Enlace Judío México e Israel – Algo que me ha interesado toda la vida es cómo la gente trata de dejar un rastro suyo sobre el tiempo. Cuando llegaba la primavera en México, mi hermana decía “llegó el tiempo de las jacarandas” y celebraba el morado que rodeaba la ciudad. Otra amiga una vez me dijo “febrero y yo tenemos un pacto de amor.” Mientras que para mi familia entera, abril siempre sería el cumpleaños de mi abuelo antes de fallecer. Cada quien tiene su propia época, un momento específico en el año en que se acerca a un recuerdo, busca algo del pasado o realiza la misma acción especial de aquel día que quiere honrar. Puede ser una ofrenda, una bandera, un grito o una llamada, pero son momentos que por su carga con el tiempo crean mella en nuestra persona y nos ayudan a crecer.

Son formas que tenemos de hacer estable el tiempo, que se nos escape un poco menos de las manos y se vuelva un amigo con el cual podemos cimentar nuestra persona. Las queremos cerca de nuestros hijos porque en cierta forma son testimonio de nuestra vida y las enseñanzas que el mundo nos ha dado. Nos ayudan a recordar y compartir aquello que más amamos ¿Por qué si no seguir con ellas?

El judaísmo está lleno de fiestas temporales, algunas de ellas fueron decididas por los rabinos a lo largo del tiempo y otras fueron específicamente dadas por D-os al pueblo judío para perpetuar las enseñanzas que reveló en el desierto. La palabra que se usa para describirlas “moadim” proviene de “moed” que es el lugar designado para una cita o reunión, los moadim de D-os son citas en el tiempo que Él nos da para dedicarlas a una actividad específica. Ocurren en sintonía con la naturaleza y hacen referencia a un evento histórico. Son una Revelación al hombre a través de la naturaleza y a través de la Torá. Sin embargo, su principal componente es la enseñanza que trasmiten, debemos separar específicamente los días designados para encarnar y aprender las enseñanzas que D-os preparó para nosotros en ese día particular. De esta forma es que se vuelven eternas y que nosotros participamos de su eternidad.

Justo ahora nos encontramos en Sucot y en unos días estaremos celebrando Sheminí Atzeret y Simjat Torá, la enseñanza primordial que éstas celebraciones traen para nosotros es con respecto a la fe y la felicidad. En una forma muy especial nos impulsan a buscar la plenitud a través de reconocer la Presencia Divina en el mundo y dedicarnos a ella. En ambas la alegría es el motor espiritual que guía la fiesta.

Sheminí Atzeret

Sheminí Atzeret es la festividad que sucede a Sucot en el tiempo. Tras los siete días de celebración en la sucá D-os nos pide que separemos éste día de los anteriores y hagamos un festejo especial en él. Usualmente se interpreta como la culminación de las enseñanzas que Sucot nos trae. Sin embargo, tanto la Torá como el Talmud son explícitos en señalar que es un día separado de Sucot y una festividad en sí misma. Sin embargo el lazo con Sucot es tan estrecho como el omer con Pesaj, pues en ambos casos un evento sucede al otro. Lo que no es tan obvio es cual es el significado especial de Sheminí Atzeret y como se relaciona con el de Sucot.

Rab Hirsch lo explica dentro de un ciclo que no puede entenderse solo. Por un lado Sheminí Atzret y Sucot se encuentran acompañados dentro del ciclo simbólico que Pesaj y Shavuot forman; y por otro también Sucot y Sheminí Atzeret ocurren tras Rosh Hashaná y Yom Kipur, en ambos casos la festividades que los preceden contruyen parte de su significado.

Como resalta el gran rabino, Pesaj, Shavuot, Sucot y Sheminí Atzeret son festividades históricas y nacionales, nos enseñan el desarrollo Israel desde su génesis como esclavos liberados hasta la llegada de la Tierra Prometida, muestran la manifestación de D-os en la historia a través de la guía espiritual particular que da a este pueblo. El Israel de la Torá es la manifestación histórica de los milagros y las señas de D-os, es el ejemplo moral al cual toda comunidad debe aspirar.

Bajo su visión, Pesaj representa el nacimiento físico de esa nación; D-os libera a los descendientes de Jacobo de la esclavitud y los une en un sólo pueblo con un objetivo específico, ser testigos y participes de Su Revelación. A un nivel general enseña que D-os dirige la historia del mundo y las naciones dependen de Él, mientras que a un nivel individual enseña el amor a D-os, el deseo de permanecer junto a Él y dentro de la casa de Israel. Shavuot por su lado representa la génesis espiritual de Israel; se refiere a la Revelación en el Sinaí.

Sucot y Sheminí Atzeret son vistas paralelamente a las otras dos festividades. Si Pesaj es la genesis del cuerpo de Israel, Sucot es su preservación. Sucot conmemora que D-os mantuvo a Israel a lo largo de su travesía por el desierto, enseña que de D-os depende la buena y mala fortuna y la sobrevivencia. Nos enseña (emuná) la confianza en D-os; nos enseña a recurrir a D-os en momentos de necesidad y en momentos de éxito. Mientras que Sheminí Atzeret ocurriendo esta en relación a Sucot representa la preservación del espíritu de Israel. Se celebra las enseñanzas que recibieron los judíos en el desierto, la guía y acompañamiento que tuvieron de D-os durante ese tiempo. Celebra la alegría de la relación entre D-os y el hombre y el espíritu de la Torá que es infundido en Israel y que se rejuvenece continuamente con cada generación. Nos enseña que todo aquel que quiera estar cerca de D-os podrá estarlo sin importar su condición y que aquello que es tan hermoso y cercano es eterno. Por eso Sheminí Atzeret nos habla de alegría porque nos hace ver y vivir la cercanía que tiene D-os con el hombre y la eternidad de esta relación.

Existe aparte de Sucot porque debemos dejar la Sucá para aprender a tener cerca a D-os en nuestra vida cotidiana y saber que en ello radica la felicidad sincera, en esa cercanía plasmada a la cotidianidad.