Enlace Judío México e Israel: – Historia de una hermosa judía de Sevilla en el S XV, enamorada de un cristiano, y de todo lo que de ello se derivó.

Sevilla, una de las ciudades más antiguas y hermosas de España, fue judería importante desde tiempo muy pretérito. El rey Fernando III, que junto a Córdoba o Jaén la reconquistó del invasor musulmán el 23 de noviembre de 1248, recibió de los musulmanes y los judíos las llaves de la ciudad: Axataf, caudillo de la morería  le entrega,  de forma  simbólica,  la llave de la ciudad, en señal de vasallaje; la comunidad hebrea, por su parte, hace lo propio y sale a recibir al rey con la llave de la judería, donde en hebreo está grabado : “El Rey de los Reyes abrirá, el Rey de la Tierra entrará.”  El Rey les concedió cuatro mezquitas para que las convirtieran en sinagogas.

Los judíos que habitaban entre el Barrio de Sta. Cruz y S. Bartolomé, en el siglo posterior -el XIV- verían como su judería era destruida a principios de verano de 1391; tras años predicando desde su púlpito contra los judíos, el arcediano de Ecija, uno de los grandes antisemitas de la historia, consiguió su objetivo. Ferran Martínez , que así se llamó el arcediano y confesor de la reina Leonor de Lancaster, culpaba a los hebreos de todas las desgracias derivadas de la crisis del siglo; incluso los hacía culpables de propagar la peste y aprovechaba cualquier motivo para denigrarlos. Hasta que el pueblo sevillano, incitado por estas propagandas,  un día se levantó contra la judería y la arrasó. Los que sobrevivieron o bien se convirtieron al cristianismo o huyeron hacia Marruecos.

A lo largo del S XV, la judería sevillana fue recuperándose, pero en 1478, los Reyes Católicos deciden instaurar en su Corona el tribunal que durante siglos ya funcionaba en otras naciones europeas: El tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. Esta decisión fue tomada tras ser asesorados por el dominico sevillano Alonso de Ojeda, que denunció ante la reina Isabel I de Castilla   la existencia de prácticas judaizantes entre los conversos andaluces. Ante la amenaza de esta institución, la judería sevillana se organizó en secreto para planear una conspiración. Uno de los cabecillas fue Diego Susón.

La hija de este judío sevillano , conocida por su hermosura, se llamaba Susona (bat Susón) y a escondidas de su padre mantenía amores con un cristiano. En un arrebato de debilidad, la bella Susona expresó a su amante los temores en que vivía por las andanzas en las que se había metido su padre. El joven sintió que, sabiendo lo se había confiado, tenía que dar parte a las autoridades y se dirigió a Diego de  Merlos, capitán general de los Reyes Católicos, para delatar a todos los conjurados judíos contra el poder inqusitorial. Al poco, fueron detenidos todos :Pedro Fernández de Venedera, Juan Fernández de Albolasya, Manuel Saulí, Bartolomé Torralba, los hermanos Aldalfe de Triana y unas veinte personas distinguidas de Sevilla, Utrera y Carmona. Y por supuesto el padre de Susona, que imaginamos se volvió loca dolor al saber que las detenciones fueron posibles porque su amante no supo ni quiso guardarle el secreto que ella le había confiado desde el amor. Todos los detenidos fueron condenados a muerte.

 Susona  – antaño conocida en Sevilla como fermosa fembra – rebosaba remordimientos por haber abierto la boca; después de hacerse bautizar  en al catedral , se encerró en un convento de por vida. Por si eso fuera poco, ordenó en su testamento que al morir le cortaran la cabeza y la colgaran del quicio de la puerta de su casa para que todo el que pasara por allí recordara la historia de aquella traición. Dicen que la cabeza estuvo allí hasta al menos 1600.  Por eso aquella calle se la conoció como calle de La Muerte. Actualmente, y desde 1845,  se la conoce como calle de La Susona. Pero en 1931, un tal Deogracias Moreno, rehabilitó la casa y puso en el lugar un azulejo con la representación de una calavera.

No obstante, desde el verano de 2017 este azulejo no está a la vista. Fue cubierto por una capa de pintura blanca. La casa, propiedad de la hija de Moreno, Juana Moreno, está habitada por dos nietos. Una de ellas, enferma, no podía dormir por las noches, por los ruidos de los guías turísticos y los curiosos que los siguen.

 

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©️EnlaceJudío