Enlace Judío México e Israel – Desde la noche del pasado martes y hasta la madrugada del viernes 8 de mayo la Luna se ve llena, pero llegó a su punto máximo el jueves a las 10:45 GMT, cuando la cara de la Luna que apuntó a la Tierra estuvo completamente iluminada por el Sol.

Y esta no fue una luna llena común y corriente, la luna de flor es la última de las cuatro superlunas que han brillado en 2020.

Según explica la NASA, en un año puede haber entre tres y cuatro lunas llenas consecutivas que se consideren superlunas.  Las lunas llenas de febrero, marzo abril, y ahora la de mayo, son superlunas.

Una superluna se ve entre 7% y 15% más brillante que una luna llena común.

¿Qué es una superluna?

El concepto de superluna se refiere a una luna nueva o llena que ocurre cuando se ha alcanzado el 90% del perigeo, que es el punto máximo de cercanía entre la Luna y la Tierra.

Durante el perigeo, la Luna está a unos 363 mil 300 kilómetros de distancia de la Tierra.

Una superluna se ve entre 7% y 15% más brillante que una luna llena común, según explica el portal Space.com.

Curiosamente, el término superluna no viene de la astronomía. Según la NASA, la palabra la acuñó el astrólogo Richard Nolle en 1979.

¿Por qué se llama luna de flores?

La NASA explica que en la década de los 30 el Almanaque de agricultores de Estados Unidos comenzó a publicar los nombres que los nativos americanos les daban a las lunas llenas que ocurren cada mes.

Según ese almanaque, los pueblos algonquinos que habitaban lo que hoy es el noreste de EE.UU. fueron los que bautizaron luna de flor o luna de flores a la luna llena de mayo.

La llamaron así porque al ser primavera en el hemisferio norte las flores abundan en esta época del año.

También se le llama luna de siembra de maíz o luna de leche.

La luna de flores este año también marca la celebración de Vesak, el día más sagrado para millones de budistas de todo el mundo.

Hay que recordar que la luna es un símbolo central en el pensamiento judío y muchas de las cualidades que destacan al pueblo judío se reflejan en la luna.

Por ejemplo, tomemos en cuenta el brillo luminoso de la luna en el cielo oscuro. La luna no tiene una fuente de luz propia, su brillo es un reflejo del resplandor del sol.

Así también ocurre con el pueblo judío, que como la luna refleja una importante fuente de luz: a Dios y Su Torá. Reflejar esta maravillosa luz es un honor: al igual que la luna, recibimos belleza y la devolvemos al mundo a través de nuestros actos y nuestra propia existencia.

Cuando la luna crece y mengua, sabemos que a pesar de que parece que desapareció volverá a emerger con todo su brillo. Lo mismo ocurre con el pueblo judío: incluso en los momentos más oscuros confiamos en la promesa de Dios respecto a que los judíos nunca van a desaparecer y que un día nuestro poder será restaurado con todo su resplandor.

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