Enlace Judío – En mi infancia, alrededor de los cinco años, recibí un fuerte impacto sobre la barbarie de las tropas nazis en el mundo, particularmente en Europa, el lugar de origen de mis padres. Ellos diariamente salían juntos a trabajar a una pequeña fábrica de maquila de sacos y abrigos de mujer.

Teníamos una radio de onda corta que por instrucciones de ellos escuchaba buena parte del día, para saber el avance de las tropas alemanas que habían invadido Europa; tenían la esperanza, quizá infundada, que de alguna forma escucharía alguna noticia de los familiares. Ellos habían salido en 1932 oportunamente de Varsovia, la capital de Polonia, cuando ya se percibía la amenaza de Hitler, líder junto con Stalin de una etapa de barbarie, no solo contra los judíos, sino contra todo el mundo.

En mi tierna edad, empecé a acumular en mi mente y en mi corazón creciente información sobre la muerte de 50 millones de seres humanos durante la Segunda Guerra Mundial. Empezaron a llegar los sobrevivientes de los campos de concentración con el sello impregnado en el brazo por los nazis a los judíos, quienes ya no tenían nombre, solo un número que los identificaba.

Asimismo, en la escuela judía a la que asistía en mi etapa de educación primaria en la Ciudad de México varios de los maestros eran sobrevivientes del Holocausto. En realidad no tenían la formación de educadores, solo que habían sido miembros de comunidades judías de Europa, en las que los individuos cotidianamente estaban involucrados en la religión judía y conocían las costumbres y ritos que a diario practicaban en su vida cotidiana.

No recuerdo bien, quizá hasta los 20 o 25 años de edad, como judío, estuve involucrado en el recuerdo del Holocausto, para no olvidar lo que había sucedido a los judíos. El lema era y sigue siendo “nunca jamás”. De alguna forma me involucré en un mundo de la necrofilia que me saturó y que decidí ya no vivirlo.

En este contexto, en el 76 aniversario del día de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, el 27 de enero de 1945, el secretario general de la ONU, Antonio Gutérres, instó a “una acción global coordinada para construir una alianza contra el crecimiento y la propagación del neonazismo y la supremacía blanca y el resurgimiento de la xenofobia, el antisemitismo y el discurso de odio”. Este movimiento cobra ímpetu en Europa, EUA y Canadá, principalmente.

Asimismo, Gutérres enfatizó la necesidad de combatir la propaganda y la desinformación. También planteó ampliar la información sobre las acciones nazis durante la Segunda Guerra Mundial, ya que existe ignorancia o información falsa sobre la misma. En este sentido, mencionó que casi dos tercios de los jóvenes estadounidenses no saben que 6 millones de judíos fueron asesinados durante el Holocausto.

En este entorno anti-judío, la pandemia del COVID-19 ha sido utilizada para fustigar aún más a los judíos, acusándolos de “crear el virus como parte de un intento de dominación global”. “Esta es solo la última manifestación de un tropo antisemita que se remonta al siglo XIV, cuando los judíos fueron acusados de propagar la peste bubónica”.

Los supremacistas blancos están cobrando fuerza en el mundo, haciendo alarde de símbolos y tropos de los nazis. El expresidente Trump, fue pro-Israel y pro-judío, empero, eso no significó que siguiera a la cabeza de los supremacistas blancos de EE. UU.

En general, de manera creciente, los supremacistas se están infiltrando en diferentes países en sus policías y los servicios de seguridad del Estado. “Sus ideas se multiplican en los principales países de Europa y EE. UU. Se precisa sofocar el fomento del odio antisemita que ha alcanzado su mayor nivel desde el final de la Segunda Guerra Mundial”. Los emblemas nazis, especialmente las esvásticas, están nuevamente pintadas agresivamente en sinagogas, cementerios y centros comunitarios judíos de todo el mundo.

Por su parte, el papa Francisco también marcó el Día de la Conmemoración del Holocausto con la advertencia “de que las ideologías deformadas pueden allanar el camino hacia otro exterminio masivo”. Señaló la necesidad de recordar el Holocausto, es un signo de humanidad y una condición para un futuro pacífico.

El presidente del Comité Central de la Comunidad Judía de México, Marcos Shabot, indicó que el Holocausto representa una advertencia sobre lo que el hombre es capaz de provocar y exhortó a que se siga manteniendo la vigilancia ante la incitación al odio. “Se lo debemos a las víctimas, a los sobrevivientes y a las generaciones futuras”.

A su vez, Irene Sandler, ya fallecida, una trabajadora social no judía de Polonia quien sacó clandestinamente a 2,500 niños de los guetos, salvándoles la vida, en su momento llamó a apostar por la vida. Sobre la destrucción, los justos deben ser nuestros guías. 

Asimismo, el senador Ricardo Monreal, en vista del tema de este año: “Enfrentando las secuelas: recuperación y reconstitución del Holocausto”, apuntó que en aquella época de la historia la palabra esperanza había perdido todo sentido, por lo que recalcó la importancia de la labor del cónsul mexicano, Gilberto Bosques Saldívar, quien salvó a más de 40,000 personas perseguidas por el nazismo y el franquismo.

Destaca que el Embajador de Alemania en México, Peter Tempel, recordara “las atrocidades, destinos y muerte y dolor ocasionados por nuestros antepasados alemanes”. Reconoció que Alemania debe extraer la responsabilidad de esta conmemoración.

Así, el 27 de enero de cada año se rinde tributo a las víctimas del Holocausto y el compromiso del mundo contra el antisemitismo, el racismo y toda otra forma de intolerancia que pueda conducir a actos violentos contra diferentes grupos humanos. Siete décadas después de los hechos, el mundo tiene la responsabilidad de mantener medidas que permitan conocer las causas, las consecuencias y la dinámica del Holocausto y fortalecer la resiliencia de los jóvenes contra las ideologías del odio, para que los genocidios y otros crímenes de odio no se vuelvan a repetir. ¡Nunca Jamás!

 


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