Enlace Judío México e Israel – Las parejas pueden sufrir graves problemas a consecuencia de la crisis sanitaria que se vive en el mundo. La psicoterapeuta Frida Ezban conversó con nosotros para darnos un poco de luz sobre cómo evitar que la pesadilla se traslade del mundo exterior a la intimidad del hogar. 

 

El encierro forzoso al que millones de personas se han visto sometidas en los últimos meses las hace vivir en un estado disruptivo, “de crisis, a muchísimos niveles”, que se añaden a problemas previos, lo que puede detonar problemas para las parejas.

El estado por el que millones transitan, la psicoterapeuta Frida Ezban lo define como uno de “indefensión, de ansiedad, de frustración, de no saber cuánto va a durar, de no saber qué va a pasar; tenemos miedo de infectarnos, tenemos miedo de morirnos. Es una crisis muy real, la que estamos enfrentando, y obviamente nos pone a todos a la defensiva, nos pone a todos irritables, de malas, no dormimos…”

También la incertidumbre económica o, de plano, la pérdida de las fuentes de ingresos, sin más, se suman a estos factores, gracias a los cuales “no somos las mejores personas en estos momentos. Somos personas alteradas. Nuestro sistema límbico, nuestro cerebro primitivo está reaccionando, porque es lo que reacciona cuando hay crisis, está como a la defensiva y nuestro cuerpo está tenso, también.”

Según la experta, lo que tenemos que hacer en estos momentos es aprender a calmarnos porque, “si no estamos bien con nosotros mismos, ¿cómo vamos a estar bien con el de enfrente? ¿Por qué las parejas no se soportan? Porque cada quien esta viviendo su propio trauma, si propia pérdida o conjunto de pérdidas.”

Para la psicoterapeuta, aceptar lo que nos está ocurriendo y hablar de ello, estar en contacto con nuestras emociones es la mejor forma de no explotar con la pareja.

El efecto inverso

También está pasando lo contrario. Según la experta, algunas parejas que “a lo mejor ya iban a romper, se están acercando.” Incluso personas que a lo mejor tenían relaciones íntimas fuera de la pareja, en el confinamiento están reencontrándose con su pareja “la que está en la casa, porque no puede estar afuera.”

No podemos generalizar, dice Ezban, y recomienda mirar hacia dentro, ser conscientes de nuestro estado de indefensión frente a la realidad abrumadora que amenaza afuera, para calmarnos. Para ello, recomienda meditar, hacer ejercicios de respiración, hablar de lo que sentimos, mantenernos ocupados, “tratar de estar más positivos, que no es fácil pero tratar de acercarnos.”

Agrega que “a lo mejor hay partes de la pareja que no conocíamos y la estamos conociendo ahorita, pero es como una oportunidad para conocernos mejor, controlarnos y sacar lo mejor de nosotros porque, obviamente, esta situación está sacando lo peor de nosotros pero también podemos sacar lo mejor de nosotros.”

La manera de pedir las cosas, de aproximarnos a nuestra pareja, debe ser más compasiva. “En lugar de mostrar desprecio, de mostrar violencia, de mostrar el enojo que tenemos, tratar de entender que es un enojo (del) que el otro no tiene la culpa, y ser lo más amables posible. Si tenemos algo que reclamar o que decir o alguna queja, hacerlo de una manera más suave, diciendo ‘desde mí punto de vista, yo siento, yo necesito, yo quisiera…’, en lugar de ‘tú siempre, tú nunca…”.

Problemas para dormir y problemas en la cama

A la consulta privada de la psicoterapeuta Frida Ezban han comenzado a acudir personas con problemas sexuales derivados de la crisis actual. “La gente no está pudiendo concentrarse, no está pudiendo estar juntos.”

Para paliar estos problemas recomienda tocar. “Todos necesitamos ser tocados y eso nos calma. Eso nos tranquiliza. No podemos vivir sin que nos toquen o sin tocar porque somos seres sensibles. Incluso los bebés se configuran a través del tacto de la mamá, del papá, de la gente que nos quiere.”

Para Ezban, en estos momentos “el placer es una cosa fundamental. La diversión. La creatividad. El juego y claro que el placer sexual. Y a lo mejor no hablar necesariamente del coito o una sexualidad perfecta, pero el contacto, el tocar el cuerpo del otro, el mirar a los ojos”, acercarnos y reconocernos, dice, es uno de los pilares para sobrellevar esta difícil época.

También “me está llegando gente que está muy angustiada, que no puede dormir en las noches, mucha ansiedad y que no entiende de dónde viene, que es una cosa nueva; gente que normalmente tiene buenas habilidades para lidiar con la realidad pero que en este momento le está costando porque se está viendo sobrepasada.”

La experta opina que es una situación generalizada pues “todos estamos sobrepasados”. Esto se expresa de formas diversas y que no se limitan a los efectos psicológicos. El cuerpo, dice, está tenso, el ritmo cardiaco se acelera y somos incapaces de pensar con claridad.

Ha observado casos de “gente que no era violenta, que de repente está muy violenta porque no está sabiendo controlar sus emociones, porque estamos sobrepasados de emociones.” Dicha violencia doméstica tiene como principales víctimas a las mujeres aunque, según la experta, no se puede generalizar, pues muchas veces ellas son las que violentan.

A las múltiples obligaciones que normalmente tienen que sobrellevar las mujeres, especialmente si tienen hijos que viven en casa, se suma la crisis actual por la que está transitando la sociedad entera. Si encima sus parejas se violentan, el estrés puede ser insostenible. Por eso, la terapeuta ha notado un aumento en los casos de violencia contra las mujeres en el ceno familiar.

Límites

“Yo creo que lo ideal sería poner límites, que cada quién haga lo suyo, que los hijos ayuden, que el esposo ayude, que haya un cambio de roles, que estén juntos y separados, que no estén juntos todo el tiempo, porque todas las personas necesitamos nuestros espacio, y justamente una de las pérdidas que estamos teniendo es la pérdida de nuestra autonomía, de nuestro espacio vital.”

La recomendación de la psicóloga es poner límites, tener tiempos de convivencia y tiempos de separación, “ser creativos, ser curiosos, estar ocupados cada quien porque, si yo no estoy ocupada en lo mío y yo no me siento contenta conmigo pues voy a estar lastimando a quien esté junto a mí.”

La experta recomienda seguir los rituales de conexión entre los miembros de la familia, las comidas y las cenas (pone el ejemplo de Pésaj), los momentos en que podemos hablar y sentirnos parte de un grupo: la familia.

Es en estos espacios donde resulta conveniente hablar de nuestros sentimientos pero, advierte, hay que saber cómo hacerlo. “La agresión despierta más agresión y es una escalada simétrica que no llega a ningún lado.” Hay que entender “cada quien dónde está el otro porque todos estamos sufriendo.”

Las adicciones

Otro de los efectos nocivos que la crisis, el aislamiento y el confinamiento han arrojado es, según la experta, el aumento de ciertos comportamientos adictivos. “Se está viendo que la gente está tomando más. Se ha visto mucho desorden en estos momentos. La gente se va a dormir tarde. La gente tiene una vida muy desorganizada y eso es lo que no la ayuda a organizarse.”

Esta desorganización propicia lo que la experta considera un aumento tremendo en el consumo de alcohol y en las adicciones en general. “La gente está tan desesperada que quiere cambiar su angustia con la droga o con la mariguana, que calma, que adormece.”

Según Ezban, esto puede ser un problema puesto que la gente “en lugar de resolver su problemática se vuelve más aislada. La forma en la que nosotros podemos estar mejor en estos momentos es conectándonos con los demás, y las adicciones no nos llevan a conectarnos.”

“Ahorita lo que nos podría ayudar mucho, y creo que eso está muy metido en nuestra cultura, es ser altruistas”, dice Ezban. Ser capaces de ver el sufrimiento del otro y hacer algo para atenuarlo es una buena forma de no estar encerrados en nuestro propio sufrimiento.

Por eso, según Ezban, ayudar a los otros en estos momentos en que la humanidad atraviesa por una de las peores crisis de que se tenga memoria, “es una manera muy buena de lidiar con lo que nos está ocurriendo en este momento.”

 

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