Enlace Judío México e Israel – La actividad sexual es un mandamiento, una mitzvá y una necesidad biológica del ser humano.

Aún en medio de guerras, catástrofes naturales y si, aún durante epidemias, el impulso sexual permanece y en ocasiones llega a incrementarse, aunque se modifique de acuerdo a las circunstancias.

Al principio de la emergencia sanitaria causada por el COVID 19 se especulaba acerca de cuánto duraría el encierro y cuáles serían los cambios en nuestra vida familiar, laboral y sexual.

Nos era difícil imaginar que eso se alargaría por los siete meses que han transcurrido, y que todavía no se vislumbra el fin.

Al paso de las semanas, se empezó a manejar el término nueva normalidad y cuáles actividades y hábitos que antes nos eran normales, desaparecerían, por mucho tiempo, o quizá, para siempre. Saludar a los amigos con un abrazo, compartir la mesa en una fiesta o besar a nuestra pareja se volvieron, en muchos casos, actos de alto riesgo para la salud, que pueden poner en peligro la vida, propia y de los demás.

La vida sexual no se libró de esta sacudida y con ello, toda la influencia que tiene en la salud física y emocional de las personas.

Todo era especulaciones y previsiones.

Ahora ya empiezan a conocerse resultados reales de lo que ha pasado, que sirven de base para poder prever un poco más definidamente lo que puede pasar y lo que se puede hacer para manejarlo.

La Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A.C. realizó la Encuesta Sexualidad y Covid-19 en el mes de mayo, a tres meses de haberse declarado la emergencia y haber comenzado el encierro de muchos mexicanos con el consecuente cambio de vida.

Entre los resultados de la muy amplia y completa encuesta, los más interesantes son:

43 % de las personas que participaron reportó disminución en su conducta sexual
• El uso de video llamadas sexuales y sexting se ha incrementó en 38% de las y los participantes
• 8 % de los participantes percibe un incremento en la violencia en la pareja con el confinamiento
• La disminución de la conducta sexual en pareja se asocia con el grado depresión, ansiedad y estrés y con la violencia sufrida

Respecto de la frecuencia de relaciones sexuales, el 52.78% reportó que el patrón de su vida sexual no había tenido ningún cambio, pero un importante 43.08% reportó que éste había disminuido. Solo un 4.14% reportó un aumento durante el encierro. Este cambio es más notable en las mujeres participantes que en los hombres.
La disminución más notable se da en las personas que viven solas y las que viven con niños. Entre los participantes que viven en pareja el cambio es menos pronunciado: 58.9% de mujeres y 66.10 % de hombres reportan sin cambio su vida sexual.

Entre las personas y parejas que viven solas y las parejas que viven con niños, los cambios en la conducta sexual son más evidentes. Los anterior podría deberse a la disminución en la privacidad percibida, ya que el 43.21% de las parejas que conviven en cuarentena con hijos y el 43.81% de quienes conviven más familiares, sienten que la privacidad ha empeorado o es mucho menos que antes de la cuarentena.

La práctica sexual que más afectada se ha visto es el coito, ya que 55.9% de las mueres y 48% de los hombres reportan disminución en su frecuencia.

El uso de pornografía ha aumentado entre el 36.8% de los hombres, siendo el cambio más notable entre los hombres que viven en familia ampliada.

El sexo virtual, en especial las videollamadas sexuales y el sexting ha aumentado. El aumento ha sido ligeramente mayor entre las mujeres (39.3%) que entre los hombres (37.7%). Este aumento es más notable entre los participantes que viven en familia ampliada y las y los que viven solos.

El uso de los juguetes sexuales no se ha modificado significativamente, aumentando principalmente en el grupo de mujeres

Los principales problemas que manifestaron los participantes son:

• Disminución de deseo sexual y
• Problemas para excitarse durante el confinamiento.

Las principales consecuencias son que: A mayor disminución de conducta sexual en pareja:

Más depresión
• Mayor estrés
• Incremento de ansiedad
• Aumento de violencia total en la pareja
• Mayor violencia sufrida en la pareja

Es innegable que el encierro consecuencia del COVID-19 ha producido cambios radicales en nuestras vidas, incluyendo la vida sexual. Para la mayoría, ha disminuido la frecuencia de los encuentros sexuales, en diferente proporción, dependiendo de las condiciones de convivencia.

Esto es parte de un círculo vicioso que se retroalimenta, de depresión, ansiedad y estrés.

También, las características de la vida sexual son indicadoras de la posibilidad de que existan otros problemas personales y de pareja.

La vida sexual ha enfrentado cambios muy drásticos en los últimos 70 años.

Comenzando por la aparición de la píldora anticonceptiva, que permitió a las mujeres tener relaciones sexuales libres de la posibilidad de un embarazo no deseado, modificó el equilibrio y causó la llamada revolución sexual de la década de los 60s del siglo pasado.

Posteriormente, la aparición de VIH prendió una alarma y volvió a cambiar la conducta sexual de muchos.

El uso de condón, difícilmente aceptado por los hombres y la reducción y selección de las parejas, aunado al hecho de que cada encuentro sexuales con un nuevo conocido representaba un riesgo, al que nos acercábamos con cierto miedo.

Ahora, el COVID 19 vuelve a sacudir nuestra visión del sexo. Por un lado, es una actividad necesaria y el no tenerla, el tener que evitarla, produce fuertes tensiones en las personas.

Esto se agrava por el hecho de que, al paso del tiempo, la incertidumbre es igual o mayor que al principio de la pandemia.

Lo que originalmente era una enfermedad respiratoria, ahora parece afectar todo el cuerpo y, posiblemente, ser transmisible sexualmente. Esto no está plenamente comprobado, pero se ha encontrado el virus en semen de pacientes hospitalizados.

Esto ha producido un temor al contacto físico, que es un elemento clave para las relaciones sexuales presenciales y hasta que no aparezca una vacuna o una cura, deberemos adoptar medidas preventivas que posiblemente queden formando parte de nuestra conducta futura, entre las que se encuentra, el tomarse más tiempo para decidir tener o no una relación sexual compartida con otra persona.

Una de las medidas de precaución más importantes en este momento es el uso de cubrebocas. Tener sexo con cubrebocas no resulta muy atractivo, ya que, en la mayoría de las culturas, el beso amoroso y erótico es la primera expresión de atracción y excitación sexual, y una manifestación de intimidad”.

Algo que hemos aprendido, es que por más precauciones que se tomen, el riesgo cero no existe, por lo que tenemos la responsabilidad de adoptar todas las medidas preventivas posibles.

Hay posturas y prácticas que tienen menos riesgo de contagio.

Pero cuando se tienen relaciones con otras personas, generalmente el objetivo es la comunicación erótica, además del placer.

Si tenemos que estar controlando lo que hacemos y lo que no, la respuesta sexual se ve inhibida o bloqueada. Uno de los problemas más graves que ha tenido el confinamiento ha sido la falta de contacto

Hemos tenido mucho tiempo para reflexionar al estar encerrados. Esto es muy importante para la autoestima y nuestras relaciones

El hecho de sentirnos vulnerables y ser conscientes de nuestra fragilidad tiene un efecto importante en lo individual y nuestras relaciones.

El confinamiento ha hecho que cambiemos la velocidad de nuestra vidas y nos ha dejado un gran aprendizaje, el aprender a vivir con la incertidumbre.

Como ya se ha mencionado, otro cambio muy importante ha sido el aumento en la frecuencia y la importancia de las relaciones virtuales.

Esto que hace poco nos parecía una diversión poco satisfactoria, que no sustituye a las prelaciones presenciales, mientras dure la desconfianza, es algo que va a incrementarse.
En muchos casos, se ha vuelto a apreciar el valor de la pareja estable.

Lo que más miedo da siempre es lo desconocido. Conforme vamos teniendo más información, aunque seamos conscientes del peligro, el temor va desapareciendo

Nota: El resultado completo de la encuesta de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A.C. Encuesta Sexualidad y Covid-19 puede leerse aquí en la página de la Amssac.


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.