Enlace Judío México e Israel – Una encuesta realizada recientemente por la Agencia Judía a 3,000 familias y 4,000 jóvenes en riesgo o de bajos recursos en Israel, arroja un futuro muy sombrío para los que fueron dejados de lado.

De acuerdo al sitio de noticias Ynet, los datos muestran que el 25 por ciento de las familias que anteriormente no recibían apoyo económico, ahora lo necesitan.

El 73 por ciento de las familias en riesgo busca ayuda para alimentarse, el 26 por ciento requiere ayuda para pagar sus cuentas y el 20 por ciento requiere apoyo psicológico.

Idit y Jorge Zinger, padres de dos niñas de la ciudad de Dimona en el sur del país, no han logrado conseguir trabajo durante casi cuatro meses.

Desde el comienzo del brote, ellos, y cientos de miles de israelíes, se han visto envueltos en una grave crisis financiera.

Idit trabajaba medio tiempo en una escuela local hasta que el gobierno cerró las instituciones educativas en todo Israel debido a la pandemia.

Su marido Jorge trabajaba en una fábrica de andamios y fue despedido varias semanas antes que ella. Su sueño de un hogar donde sus hijas puedan tener su propia habitación debe esperar, y las niñas siguen durmiendo en la sala.

“La pandemia cambió nuestras vidas”, dice Idit. “No puedo enviar a mi hija al jardín de niños si no tengo el dinero. Tengo una deuda con el preescolar que no puedo pagar. Tampoco puedo pagar por la electricidad, estamos muy endeudados”.

“Estamos en una mala situación, mi marido ganaba bien y de pronto de tener dos entradas nos quedamos con la mitad de un pago”, agrega en referencia al beneficio por desempleo que recibió su marido.

Miles de personas, cuya situación ya era difícil, ahora difícilmente pueden comprar alimentos.

Ilan Casa, un padre soltero con cinco hijos de la ciudad de Migdal Haemek en el norte de Israel, también se ha encontrado sin empleo.

“Quiero trabajar y ganarme la vida honestamente, pero no tengo otra opción, no puedo encontrar un trabajo. He estado en casa durante mucho tiempo”, dice.

Casa era empleado a tiempo completo en una fábrica. En enero, la empresa realizó recortes de personal y él pasó a medio turno.

Fue despedido al principio de la crisis y desde entonces no ha vuelto a trabajar.

No es elegible para el subsidio de desempleo y no tiene ingresos fuera de un estipendio del Instituto de Seguridad Social de Israel.

“Soy el único proveedor y es muy difícil mantener a toda una familia como esta. Espero que la situación no empeore. Sólo gasto dinero en lo necesario, comida para que los niños no pasen hambre”, lamenta.

Ruti Scheinfeld, directora general de la Asociación Juvenil Potjim Atid (Abriendo el Futuro) de la Agencia Judía, dice que la pandemia ha tenido un impacto devastador en aquellos que anteriormente tenían dificultades financieras.

“Muchas familias de bajos ingresos, que ya han tenido que lidiar con tantos desafíos financieros y de bienestar diarios, y sus hijos que también tienen dificultades emocionales, sociales y educativas, se encontraron en situaciones extremas que conducen a una verdadera angustia”, dice Scheinfeld.

“Así funciona siempre; los débiles se vuelven más débiles. Aquí es exactamente donde el Estado debe intervenir y apoyar a estas familias. No apoyar a grandes conglomerados que perdieron un poco durante la pandemia, sino a las familias que luchan por el derecho a vivir con dignidad”, apuntó.

Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico