Enlace Judío México e Israel – Texto completo del discurso del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu en la ceremonia de los Acuerdos de Abraham en la Casa Blanca, el 15 de septiembre de 2020.

Damas y caballeros, Sr. Presidente,

Este día es un pivote de la historia, anuncia un nuevo amanecer de paz.

Durante miles de años, el pueblo judío ha orado por la paz. Durante décadas, el Estado judío ha orado por la paz. Y por ello hoy estamos llenos de tan profunda gratitud. Le agradezco a usted, presidente Trump, por su liderazgo decisivo. Usted ha apoyado a Israel de manera inequívoca. Se ha enfrentado con valentía a los tiranos de Teherán. Ha propuesto una visión realista para la paz entre Israel y los palestinos. Y ha negociado con éxito la paz histórica que firmamos hoy, una paz que tiene un amplio apoyo en Israel, en Estados Unidos, en Oriente Medio, en realidad en todo el mundo.

Agradezco al Príncipe heredero Mohammed Bin Zayed de los Emiratos Árabes Unidos y a usted, Ministro de Exteriores Abdalá Bin Zayed. Les agradezco a ambos su sabio liderazgo y su colaboración con Estados Unidos e Israel para ampliar el círculo de la paz.

Agradezco al rey Hamad de Baréin y a usted, ministro de Exteriores Abdullatif Al-Zayani, por unirse a nosotros para llevar esperanza a todos los hijos de Abraham.

A todos los amigos de Israel en Oriente Medio, a los que están con nosotros hoy y a los que se unirán mañana, les digo Salam Alekum, paz para ustedes. Shalom.

Y habéis oído al presidente que ya está alineando a más y más países. Esto era inimaginable hace unos años, pero con resolución, determinación, una mirada fresca a la forma en que se hace la paz, esto se está logrando. Gracias, Sr. Presidente.

Damas y caballeros, el pueblo de Israel conoce bien el costo de la guerra. Yo conozco el costo de la guerra. Fui herido en la batalla. Un compañero, un amigo muy cercano, murió en mis brazos. Mi hermano Yoni perdió la vida mientras llevaba a sus soldados a rescatar rehenes de los terroristas en Entebbe. El dolor de mis padres por la pérdida de Yoni perduró hasta el día de su muerte. Y a través de los años, cuando he venido a consolar a las familias de los soldados caídos y víctimas del terrorismo en Israel, he visto ese mismo dolor innumerables veces. Y es por ello que estoy tan profundamente conmovido de estar aquí hoy. Porque aquellos que llevan las heridas de la guerra aprecian las bendiciones de la paz.

Y las bendiciones de la paz que hacemos hoy serán enormes. Primero, porque esta paz se ampliará eventualmente a otros países árabes, y finalmente puede terminar el conflicto árabe-israelí de una vez por todas. Segundo, porque los grandes beneficios económicos de nuestra alianza se sentirán en toda nuestra región, y llegarán a cada uno de nuestros ciudadanos. Y tercero, porque no se trata sólo de una paz entre líderes, sino entre pueblos: israelíes, emiratíes y bareiníes ya se están abrazando. Estamos ansiosos por invertir en un futuro de colaboración, prosperidad y paz. Ya hemos empezado a cooperar en la lucha contra el coronavirus, y estoy seguro de que juntos podemos encontrar soluciones a muchos de los problemas que afligen a nuestra región y más allá.

Así que, a pesar de los muchos desafíos y dificultades que todos afrontamos, hagamos una pausa por un momento para apreciar este notable día. Elevémonos por encima de cualquier división política. Dejemos de lado todo cinismo. Sintamos en este día el pulso de la historia. Mucho tiempo después de que la pandemia desaparezca, la paz que hacemos hoy perdurará.

Damas y caballeros, he dedicado mi vida a asegurar el lugar de Israel entre las naciones, para asegurar el futuro del único Estado judío. Para lograr ese objetivo, he trabajado para que Israel sea fuerte, muy fuerte, porque la historia nos ha enseñado que la fortaleza trae seguridad, la fortaleza trae aliados y, en última instancia, y esto es algo que el presidente Trump ha pronunciado una y otra vez, la fortaleza trae la paz.

El rey David expresó esta verdad básica hace miles de años en nuestra capital eterna, Jerusalén. Su oración, inmortalizada en el Libro de los Salmos de la Biblia, hace eco de nuestro glorioso pasado y nos guía hacia un futuro brillante:

“Que Dios dé fuerza a su pueblo, que Dios bendiga a su pueblo con la paz”.

Sr. Presidente, distinguidos invitados, esta semana es Rosh Hashaná, el Año Nuevo Judío, y qué bendición traemos a este nuevo año, una bendición de amistad, una bendición de esperanza, una bendición de paz”.

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