Enlace Judío México e Israel – Por desgracia los acontecimientos antisemitas “aislados” son cada vez más frecuentes y los hechos “puntuales” más que puntos conforman ya una figura tridimensional.

Ya nos alertaron que una de las consecuencias de la pandemia iba a ser el auge de los actos antisemitas y de los discursos de odio y el resurgir de estos fenómenos intolerables se observa tanto desde la extrema derecha, la extrema izquierda y los movimientos yihadistas.

En Madrid días atrás hemos asistido perplejos al discurso fanático de una joven de 20 años defendiendo apasionadamente la doctrina fascista en un acto de homenaje a la División Azul.

La llamada División Azul fue una unidad de voluntarios españoles que formó un agrupamiento de infantería para luchar contra la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial, enmarcada en el ejército de la Alemania nazi.

En el acto de homenaje se oyó a una joven exaltada haciendo ostentación de proclamas nacionalistas, homófobas y antisemitas mientras 300 personas la vitoreaban. “Es nuestra suprema obligación luchar por España, luchar por Europa, ahora débil y liquidada por el enemigo. El enemigo siempre va a ser el mismo, aunque con distintas máscaras: el judío […] El judío es el culpable y la División Azul luchó por ello”.

Inmediatamente la Federación de Comunidades Judías de España ha presentado la denuncia y la Fiscalía investiga los hechos del acto fascista como delito de odio

Pero más allá del perfil psicológico de la autora del discurso de odio, y de la falta de autocrítica y conciencia de la posible constitución de ilícito penal de sus arengas que continuó argumentando en varias entrevistas en medios de comunicación, la pregunta de fondo es qué está sucediendo en esta sociedad para que permita que esto suceda y no reprima de raíz los discursos de odio.

Muy al contrario, vemos un incremento manifiesto de las teorías conspiranoicas, la desconfianza en las instituciones, una tendencia a la irritabilidad colectiva y el crecimiento de los movimientos populistas y nacionalistas con mensajes simplistas que ahondan las diferencias y promueven la confrontación.

El resurgir de este antisemitismo recuerda demasiado a la búsqueda de chivos expiatorios de la que durante siglos han sido víctimas los judíos. Antiguos odios recurrentes encuentran la posibilidad de volver a ser expresados en un libelo de sangre adaptado a las amenazas que enfrentamos en el pandémico siglo XXI.

Odio que bajo ningún concepto puede volver a ser tolerado.


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