Enlace Judío México e Israel – Transcurría el siglo XVII y la Edad Media quedaba cada vez más en el pasado. La ciudad de La Haye en Touraine vio nacer a Rene Descartes quien más adelante abriría paso a una nueva corriente de pensamiento, una corriente que establecía como prioridad el razonamiento, muy claro y conciso Decartes resumió toda su filosofía en una sola frase: “Pienso, luego existo” y la frase marcó el inicio de una nueva  corriente ideológica llamada iluminismo.

Un siglo más tarde el inglés John Locke comenzó a proponer ideas nuevas, ideas políticas y sociales que sin duda generaron debates y mucha controversia, Locke aseguraba que el poder no debía estar concentrado sólo en un rey, sino que debería de existir una división de poderes que impida que la autoridad se concentre.

Las ideas de Jhon Lock son estudiadas hasta el día de hoy, pues fue tan revolucionario que se le reconoce como el padre de la ilustración.

Sin embargo, las ideas de John Locke fueron perfeccionadas por Charles Louis de Secondat mejor conocido como Montesquie, quien propuso que un poder ejecutivo fuera el que emitiera las leyes, que un poder legislativo las apruebe y que un poder judicial revise que las leyes se cumplan bajo el poder de la autoridad.

Una democracia estaba en construcción, nuevas ideas permeaban y el mundo comenzaba a vivir una gran transformación.

Pero estas propuestas de un nuevo orden social, venían acompañadas de severas críticas a la religión, esa misma que lo había controlado todo durante la Edad Media, estableciendo una evidente influencia en el arte, la política y la educación.

Entonces surgió un hombre con un talento notorio para escribir, lo llamaban Francois Marie Arouet, pero el mundo más tarde lo conocería como Voltaire.

Voltaire fue un escritor, filósofo, historiador y abogado francés, que criticaba severamente al clero religioso de la Iglesia, así como a otras religiones que él consideraba obsoletas, de este modo, Voltaire se posicionó como un autor bastante leído, enemigo de la religión, de la superstición y de cualquier fanatismo, criticando siempre cualquier idea religiosa a través de burlas, sarcasmos y parodias.

Los judíos no se salvaron de las feroces críticas de Voltaire, en el ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones escrito en 1756 Voltaire aseguró que los judíos siempre tenían intenciones de dominar al mundo y que si habían sido esclavizados a lo largo de la historia, había sido por su propia culpa.

Es una lástima que en pleno siglo XVIII, en donde abundaban las ideas de la ilustración, un grande del pensamiento como Voltaire, haya demostrado en esta etapa moderna un viejo, arcaico y obsoleto sentimiento de antisemitismo.


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