Enlace Judío México e Israel – Queridos amigos:

Este 5780 ha sido uno año especial. Las razones se resumen en una palabra de cinco letras, seguido por un número de dos dígitos, una pequeña combinación que, desgraciadamente, ha causado cientos de miles de muertes, desatado una cadena de efectos negativos en el ámbito social, económico, geográfico y político que serán aparentes en los siguientes años; décadas, quizás.

A pesar de eso, quiero aprovechar el nuevo año para compartirles lo que la crisis del COVID-19 ha significado para nosotros en CADENA. En este contexto, hay que recordar que en el año nuevo judío celebramos la creación del ser humano ontológico, consciente. Por eso, aprovechamos la ocasión para reflexionar, y así ejercer la poderosa herramienta del pensamiento. Para aprovechar cómo vamos, como humanidad.

Sobra decir que, como una organización dedicada a atender crisis humanitarias, el fenómeno ha sido el eje central de nuestras acciones durante los últimos seis meses. Estamos acostumbrados a atender víctimas de huracanes, incendios, terremotos, erupciones volcánicas, inundaciones, conflictos armados, migrantes y refugiados… sin embargo, la naturaleza tan particular de esta crisis nos ha hecho completamente replantearnos nuestras operaciones.

“Mano a mano, hacemos la diferencia”: desde hace más de una década, éste ha sido nuestro lema. En un contexto incierto como el de Latinoamérica y África, en donde la ayuda muchas veces no llega, nuestro compromiso es asegurarnos, físicamente, que la entrega llegue a los lugares más remotos. Esto presupone un contacto directo con los beneficiarios—siempre regido por los principios humanitarios de imparcialidad, neutralidad, independencia e humanidad—que muchas veces nos reciben con fuertes apretones de manos y abrazos.

En el contexto de la pandemia, aquel contacto social, fundamento de todo nuestro trabajo, se volvió un riesgo: por medio de él exponenciaríamos precisamente aquello que pretendíamos aliviar. Esto no fue un obstáculo para nosotros, al contrario, gracias a una movilización estratégica de recursos y cambios tácticos en la forma de hacer nuestras entregas, hemos logrado ayudar a más personas, en un año, que en 15 años de existencia.

Este año en CADENA logramos ayudar a más de 1 millón y medio de personas vulnerables ante la crisis causada por el COVID-19 en África, Asia y Latinoamérica: establecimos una plataforma digital para ayuda médica y psicosocial en la región, entregamos despensas para las personas que perdieron su empleo o que vieron sus ingresos disminuidos; realizamos donativos de kits de protección completos para el personal de salud que lucha contra el COVID-19; acompañamos a las personas adultas mayores que no contaban con ningún familiar que estuviera al pendiente de ellas y buscamos sumar cada día a nuevas y nuevos humanitarios.

Nuestros antepasados han vivido, y sobrevivido, a este tipo de fenómenos. En CADENA creemos en la capacidad de adaptación del homo sapiens: hemos visto casos de ciudades densas como Hong Kong o países como Taiwán que, a pesar de estar tan cerca del epicentro, se han mantenido fuera del foco rojo de la infección gracias a su experiencia previa con el SARS, en 2002. Podemos y debemos aprender.

Frente a esta crisis el mundo tiene dos opciones: la vuelta hacia el nacionalismo y las fronteras cerradas o el reforzamiento de lazos solidarios, más allá de las fronteras. Por supuesto, como agencia humanitaria internacional, en CADENA optamos por afrontar la crisis como una sola humanidad. Creemos fervientemente en la solidaridad humana, más allá de fronteras lingüísticas, culturales, étnicas, o religiosas.

Creemos que lo que distingue a nuestra especie es la capacidad de establecer lazos más allá del grupo familiar. La cooperación es un instinto de sobrevivencia: más allá de la fuerza o el poder, los que han superado los retos evolutivos e históricos han sido aquellos que han sabido cooperar. Hoy es el momento para estrechar esos lazos. Es solo creando ecosistemas de ayuda mutua que se logra construir resiliencia.

Espero que el próximo año se estrechen aún más los lazos de solidaridad humana generados a partir de esta crisis.

Shana Tova Umetukah.

*El autor es Secretario General de CADENA


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