicidad de productos para la garganta y para la gripe. Yo esperaba que nada se retrasara y termináramos todas las escenas. Yo tenía pensado regresar el 12 de abril para la premiere, ese era el trazo. Acabé mi último llamado un día antes, que por cierto, fue precioso por la manera como me despidieron. Cuando acabas un proyecto, la producción menciona que es tu última escena y fue muy emotivo. También cuando llegué me recibieron con los brazos abiertos a pesar de que ellos ya llevaban cuatro años juntos. El 20 de abril de 2015 empezó la primera temporada y el 20 de abril de 2020 se cierra la quinta y última temporada. Es Vis a Vis: El Oasis. El Oasis es un hotel.

El 26 de enero pudimos viajar y agradezco que el encierro haya sido aquí en mi casa y no allá porque hubiera sido mucho más difícil y fuera de centro para nosotros.

EJ: Gracias a Dios no te contagiaste.

DO: Pues sí. Estuvimos sanos todo el tiempo salvo una gripe leve al final de los cuatro meses. Llevábamos medicamento y todo estuvo bien. Aquí nos hemos estado cuidando porque allá la cosa está muy severa de verdad, mucho más de lo que creemos. Cuando has vivido en carne propia o conoces a gente que ha enfermado o ha fallecido cambia todo el panorama. No se ve tan claro cuando solo sabes que hay tantos muertos o tantos infectados o que no hay respiradores. Es la información que todos tenemos pero cuando está más cerca es mucho más difícil, eso le ha pasado a muchos compañeros de allá.

EJ: ¿Alguien que conoces tuvo este problema?

DO: Algunos familiares de mis compañeros que creo que van librando la situación. Allá pegó muy fuerte.

EJ: ¿Cómo es grabar en España y qué diferencia hay con México?

DO: Es otro tipo de tono actoral, es cine. Yo me sentía tan bien porque sabían perfecto lo que iba a hacer. Fuera de algunos problemas de clima, de lluvia, todo lo demás lo tienen perfectamente programado. Tienen un ritmo muy bueno. El escritor que escribió las cuatro temporadas, que es también el productor, los dos directores sabían desde mi llegada qué querían y cómo debía ser el resultado.
La primera indicación fue nada de melodrama, nada de telenovelas. El tono de las series es otro, no es el de la telenovela mexicana que yo hice muchos años y que me he ido quitando. Empecé con La Casa de las Flores y después hice esta serie, siempre pidiendo orientación a dirección. ‘¿Dónde crees que no estoy en mi tono?’, porque para eso estoy aquí. Fue un trabajo muy sabroso, de muchas horas y muy bien hecho.

EJ: ¿Cómo es salirse del melodrama?

DO: Melodrama es lo que conocemos como la telenovela, en donde el villano es más acartonado y obvio. Es más externo. Las series son mucho más internas, como el cine. Ramala nunca tuvo que dar un grito, todo era trabajo interno. No se necesita gritar para tener autoridad.

Cada personaje tiene su textura, su matiz y su color. Ramala no tuvo que gritar para dar órdenes, todo era interno, con la mirada. Todo ese trabajo interno salió en los ensayos. Los métodos son parecidos, el tono es lo que cambia y obviamente te pide dejar el melodrama atrás. Hay que dejar atrás la actuación vieja, anticuada. Hay que renovarse, como ahora que hay que verse por Zoom, pues te renuevas.

EJ: ¿Qué experiencia te gustaría compartir de Vis a Vis: El Oasis?

Es un proyecto lleno de amor y compañerismo.

En Almería, que llueve cuatro días al año… Fuimos allá un equipo de muchísima gente: actores, técnicos, cámaras. De Madrid a Almería en avión son un par de horas. Nos llovió ese día y tuvimos que sortear ese asunto. La producción sufrió por esto, hicimos algunas cosas en Madrid porque no podíamos volver a Almería. Hicimos en foro algunas escenas pero todo salió bien por el compañerismo. Yo me sentí muy a gusto. Gente muy profesional en todo momento, sin rivalidades. Nadie me señaló por no ser de allá. Quieren mucho a México, está muy impregnado. Puedes ver cómo hay otros personajes mexicanos, Adriana Paz estuvo dos temporadas, y te sientes bien.
Ramala es un personaje muy solitario con dos ahijados y una hija pero que tiene su mariachi propio. Tiene su mariachi para que le cante a él. Tiene cosas muy significativas de lo mexicano.

EJ: ¿Te parece que sí representa al mexicano?

DO: Sí, es un personaje mexicano. El escritor sabe que nació en México y creció allá y se hizo el rey de la coca. Se hizo muy poderoso. Cuando eres poderoso eres desalmado. Siempre fue tras su objetivo y por eso tuvo tantas ausencias con su hija. El quedó viudo por una bala que era para él y le tocó a su esposa, ese hecho es algo que no se puede perdonar. Por eso aprendes, no es mi caso, que la familia es lo primero. Atiéndela y sé presente porque después es demasiado tarde.
Katy, la hija de Ramala, no lo quería. Ni con todas las comodidades del mundo, no le gustaba estar vigilada las 24 horas.

EJ: Hablando de La Casa de las Flores, tú representaste a Salomón Cohen, un personaje judío. ¿Cómo es ser judío y representar a otro judío?

DO: Siempre he tenido un gran orgullo de ser judío, de pertenecer y de enarbolar al Estado de Israel. Te voy a dar un ejemplo: hoy en día Israel es uno de los estados que más rápido reaccionó al coronavirus. Son gente preparadísima. Son gente que siempre destina presupuesto para la ciencia, para el arte. Es un país tan joven y con tanta infraestructura y tanto progreso que son increíbles. Yo siempre traigo eso conmigo. Pero de repente es difícil porque hay muy mala información y no sabes si esconder o no decir. Yo nunca lo he escondido pero hay veces que no digo de más porque no sabes cómo va a estar.

Para hacer un personaje judío primero tuve que hacerlo de la manera más digna; después, era un psicólogo de niños. Este personaje era una farsa ética donde no había muchas reglas, tuvimos que arreglarlas porque un psicólogo no puede ser psicólogo de toda la familia, por ejemplo. Mi hijo, que es psicólogo de niños, me ayudó muchísimo. Hablé con Manolo Caro y ajustamos las escenas, siempre dándole el principio y el valor a los judíos. En la escena del bar mitzvá tuve que meter mano en algunas cosas porque no estaba bien hecha, le ayudé. Eso es importante y es muy bonito. Después vi la escena donde Paulina baila y dice: soy judía, esa escena era diferente. En la segunda temporada traigo al Jazán (Moshe) Mendelson.

También cuando estoy presente y no hablan bien de judíos me cuesta mucho trabajo.

EJ: ¿Y qué haces cuando eso pasa?

DO: Dependiendo de la circunstancia, trato siempre de decir ‘no es por ahí’. Si se trata de ofender yo no quiero estar aquí. Infórmense. Dentro del parámetro cultural, depende con quién porque hay gente que no entiende o algunos que todavía creen que matamos a Cristo, algunos pensamientos muy caducos. Siempre con el corazón para enaltecer a los judíos y al Estado de Israel.

EJ: ¿Te ha tocado antisemitismo?

DO: Sí, en la universidad. Algunas personas, una muy informada y otra no informada. Hay muchas envidias de los que creen que todos somos muy ricos o que nos regalan. Yo digo: ‘la gente es muy trabajadora. ¿Quieres tener dinero? Pues ponte a trabajar. No es fácil explicarle a alguien que trae un prejuicio, un concepto de muchos años en la familia o en la casa o en la escuela de que somos malos o de que por qué nosotros sí y ellos no. Yo siempre digo ‘bueno, ¿y los españoles? ¿Y los libaneses?’ Muchas razas llegaron a México y fueron bien recibidas, se pusieron a trabajar sin tener el idioma y sin tener nada y han logrado mucho.

Nunca les digo ‘es que nosotros somos muy inteligentes’, que tenemos muchos premios Nobel, que es algo que debería de decir porque es algo tangible y concreto.

Es lo que me toca a mí como actor, cuando voy a diferentes producciones y tratar de que no empañen la imagen de un judío.

EJ: ¿Qué es para ti Israel?

DO: Es el símbolo vivo del milagro. Es algo que nadie podía creer. David Ben Gurion, si viera hoy el Estado de Israel, no lo creería. Para mí es como el estandarte del judaísmo y de la diáspora. De aquí no nos saca nadie porque es nuestro Estado. Avalado por la ONU, avalado por todo el mundo y tras una historia terrible de persecución, de guerras y de estar rodeado de puros países árabes a los que hemos logrado sobrevivir. Israel es un milagro.

Yo tengo un hermano viviendo ahí hace más de 40 años, un cuñado. Parte de mí está ahí, yo me fui de akshará y estuve en un kibutz y siempre admiré muchísimo. Cuando llegué a Beer She’eva y me dijeron que era puro desierto y vi todo verde dije ¿de verdad? Y cuando fui hace 45 años de akshará y veía el riego por computadora decía ¿qué es esto? Ya estaban en esto, en el riego por computadora. En la noche o a la hora que programaras había agua en la tierra. Es impactante. Hoy en día como reaccionó Israel al covid es increíble. Es un país de primerísima. Para mí Israel es el estado milagroso, el mejor estado que hay y el estado que nos representa a los judíos.

EJ: Veremos tu trabajo en Vis a Vis.

DO: Verán a un narco no haciendo actividades de narco. Gracias a Enlace Judío, que siempre están trabajando para demostrar que estamos vivos y que los judíos estamos en todos los ámbitos, siempre hacia adelante.

 

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