Enlace Judío México e Israel – El Museo Memoria y Tolerancia tiene una misión: incitar a la acción en favor de los derechos humanos. Ahora, con sus puertas cerradas y su corazón abierto, necesita tu ayuda. Conversamos con Milly Cohen, su cofundadora, para saber cómo el MMyT enfrenta la crisis y cómo podemos ayudar a que siga cumpliendo su importante tarea. 

 

“Nunca pensamos que a 10 años de la apertura del museo pudiéramos decir que es ícono en el país y un referente”, dice Milly Cohen, cofundadora del Museo Memoria y Tolerancia, en entrevista exclusiva para Enlace Judío.

Lo que seguramente tampoco imaginaron quienes concibieron y materializaron este espacio referencial de la lucha por la educación en derechos humanos es que un día tendrían que verse obligados a cerrar las puertas del recinto por varios meses, forzados por una epidemia que mantiene la actividad cultural y educativa en un estado de incertidumbre.

Antes de la pandemia, el MMyT recibía entre 40 y 60,000 visitantes al mes. Ha recibido a más de cinco millones de visitantes en su historia. Y aunque cuenta con el apoyo de benefactores que aportan recursos para su operación, las entradas que recaudan de los visitantes son una fuente importante de ingresos que, desde marzo, se ha visto interrumpida.

Al hablar sobre la pertinencia del MMyT, Cohen dijo que el recinto ha contado con muchísima aceptación y que “estamos en un momento de la historia de nuestro país en que adquiere una importancia específica, por este corte social que tiene el museo. Yo siempre lo he visto un museo más humano que histórico. Donde hacemos una reflexión sobre la naturaleza humana, sobre el bien y el mal, sobre la parte destructiva del ser humano, sobre la parte constructiva.”

Porque, a diferencia de otros museos con temática sobre el Holocausto y los genocidios, en este “mostramos la capacidad destructiva del hombre pero también en la parte de Tolerancia mostramos la parte constructiva”, pues lo que se busca es motivar y dar esperanza. “La reflexión sin acción no tiene sentido”, dice Cohen.

“Aprender, reflexionar y actuar” es el llamado del MMyT a sus millones de visitantes, que van desde grupos de escolares hasta personas de todas las edades, orientaciones políticas y sexuales, condiciones socioeconómicas y militancias.

Así de diversa es también la oferta del museo, que no solo cuenta con una exposición permanente sobre el genocidio nazi sino que habla sobre la actualidad del país en temas de derechos humanos: comunidad de la diversidad sexual, feminicidios, migrantes y hasta el cambio climático. Todo, con la finalidad de crear “una cultura de paz.”

“Dos semanas antes de cerrar el museo por la cuestión de la pandemia habíamos inaugurado nuestra exposición “Tic, tac: el cambio climático es ahora” (…). Nos hemos dado cuenta como humanidad que es un tema sumamente relevante para el planeta Tierra, para las sociedades, para los países, para los individuos.”

Para ello, se apoyan en talleres, conferencias, cinedebates, “diplomados sobre temas de actualidad, memoria histórica, derechos humanos.” La lucha de Cohen, Sharon Zaga y su gran grupo de cómplices es tan pertinente ahora como cuando el proyecto empezó.

“Desgraciadamente, después de la Convención del ’48, sobre la prevención y sanción del genocidio, seguimos viendo genocidios”, y cita los casos de Ruanda, Camboya, Guatemala, que muestran “los alcances del odio y la intolerancia y la violencia.”

Lucha compartida

La notoriedad del museo se extiende más allá de México, gracias en parte a los múltiples proyectos de colaboración con instituciones internacionales y nacionales que luchan por los derechos humanos desde distintas trincheras.

“Cumplimos 10 años y hemos hecho infinidad de alianzas con instituciones importantes a nivel nacional e internacional. Tenemos alianzas con el ACNUR, con la UNESCO, con la ONU, con la CNDH en México, con la Conapred, con Médicos sin Fronteras, con el Museo de Washington, con el Museo de Kigali en Ruanda.

“Estas alianzas nos han dado credibilidad. El museo ya por sí mismo es un referente de los derechos humanos y de la educación en valores en el país, también a nivel internacional. Nos llena de orgullo, nos llena de emoción saber que el museo ha llegado tan lejos y, sobre todo, de agradecimiento por nuestros visitantes, por nuestros estudiantes, por nuestros donadores…. Por todos los que hacen posible que el museo, hoy, en México, tenga el éxito que ha tenido y tenga el impacto positivo que ha tenido.”

Sin embargo, para Cohen la lucha está lejos de terminar. La notoriedad del museo que creó no sirve de nada si no se convierte en un motor para la acción. Una acción apolítica pero fuertemente social, de compromiso con el otro, con los otros, con la sana convivencia entre distintos.

“El éxito lo reflejo en acciones sociales. Podrán venir millones de personas pero para nosotras es importante activar. Siempre he pensado que la reflexión sin acción no tiene sentido. Tampoco la bondad sin acción tiene sentido. El amor sin acción no tiene sentido.”

El propósito del museo es crear ciudadanos dispuestos a convertirse en actores de la historia y no simples espectadores. “Siempre me he preguntado por qué existen neonazis y no existen neogandhis”, dice Cohen, y agrega que “los activistas ven el museo como un espacio de diálogo, de reflexión y de activismo. Los pacifistas también.”

Además de visitas de célebres pacifistas como el Dalai Lama y la artista Yoko Ono, en el MMyT se han realizado acciones simbólicas importantes, como que un gobierno pida perdón públicamente a las víctimas de desaparición forzada y sus deudos. “Hemos tenido infinidad de eventos a favor de los derechos humanos, a favor de una cultura de paz”

Y como la educación debe comenzar desde temprano, además de las áreas más famosas del museo, “tenemos el área de niños, que es para los pequeños. De cómo enseñar los valores de la tolerancia, la solidaridad, la empatía y la diversidad…”

La lucha del MMyT es para convertir esa “gran masa de indiferentes”, que han permitido que los perpetradores cometan actos genocidas, en un ejército de personas conscientes, vigilantes y activas en la oposición a la violencia y la intolerancia.

Memoria, Tolerancia y…. pandemia

Pese a que la pandemia ha cerrado temporalmente las puertas del museo, su voz sigue activa a través de sus redes sociales, de su centro educativo que, en línea, ha recibido a 18 mil estudiantes en mayo y junio.

A decir de Cohen, la pandemia ha exhibido nuevamente a la humanidad en sus extremos, desde la empatía y la solidaridad hasta la discriminación y el rechazo. También ha obligado al MMyT a reinventarse, a hacerse  preguntas profundas y a entender cómo seguir su misión en tiempos de contingencia y medidas sanitarias.

El cierre temporal del museo, que comenzó en marzo y sigue, ha significado un golpe muy duro para la institución, que tiene en las aportaciones de los visitantes una parte muy importante de sus ingresos. Esta situación “nos ha obligado a reinventarnos, nos ha obligado a convencer a mucha gente de que nos apoye.”

Por eso, “sacamos un proyecto muy padre que se llama ‘Promotores de la paz’; es una campaña muy linda donde invitamos a todos a que nos compren un boleto por anticipado y el museo les regala otro boleto.”

Además de un boleto gratis, este da acceso a una visita guiada que podrá disfrutarse hasta el verano de 2021. Y aunque Cohen entiende que el país enfrenta una emergencia sanitaria sin precedentes, piensa que la cultura y, en particular, la educación para la paz y los derechos  humanos deberían de continuar.

“Es importante tener un museo que nos recuerde que somos un México solidario, que nos ayudamos entre nosotros, que somos un México en donde no tenemos que discriminar al prójimo. Y hoy (estamos) viendo tristemente la polarización que estamos viviendo, no nada más en nuestro país, en todo el mundo, creo que es importante tener este espacio cultural en donde nos abrimos al diálogo, a la reflexión y a la acción social.”

Con el sentimiento de gratitud que la caracteriza, Cohen recuerda que “este es un museo que lo hizo México, es un museo que lo hicieron los visitantes, y ha cambiado mi vida enormemente porque… éramos muy inocentes. Hoy me doy cuenta que tenemos que trabajar más en fomentar la tolerancia, en fomentar que no seamos indiferentes, y en el activismo social.”

Cuando empezó el MMyT, “pensé que era más fácil crear una cultura de paz. Me doy cuenta que es posible pero que se necesita mucho esfuerzo, mucha educación en valores y que se unan los mexicanos en esto. Solo un museo no puede hacer este cambio.”

Si deseas más información sobre cómo ayudar al Museo Memoria y Tolerancia, entra aquí.

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