Enlace Judío México e Israel – El nuevo confinamiento nacional por COVID-19 en Israel, el segundo que se aplica en el país, entró en vigor este viernes a las 2 p. m. (tiempo local), en medio del acelerado paso que ha tomado la pandemia.

El confinamiento nacional, que se extenderá por tres semanas con posibilidad de extenderse, comenzó a unas horas de la festividad judía de Rosh Hashaná, el año nuevo judío, y abarcará también las fechas religiosas de Yom Kipur y Sucot.

Unos 7,000 policías y soldados, respaldados por personal municipal, se desplegaron a lo largo del país para hacer cumplir las restricciones con barricadas y patrullas, en medio de preocupaciones de que sectores de la población israelí haga caso omiso a las medidas, informó el sitio The Times of Israel.

Las multas para las personas que infrinjan las normas de movimiento y restricción serán de hasta 145 dólares para los ciudadanos y de 1,450 dólares para los negocios no esenciales que abran sus instalaciones en contra de las reglas.

El nuevo confinamiento nacional difiere en forma con el aplicado durante la primera ola de COVID-19 en Israel, con medidas y excepciones que han causado cierta confusión, según The Times of Israel.

Como parte de las medidas, casi todos los negocios estarán cerrados. Los ciudadanos deben permanecer a menos de 1 kilómetro de distancia de su hogar, pero existen numerosas excepciones, que incluyen la compra de alimentos o medicinas, ir al trabajo, asistir a protestas e incluso buscar cuidados esenciales para mascotas. El público también puede asistir a funerales o ceremonias de circuncisión, hacer ejercicio y otras actividades, todo bajo estrictas limitaciones.

En cuanto a los rezos, en vista de las Fiestas Mayores, para los servicios al aire libre, no pueden asistir más de 20 personas. Los asistentes deben mantener el distanciamiento social, con un asiento vacío entre los fieles a menos que sean miembros del mismo hogar, y no se puede servir comida.

Para los servicios en interiores, los fieles deben dividirse en grupos de 10 o 25 (10 para las llamadas localidades “rojas” con altas tasas de infección; 25 para localidades “naranjas” con tasas moderadas de infección), con las cápsulas separadas por plástico. Los fieles deben mantener dos asientos de espacio entre ellos y no se puede servir comida.

El número total de fieles a los que se permite entrar en el interior depende del tamaño de la sinagoga y de la tasa local de infección. Para las ciudades y áreas “rojas”, las sinagogas con dos entradas pueden albergar hasta 30 fieles, y el número aumenta en 20 por cada entrada adicional. Para las ciudades y pueblos “naranjas”, la regla es de 50 fieles por entrada a la sinagoga. Las sinagogas deben acomodar cuatro metros cuadrados por devoto, y esta regla prevalece sobre las demás.

Este viernes, de acuerdo con los datos del Ministerio de Salud de Israel, se han registrado al menos 2,385 nuevos casos de coronavirus, en tanto que el jueves la cifra confirmada fue superior a los 5,000, aunque sin superar el récord de 5,523 contagios confirmados a inicios de la semana.

Suman 179,071 casos acumulados y 1,196 muertes, mientras que los contagios activos son 47,851 y los pacientes con COVID-19 son 581, de los que 158 están intubados a ventilación mecánica.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu dijo el jueves que el gobierno no había tenido más remedio que imponer estas nuevas medidas ante la alarma levantada frente a la pandemia.

“El sistema de salud ha levantado la bandera roja… Hicimos todo lo posible para lograr un equilibrio entre las necesidades de salud y las necesidades de la economía”, dijo en un discurso televisado.

Israel es el primer país avanzado en imponer un segundo confinamiento nacional en lo que va de la pandemia, aunque muchas naciones occidentales han visto un nuevo aumento de casos de virus en las últimas semanas y algunas están considerando nuevas restricciones.

Netanyahu advirtió que “puede que no haya más remedio que endurecer aún más las restricciones”, e instó al público: “Usen cubrebocas y eviten las congregaciones”.

“Cuanto más se hace esto, menos se necesitan medidas estrictas”, dijo Netanyahu. “Esos dos pasos son más importantes que cualquier medida que impongamos”.

Netanyahu se ha enfrentado a semanas de protestas masivas contra su gobierno y el jueves cientos de israelíes se manifestaron en Tel Aviv contra el segundo confinamiento nacional.

“La economía está en caída libre, la gente está perdiendo sus trabajos, está deprimida”, dijo la manifestante Yael, de 60 años, quien perdió su trabajo en una firma de arquitectura durante la crisis, de acuerdo a The Times of Israel. “¿Y todo esto para qué? ¡Para nada!”.

Las nuevas restricciones han enfrentado una oposición generalizada por parte del público: de judíos religiosos y ultraortodoxos, porque afectarán los servicios públicos de oración durante las Fiestas Mayores; de los dueños de negocios, debido a la pérdida en el comercio; y del público en general, porque el cierre del sistema educativo obligará a muchos padres a faltar al trabajo para cuidar a sus hijos.

Los críticos del gobierno han culpado lo que perciben una mala gestión frente a la crisis y a la política por los efectos de la pandemia, señalando la reapertura demasiado rápida del país por parte del gobierno en mayo, una incapacidad para establecer medidas eficientes de rastreo de contactos, su renuencia a cerrar los lugares con altos contagios a principios del verano y medidas conflictivas.

El ministro de Salud, Yuli Edelstein, admitió el jueves que el confinamiento nacional de tres semanas puede que no sea suficiente para detener el ritmo que ha tomado la pandemia en el país.

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