Enlace Judío México e Israel – Te presentamos algunos datos que quizá no conocías de la milenaria ciudad capital de Israel, Jerusalén.

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1.- Jerusalén es una de las ciudades más antiguas del mundo. Las primeras civilizaciones que la habitaron pertenecían a la edad de cobre, es decir, entre el año 2,000 y el año 5,000 AEC.

2.- Jerusalén es sagrada para las tres religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam. El nombre de la ciudad aparece más de 600 veces en el Tanaj hebreo y más de 140 veces en el Nuevo Testamento cristiano, mientras que los musulmanes la llaman en idioma árabe Al-Quds, “La Santa”.

3.- Durante el dominio romano de Jerusalén a inicios del primer siglo, luego de la revuelta judía de Bar Kojba, la ciudad recibió temporalmente el nombre latino de Aelia Capitolina, derivado del segundo nombre del emperador Adriano.

4.- A lo largo de la historia, los judíos han querido ser enterrados en el Monte de los Olivos de Jerusalén. Se estima que hay alrededor de 150,000 tumbas en el cementerio en este lugar, que datan de varios siglos atrás.

5.- La longitud de la histórica muralla que rodea la Ciudad Vieja de Jerusalén es de 4 kilómetros, 12 metros de alto y 2.5 metros de grosor.

6.- La Ciudad Vieja de Jerusalén tiene más de 2,000 sitios arqueológicos importantes y en 1981 la UNESCO la declaró como patrimonio de la humanidad.

7.- La ciudad de Jerusalén posee más de 60 museos. Uno de los más famosos es el Museo Israel, fundado en 1965 y donde se albergan los célebres Rollos del Mar Muerto.

8.- La ciudad de Jerusalén tiene más de 1,500 parques y jardínes, a pesar de encontrarse a solo unos kilómetros  de distancia del desierto de Judea.

9.- La estructura más alta de la ciudad de Jerusalén es un puente atirantado diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava, con una altura de 119 metros. Su diseño pretende simular el arpa del rey David.

10.- Existe un trastorno mental llamado “síndrome de Jerusalén“, que se presenta principalmente en turistas que visitan la ciudad, que los lleva a padecer alucinaciones o cambios de personalidad de tinte religioso.

 

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