Enlace Judío México e Israel – Aunque parezca un mal sueño, la pandemia es una realidad en el mundo y en nuestro país. Somos testigos que las crisis sanitarias no hacen diferencias en términos de orígenes, nacionalidades, aspecto físico, ideologías y niveles socioeconómicos.

Estas crisis asustan, pero al mismo tiempo nos dan la oportunidad de ser más conscientes, más empáticos, más humanos.

Como siempre, hay de todo y no podemos juzgar porque nadie tiene la verdad absoluta en nada; lo que sí podemos es destacar que en estas situaciones las decisiones personales afectan indudablemente a los demás, ya sea para bien o para mal. 

Por más aislados que podamos estar, somos parte de una comunidad, de una sociedad, de un país, de un mundo en el cual dependemos el uno del otro.

Cerrar los ojos ante la difícil situación no es una opción que aporte; más bien tomemos de ejemplo a aquellos que se han atrevido a ver la realidad y a tomar acción. Afortunadamente en la comunidad judía de México hay muchas iniciativas de organizaciones y de personas que sin fines de lucro sí tienen el firme objetivo de ayudar: algunos con recursos económicos, otros con despensas, otros con materiales para la salud, e incluso muchos jóvenes que son inspirados y guiados para hacer llamadas a personas de la tercera edad.

El dicho de que en las tragedias “algunos se dedican a llorar y otros a hacer pañuelos” es sin duda muy estratégica y valida. Lo ideal sería que no lloremos, pero que no nos olvidemos jamás del dolor ajeno y aquellos que tienen la fuerza y la habilidad de saber cómo reinventarse y “hacer pañuelos” puedan tener la sensibilidad y humanidad de poder dar apoyo a otros que por múltiples motivos hoy en día no lo pueden hacer.

Como padres y adultos tenemos la gran responsabilidad de enseñar a nuestros hijos y especialmente poner el ejemplo de la fuerza que implica ser humilde, ayudar y dejarte ayudar por otros; enseñarles que es un honor aceptar nuestras debilidades y que finalmente la vida da vueltas y todos somos y seremos vulnerables. 

Enseñar a los hijos sin importar su edad de mantenerse positivos, de difundir amabilidad y sentir empatía por los demás ya es un tema que organizaciones tan importantes como la ONU están promoviendo a nivel mundial.

Es cierto que “para dar hay que tener”, sin embargo si queremos una mejor sociedad, un mejor mundo, no olvidemos que “el dar no quita, te llena”, es parte sustancial de nuestra esencia. Como pueblo judío no podemos permitir que la incertidumbre del COVID-19, aunada a la recesión económica y política que respiramos cada día nos quite ese que es de los valores que en verdad nos permiten trascender siempre y cuando llevemos los pensamientos a la acción y cada uno de nosotros lo podemos lograr desde nuestro rincón sin importar su tamaño o su color.

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