Enlace Judío México e Israel – Un controvertido sistema de intervención de datos que el Servicio de Seguridad General de Israel (Shin Bet) para rastrear el movimiento de pacientes con coronavirus y aquellos en contacto cercano con ellos finalizó este martes, casi tres meses después de que comenzó.

El lunes, el llamado “gabinete de coronavirus” de Israel, compuesto por varios ministros encargados de abordar la epidemia, decidió suspender el programa después de no haber redactado un proyecto de ley que legisle cómo funcionaría, de acuerdo con The Times of Israel.

La decisión se produjo después de que el jefe de Shin Bet, Nadav Argaman, expresó su incomodidad por continuar el esfuerzo, particularmente a la luz de las actuales bajas tasas de contagio.

El programa Shin Bet podría haber funcionado hasta el miércoles por la tarde, después de haber recibido el permiso de la Knéset para hacerlo mientras el “gabinete de coronavirus” elaboró ​​su proyecto de ley, pero se detuvo un día antes de que el gobierno decidiera no seguir adelante con la iniciativa.

Los ministros dejaron abierta la opción de reanudar el trabajo en dicho proyecto de ley si las infecciones aumentaran nuevamente y Argaman también indicó que el Shin Bet está preparado para revivir el programa.

El programa se lanzó a mediados de marzo, lo que le otorgó al Shin Bet el permiso legal para usar sus bases de datos de datos de ubicación cada vez mayores sobre ciudadanos israelíes para rastrear a las personas identificadas como portadores del coronavirus.
Fue diseñado para detener la propagación del virus al advertir a las personas con quienes habían estado en contacto los pacientes vía telefónica, y así supieran que ellos mismos podrían tratarse de posibles contagiados.

Por lo general, el uso de las herramientas de Shin Bet se limita a las operaciones de lucha contra el terrorismo y generalmente requiere la aprobación de los tribunales. Bajo el programa del gobierno, que se implementó como una regulación de emergencia en lugar de una ley, lo que significa que no tenía supervisión parlamentaria, se permitió al servicio de seguridad renunciar a tales limitaciones, lo que provocó duras críticas por parte de grupos y activistas israelíes de derechos civiles que advirtieron de violaciones de privacidad.

El programa estuvo sujeto a la supervisión de la Knéset y la Corte Suprema de Justicia de Israel, ante la que se presentaron apelaciones ciudadanas contra el programa por su naturaleza intrusiva, ordenó al gobierno que elaborara una ley para dar permiso al Shin Bet para usar estas herramientas en lugar de una regulación de emergencia temporal.

El gobierno ha estado buscando un método alternativo que sea capaz de identificar a los posibles portadores como lo ha hecho el Shin Bet, pero bajo la administración de una oficina civil, en lugar de un servicio secreto.

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