Estimados amigos:

EE. UU., el país más grande del orbe en fuerza económica, tecnológica y de innovación entra en una nueva fase de su historia con un gobierno demócrata de tendencia populista y con grandes presiones de la izquierda progresista sobre un presidente relativamente débil.

Joe Biden, un hombre bueno con 47 años de experiencia en el sector público, ya no es el mismo de hace 20 años. El paso del tiempo ha causado ciertos estragos cognitivos que hoy hacen del nuevo presidente una persona que pudiera ser influenciada por el último de los asesores que le hable al oído.

La firma de más de 50 ordenes ejecutivas, cambios importantes de políticas que no tienen que ser aprobadas por las cámaras, indica una decisión de seguir derroteros predeterminados y sin buscar ninguna conciliación con el partido de oposición.

Todas estas ordenes tienden a revertir lo que había hecho el presidente Trump. Algunas de ellas hacen mucho sentido, como las relacionadas con el cambio climático y el respeto al medio ambiente. Algunas difíciles de entender como la relativa apertura de las fronteras sin un proyecto integral de reforma migratoria de largo plazo, y otras que de plano no hacen sentido como la búsqueda de renovar el tratado con Irán, donde ni siquiera ellos quieren sentarse en la mesa de negociación con los americanos.

La lucha contra la pandemia ya está dando resultados, pues ya más de 50 millones de norteamericanos han recibido cuando menos una vacuna (15% de la población). Con tres vacunas aprobadas se está vacunando a más de 2.5 millones de personas al día, la incidencia de nuevos casos de COVID-19 ha caído a menos del 50% y la mortalidad se ha reducido más del 70%.

Una muestra adicional de la inconsistencia de la nueva administración fue el hecho que el mismo día que los servicios de inteligencia afirmaron que el príncipe heredero del trono de Arabia Saudita estuvo directamente involucrado en el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi, el gobierno de Biden decidió que no iba a tomar ninguna acción punitiva.

Esta decisión no hace sentido, pues para qué se hizo toda la investigación si se sabía que la relación económica era más importante que el respeto a los derechos humanos.

Por otro lado se anunciaron sanciones contra Rusia por la detención del disidente Alexei Navalny, una acción repulsiva pero mucho menos grave que la de Arabia Saudita cometida por un país no “tan amigo” de EE. UU.

El nuevo paquete de rescate propuesto por 1.9 trillones de dólares contiene una buena cantidad de apoyo directo a la pequeña empresa y a los desempleados. También incluye 350 miles de millones para estados y ciudades demócratas, que por malas administraciones en el pasado están en mala situación económica. Asimismo incluye una serie de pagos que no hacen mucho sentido al no tener relación con la pandemia, apoyo a museos, ayuda a países en África y muchas otras nimiedades que no vienen al caso en momentos deficitarios de impacto de largo plazo.

Se le va a enviar un cheque de 1,400 dólares a cada ciudadano que tenga ingresos de menos de 99,000 dólares anuales, y si se repite lo que sucedió en el paquete anterior, gran parte de este dinero no se irá a fomentar el consumo, sino a la reducción de deuda, sobre todo de tarjetas de crédito, y a la especulación en las bolsas de valores.

Es muy interesante observar que los programas de rescate fueron de 24% del PIB en el primer mundo, 6% en los países emergentes más avanzados y 2% en los países menos desarrollados. México ocupó el lugar 143 de los 146 analizados con un apoyo de menos del 0.1% del PIB a la gente afectada por la pandemia.

La economía de los EE. UU. está demostrando ser más fuerte de lo pronosticado, pues a la caída de 4.2% del PIB en 2020, se espera una recuperación completa para finales de 2021, sobre todo si el proceso de vacunación sigue su paso adecuado.

El índice de confianza del consumidor sigue arriba del 50%, los números de producción y consumo positivos, aunque no explosivos, y la inflación oficial en 1.6%, aunque todo mundo sabe que los precios están subiendo más que eso.

El Banco Central afirmó su posición de no subir las tasas cortas hasta 2023 y acepto que la inflación pase del 2% donde normalmente interviene. Ahora va a “promediar” con los años anteriores, por lo que un reporte de 2.5% o 3% no los hará actuar de inmediato.

La situación en México se vuelve día a día más complicada con acciones poco entendibles de la administración. En el caso de la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, que obliga a comprar electricidad sucia y cara, producida a base de combustóleo en las plantas anacrónicas de CFE, mientras se penaliza a los productores de energía renovable (solar, eólica e hidráulica), posición totalmente opuesta a la de todo el resto del mundo.

La propuesta de disolución del INAI, dependencia que permite el acceso a la información, los cambios en el gabinete por gente de poca experiencia en los nuevos puestos, y la insistencia en no inyectar recursos de rescate a la economía, crean un ambiente de incertidumbre cuando en solo tres meses habrá las elecciones intermedias donde se decidirán muchas gubernaturas y el control de las cámaras.

No cabe duda que la decisión de no aumentar la deuda como % del PIB es sana, pero con una caída final del mismo de 8.2% en 2020, una expectativa de recuperación de 3.5% en 2021 y 2.2% en 2022, aunada con las enormes pérdidas de PEMEX, hacen que la economía siga muy débil y la deuda sí sea mayor como porcentaje al usar un denominador menor.

Es interesante ver cómo subieron las remesas a México en el 2020, pero es comprensible, ya que el trabajador mexicano en los EE. UU. no tiene tarjetas de crédito y en muchos casos no tiene ni cuenta bancaria. Al recibir el ingreso adicional del gobierno opta por enviárselo a su familia en México.

No cabe duda que la oposición de México está desorganizada y que las manifestaciones en contra del gobierno organizadas por gente de nivel económico alto solo sirven para polarizar más al país. Se ha creado un mayor soporte para el gobierno por parte de aquellos que reciben algún tipo de ayuda económica dentro de los planes sociales implementados por la administración.

Yo siento que salir a decir “esto no sirve y hay que cambiarlo” no tienen ningún valor si no viene junto con una proposición creativa de cambio que ofrezca una mejoría para el pueblo.

Si no surge pronto una figura que represente una expectativa positiva y que pueda unificar a la oposición, Morena ganará las elecciones intermedias y solidificará su posición recargándose aún más sobre el ejército, al que le ha dado un gran poder para contar con su apoyo incondicional.

Me preocupa mucho la incidencia del crimen el cual encuentra un campo fértil al existir incertidumbre económica y siento que se ha perdido aún más el temor y respeto a las autoridades.

El ataque al COVID-19 va muy lento en México y las cifras de 180,000 muertos ponen al país en el tercer lugar mundial de fallecidos y mucha gente cree que la cifra real es mucho mayor que la reportada.

Israel es el país donde más gente ha sido vacunada, ya pasando del 50% de la población, resultado de una compra muy al principio de la producción, una presión fuerte del primer ministro Netanyahu sobre Pfizer y una decisión de demostrar a la población su preocupación por el bienestar de la misma. Este será el tema central de la propaganda política previa a las elecciones de marzo, la cuarta visita a las casillas electorales en solo 2 años.

Creo que Likud, el partido dominante, volverá a ser quien más votos reciba, pero no estoy seguro que pueda juntar los 61 escaños necesarios para manejar el país, por lo que será muy interesante ver qué coaliciones se dan en el intento de tener mayoría.

La economía israelí se ha repuesto bastante rápido y se espera que el cierre de 2021 sea como 1.4% más alto que el fin de 2019, uno de los pocos países en reponerse en forma tan acelerada de los estragos de la pandemia.

Con respecto a los mercados financieros, los bonos tuvieron un mes muy malo, ya que los intereses de mediano y largo plazo se dispararon, pasando la tasa del bono de tesorería de 0.78% a 1.47% y el bono de 30 años se fue arriba de 2.2%, aunque ya parece estar regresando a niveles cercanos al 2%.

Los bonos de países emergentes soportaron mejor el incremento de tasas quedando a niveles similares a los de diciembre. El dólar tuvo una baja considerable contra las monedas fuertes, pero una recuperación contra las monedas de países emergentes.

Las bolsas de valores están muy volátiles, con ligera tendencia a la alza, pero dependiendo día a día de las noticias sobre vacunas o el movimiento de las tasas de interés.

El oro ha perdido un poco de su brillo y está alrededor de 1,800 la onza, y el bitcoin sigue carísimo afirmando el concepto de que el exceso de liquidez en el sistema lleva a algunas cosas a valores injustificables.

Les mando como siempre un afectuoso saludo.

Luis

 


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