Enlace Judío México e Israel – La literatura judía es vastísima abarca desde cuentos fantásticos en idish hasta canciones de añoranza en ladino. Sin embargo, ninguna ha impactado tanto el mundo como los relatos bíblicos, su expresión y contenido sigue impactando el corazón y la mente del mundo hoy en día. A lo largo de los siglos hemos tratado de entenderlos y descifrarlos en todas las formas que le han sido posible al hombre. Los midrashim son relatos orales que se contaban para explicar la Torá, sus mandatos y otro eventos bíblicos. Los siguientes fueron tomados del libro Sefer Ha-Agadá y dan explicación a algunos eventos narrados en el libro de Jueces.

Débora y Lapidot

“Débora, una profetisa, la esposa de Lapidot, juzgaba a Israel en ese tiempo” (Jueces 4:4). ¿Cuál fue el carácter tan especial de Débora que la calificó para profetizar sobre Israel y juzgarlos? ¿Acaso no vivía aún Pinjás hijo de Eliezer? En la escuela de Elías se enseñaba: Llamo al cielo y la tierra como testigos para firmar que sea un gentil o un judío, un hombre o una mujer, un sirviente o una sirvienta, el espíritu santo llegará a ellos de acurdo a las acciones que él o ella realicen.

[¿Cuáles fueron las buenas obras de Débora?] Se dice que su esposo era iletrado [en la Torá]. Así que ella le dijo: “Ven, haré mechas para ti; llevalas al lugar sagrado en Shilo. Tu recompensa entonces estará junto a los hombres de valor en Israel [que estudiarán la luz de tus mechas], y serás digno de la vida en el mundo que venidero.”

Se preocupó por hacer las mechas gruesas, para que su luz fuera amplia y él las llevó al lugar sagrado [en Shilo]. El Santo, Bendito Sea, que examina los corazones y caminos de la humanidad, dijo: “Debora, ya que tuviste cuidado por hacer luz para el estudio de mi Torá ampliamente, haré que la luz de tu profecía sea amplia en presencia de las doce tribus de Israel.

La palmera de Débora

Las palabras “Se sentaba bajo la palmera de Débora” (Jueces 4:5) se refieren a: ya que es impropio para una mujer estar a solas en una casa con un hombre, Débora solía sentarse bajo una palmera de dátiles para instruir a las personas sobre la Torá.
se refiere a que Débora solía sentarse

Dalila y Sansón

“Y sucedió, que amaba a una mujer en el valle de Sorek, cuyo nombre era Dalila” (Juicio. 16:4). El Rabino [Judá I] solía enseñar: Incluso si su nombre no hubiera sido Dalila, hubiera sido llamada de esta forma ella mermó (dildelah) su fuerza, mermó su comprensión, y mermó sus méritos.

Fuente: Sefer Ha-Agadá