Enlace Judío México e Israel – Los pacientes, los profesionales de la salud y la comunidad enfrentan nuevos dilemas éticos en su profesión y en su día a día.

“Como animales sociales que vivimos en comunidad, esta pandemia nos ha hecho incapaces de ignorar el tema y lo que significa la obligación social”, comenta Stuart Finder, PhD, MA, director del Centro de Ética de  Atención Médica en Cedars-Sinai Los Ángeles. “Todos, independientemente de su profesión, raza, religión, etnia o género, ahora están experimentando el empuje y atracción entre los derechos individuales y la preocupación por protegernos a nosotros mismos, así como nuestras obligaciones familiares y sociales que surgen del hecho de que nuestras vidas giran en torno a vivir en comunidad”.

En realidad, la obligación social, asegura Finder, es el hilo conductor que permite a las personas vivir en comunidad. Estas “obligaciones” abarcan toda la gama, desde respetar el límite de velocidad hasta no robar de la casa de un vecino, y culminan con el deseo único de cada persona de mantener el equilibrio en los ecosistemas en los que vive.

Finder descubrió que este sentimiento de mantener intacta la obligación social es especialmente cierto ahora con sus interacciones diarias con pacientes, médicos, enfermeras y administradores en Cedars-Sinai. En un día cualquiera, se enfrenta a preguntas como: “¿Cómo puedo cuidar mejor a mis pacientes al mismo tiempo que cuido y protejo a mi familia cuando regreso a casa” y “¿Cómo encuentro valor y significado en mi vida diaria sin la conexión física a la que estoy acostumbrado?

Entonces, ¿cómo surca Finder por este camino tan delicado? Con mucha empatía y comprensión, dijo.

“Todos los que brindan atención médica lo hacen con el objetivo de servir y cuidar a las personas que necesitan ayuda”, dice Finder. “Poner atención a la ética es clave porque el equipo que están en el frente de batalla no solo responde a la patología, sino que responde a las personas”.

Y mientras estos proveedores de atención médica están acostumbrados a ponerse en situaciones de alto riesgo, muchos tienen que prepararse mentalmente para los peores escenarios asociados con COVID-19.

“En una crisis como esta, los proveedores de atención médica de Cedars-Sinai se han visto obligados a considerar la posibilidad real de cosas que de otro modo nunca tendríamos que enfrentar, como no tener suficientes ventiladores o suministros para tratar a cada paciente”, dijo Finder. “La sola idea de tener que elegir una persona sobre otra persona, y mucho menos si realmente tuviéramos que tomar esas decisiones, es profundamente inquietante”.

Estar consciente de la ética compartida, de los compromisos morales que dan forma a la manera en que interactuamos y nos relacionamos entre nosotros, es sumamente importante, dijo Finder.

“Las personas son enfermeras, las personas son médicos y las personas son pacientes”, dijo Finder. “Del mismo modo que los proveedores prestan atención a los valores y preferencias de pacientes individuales, nuestros pacientes y sus cuidadores están prestando atención a los valores asociados con su equipo de atención”.

Y aquí, dijo Finder, hoy, en muchos aspectos fundamentales, no es diferente a hace un mes, hace un año, hace una década, hace un siglo. “Estamos hablando de lo que está realmente en juego para cuidarnos unos a otros”.

Estas complejas capas de reconocimiento y compasión están en el corazón de lidiar con los dilemas éticos que enfrenta nuestra comunidad y nación, dijo Finder.

“La pandemia de COVID-19 nos ha hecho muy conscientes de cómo vivimos en una comunidad moral conectada”, dijo Finder. “Frente a estas nuevas dificultades y a medida que mantenemos una distancia física entre nosotros, es cada vez más importante estar al tanto de la importancia de la conexión social y cómo mantenerla”.

 


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