Enlace Judío México e Israel – El despacho de diseño Sulkin Askenazi fue finalista en la categoría Interiorismo de ODA 2020, por su diseño de la Nia School, que en las palabras de sus creadores se creo para desbloquear el potencial creativo de los niños.

El diseño de Sulkin Askenazi para la Nia School fue finalista de entre casi 1 mil obras construidas en Latinoamérica y España nominadas al premio Obra del Año 2020.

Este premio que ya es casi una tradición que llegó este 2020 a su decimosegunda versión, en ella se invita a todos los lectores de Obras Expansión para que reconozcan las obras publicadas durante el 2019 que los inspiraron y que representan la identidad de sus contextos locales, en un planeta globalizado, marcando la forma de hacer arquitectura desde Latinoamérica y España, en un mundo cada vez más heterogéneo y multicultural, asegura la publicación.

La selección es una muestra interesante de la producción arquitectónica contemporánea de los países de habla hispana, fuertemente influenciada por la exploración de materiales, la riqueza de nuestros contextos geográficos y los múltiples desafíos a los que nos vemos enfrentamos como sociedades.

De acuerdo al despacho Sulkin Askenazi las escuelas en México son unas de las infraestructuras tradicionalmente estáticas, por lo que se le propuso diseñar el interior de una escuela y con ello querían desbloquear el potencial creativo de los niños.

Ubicada en Bosque de las Lomas, Nia School es un espacio en el que cada detalle fue pensado en mejorar la vida de los pequeños estudiantes que aprenden por medio del método Montessori para alcanzar su máximo potencial en todos los aspectos de su vida, de acuerdo a la descripción de la estrategia del proyecto de diseño.

Los arquitectos Gabriel Askenazi y Jack Sulkin aseguran que aceptaron el desafío de diseñar un entorno educativo sin previa experiencia y lo tomaron como un gran reto el poder influir positivamente en los niños.

“Creo que en la actualidad las escuelas tienen un diseño que consiste en un salón tradicional, en donde hay butacas, sillas y mesas de distintos tamaños, no se está pensando en niños de ciertas edades, para que se pueda tener más flexibilidad. Pero en este proyecto nosotros intentamos que todo tenga un enfoque específico en las edades, desde la puerta de acceso hasta el mobiliario”, comentó Gabriel Askenazi.

El resultado final ha sido una escuela que permite a los niños aprender en libertad, estableciendo sus propios límites y explorando. Nia School está distribuida en tres niveles más una azotea, formada por dos casas conectadas entre sí.

El área permite que los niños se muevan libremente entre diferentes espacios flexibles. El escenario cuenta con espacios de movimiento para ejercitar el cuerpo y la mente, así como dos salas de aprendizaje que integran la naturaleza en los espacios interiores. Los sistemas de iluminación están diseñados para crear un entorno cómodo y natural.

La recepción cuenta con mobiliario ergonómico para niños que incluye brotes de madera, butacas que se asemejan a la naturaleza y estanterías a distintas alturas con libros que permiten que el espacio se convierta en una estación de aprendizaje en todo momento.

Los arquitectos Sulkin  y Askenazison aseguran que el eje principal que rigió este diseño son los niños y también la armonía del lugar, por lo que decidieron usar sólo el tono natural del ébano y roble blanco, además de un tono azul grisáceo, inspirados en la cultura japonesa.

Y finalmente fue en la inauguración de Nia School, que tuvieron la confirmación de sus aspiraciones de que el espacio fuera del total agrado de los pequeños alumnos; “ese fue mi momento favorito. Cuando empezaron a llegar los padres de familia con sus hijos y comenzaron a hacer uso de las instalaciones, vimos que tantas horas y tiempo de diseño fue bien logrado”, resaltó Jack Sulkin.

“Muchas veces con ellos no tienes una retroalimentación tan directa, pero verlos apropiándose del espacio, experimentándolo de la forma en que pensamos y no pensamos que lo iban a utilizar… los niños la mayoría de las veces se expresan con movimiento y fue mucha satisfacción ver a estos pequeños transitar, subir, escalar y trepar”, concluyó Gabriel Askenazi.

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