Gracias a dios, muchos de nosotros somos afortunados de tener a una mamá en nuestra vida, en mi caso, aunque por menos tiempo del que hubiera querido, dios me dio la oportunidad de tener 2 mamás, dos personas tan distintas, pero en el fondo tan iguales.

18 años tuve la fortuna de compartir mi vida con mi MAMÁ #1, esa mamá que te da la vida, que te cambiaba el pañal , que te enseñaba a caminar, esa mamá que dio todo de sí para hacer de ti, la mejor persona posible , esa mamá que siempre estaba a tu  lado en buenas y malas , que se convertía en tu mejor amiga y algunas veces en tu enemiga, pero siempre dispuesta a escucharte, apoyarte,  darte su consejo y sobre todo a abrazarte. Esa mamá que te enseñaba a vivir, a sentir, a ser siempre mejor.

Pero la vida gira, y un día esa MAMÁ #1, se convierte en una guerrera, a quien le ponen un enemigo en la vida (cáncer) con el que muchos deciden rendirse, antes de sufrir, Pero mi mamá no, ella tomo fuerzas de todo lo que pudo y decidió no dejar a su familia tan pronto, ahí se convirtió en mi segunda mamá, la MAMÁ #2.

Ella ya no era la mamá de antes , ya no sería la que te cuidaría y estaría al pendiente de ti en todo momento, esa tarea ya estaba muy bien adelantada y terminar de hacerla ya era una tarea propia (toda buena educación te da bases fuertes, pero el mayor aprendizaje viene cuando te dejan volar solo y aprender por tu cuenta) , ahora su prioridad era librar esta batalla , siempre con la mismo objetivo que llevaba dentro, estar con sus seres queridos y ver por ellos lo más que le sea posible, tal vez esta segunda mamá ya no era la que te escuchaba y te daba consejos , la que me encaminaba en esta vida , pero lo que si fue , es un ejemplo de lucha y de fe , de ver las ganas de vivir cada día, porque despertar cada día es un regalo, una nueva oportunidad.

Tal vez pensaba yo que su guía y educación había terminado cuando todo cambio, pero luego te das cuenta de que, aunque no sea de la misma forma, ella siempre siguió ahí, enseñándome nuevas cosas, aunque de una forma menos directa. Me enseñó a trabajar en ser más paciente, a no tener miedo a enfrentar lo que la vida nos ponga enfrente, a luchar, a ser fuerte.

Tal vez ya no era la mamá que te hacía reír con un chiste o una broma, pero ahora nos hacía reír con sus nuevas mañas y costumbres extrañas, ya no era la mamá que te enseñaba modales, ahora ella rompía con ellos (con o sin darse cuenta) y no le importaba, lo importante era ser feliz, disfrutar la vida y estar rodeado de la gente que te quiere.

Uno de los dichos más sabios y fuertes que me ha tocado aprender en esta vida, es el que dice que uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo pierde, lamentablemente nos confiamos en que no perderemos eso que tanto amamos y vivimos de forma automática, Mañana le doy un abrazo más, mañana le platico lo que siento, mañana le comparto…  mi mamá sabía que su vida era frágil y que cada día nuevo era un gran regalo que se debía aprovechar. Debemos aprender de eso y no dar por hecho las cosas, la vida es frágil y muy cambiante.  Ese día de mañana donde le contaría algo más o donde le daría ese abrazo más, ya no llego y aceptar que no llegara es difícil.

Despedirse de una mamá nunca pensé fuera fácil, pero despedirse de dos mamás es aún más complicado, se termina de ir eso poco que quedaba de la MAMÁ #1 y se va esta nueva MAMÁ #2 con la que conviviste los últimos 10 años. Me da paz saber que esa alma que tenía dentro tanto la MAMÁ#1 como la MAMÁ#2, ahora está libre, libre de cargar con un cuerpo enfermo y cansado, saber que esta lista para seguir con los nuevos retos que d-os le ponga enfrente.  Libre para seguir acompañando y cuidando a su familia, aun que esto sea desde otro lugar. Libre de convertirse en la MAMÁ#3, una mamá que ya no está físicamente en su cuerpo, pero que, sin embargo, sigue su alma, fuerte y presente.

Enseñando a su familia de una forma más espiritual, enseñando, que no es en el físico donde está la conexión, sino que se encuentra en el corazón y en el pensamiento.

Mami querida, descansa en paz, lucha como siempre lo has hecho y cuídanos donde quiera que estés. Te amo mucho.

Tu hijo:

JACOBO MILLER ZAJDMAN.

Fuente: Kesher.


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