Enlace Judío México e Israel – Dos firmas de biofarmacéutica líderes de Israel e Italia continúan su trabajo para desarrollar y eventualmente distribuir un tratamiento para COVID-19 basado en plasma sanguíneo, dijeron las compañías en un comunicado publicado el martes, de acuerdo al periódico The Jerusalem Post.

Las compañías, Kamada con sede en Israel y Kedrion Biopharma con sede en Italia, son conocidas por sus terapias derivadas de plasma sanguíneo y ya han acordado trabajar juntas en su tratamiento para COVID-19.

Kamada es responsable del desarrollo real del producto, así como de su fabricación y envío a los organismos reguladores, y Kedrion es responsable de recolectar plasma proveniente de pacientes recuperados de COVID-19, y de la eventual distribución del producto.

Las dos empresas esperan obtener la aprobación de la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE. UU. (FDA), así como de otros organismos reguladores en todo el mundo. Ambas empresas también han formado asociaciones con otras instituciones para investigar y probar sus nuevas terapias.

Kamada se está asociando actualmente con el Centro Médico Hadassah en Jerusalén, donde está probando su tratamiento de IgG bajo los auspicios del Ministerio de Salud.

El tratamiento funciona como una especie de “vacuna pasiva”, que es cuando se le administran anticuerpos formados por otro paciente que contrajo la enfermedad y los desarrolló. Esto contrasta con una vacuna activa, es decir, cuando se le inyecta a un paciente una versión inerte o debilitada de un virus que engaña a su sistema inmunológico haciéndole creer que ha tenido la enfermedad y su sistema inmunológico crea anticuerpos para protegerlo.

La FDA otorgó una “autorización de uso de emergencia” para tratamientos de coronavirus que utilizan plasma sanguíneo de pacientes recuperados. El Ministerio de Salud de Israel aún no lo ha hecho, pero el jefe de Hadassah, Ze’ev Rotstein, los está instando a seguir los pasos de la FDA.

“Desde el primer momento [que el COVID-19 golpeó a Israel] nos dimos cuenta de que el plasma sanguíneo era una herramienta importante para tratar a los pacientes enfermos”, dijo Rotstein a The Jerusalem Post.

“El Ministerio de Salud se mostró reacio incluso a vernos recolectar el plasma. Pero al final, las resultados han sido fructíferos”.

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