Enlace Judío México e Israel – Atiq Rahimi relata una breve historia sobre la paciencia con base en un mito afgano. El relato, escrito en memoria de N.A. —poeta afgana asesinada brutalmente por su marido—, está dedicado a M.D., periodista. La ficción sucedió en algún lugar de Afganistán, o en cualquier otro lugar; los personajes son desconocidos, lo que da universalidad al relato.

La novela está dedicada a todas las mujeres de cualquier tiempo y espacio; aborda la opresión que viven de manera cotidiana, pero también recupera la resistencia de ellas frente al ejercicio del poder.

La narración va de la sumisión al desasosiego, al empoderamiento; es también una tragedia que cuestiona la esperanza por una equidad en un espacio y tiempo en el que impera la desigualdad de género.

La heroína vive en un mundo adverso, hostil, en el cual la vida y la muerte luchan por imponerse en un escenario de guerra y conflicto, de violencia y fragilidad.  El lector es testigo del monólogo femenino que se sostiene en la pregunta varias veces repetida al marido: «¿me escuchas?».

La demanda por ser vista y escuchada hace eco, una y otra vez, al interior de un cuarto austero en el que el único adorno es la fotografía del hombre en su juventud.

La cónyuge vela durante días a su marido, quien recibió una bala en el cuello. Con sus rezos iniciales mantiene la esperanza del regreso a la vida de su consorte. Al paso de los días los lamentos se transforman en un grito de denuncia y entonces ella decide que el hombre será su piedra de la paciencia.

Una vez que libera su voz de los deseos reprimidos durante años ya no puede detenerse y llena el silencio con sollozos, gritos y reclamos.

Poco a poco, ella descubre su voz y toma conciencia del dolor, ira y sufrimiento contenidos. Sentada al lado del marido, le devela sus secretos reprimidos. Rahimi captura con una prosa poética exquisita la realidad de una mujer en los regímenes opresivos de Afganistán.

Uno de los aciertos de Rahimi es narrar desde la voz femenina que a lo largo del relato se transforma de una voz sumisa a un encuentro de sí. El autor mantiene una postura crítica y política al colocar el cuerpo de la protagonista en el centro de las relaciones de poder que operan sobre su sexualidad, las relaciones de matrimonio, la pareja, la maternidad, la familia, la identidad y costumbres culturales.

Hay en la novela una «microfísica del poder», como señaló Michel Foucault, el poder que se ejerce sobre el cuerpo de las mujeres a través de los aparatos ideológicos y las instituciones que se tejen en redes invisibles, incomprensibles y que se apropian del cuerpo de la mujer en las relaciones familiares tensas, conflictivas, desiguales y desproporcionadas.

En esta obra —que puede considerarse un testimonio periodístico— la joven esposa narra la historia de su cuerpo, un cuerpo objeto despojado de deseo, desde un pasado milenario en términos de un presente que no se comprende sin la pregunta ontológica: ¿cómo se ha llegado a esta situación?

El relato se inicia con la cita «Del cuerpo, con el cuerpo, desde el cuerpo y hasta el cuerpo», de Antonin Artaud. Rahimi ha dicho que escribir en francés le ha permitido develar los tabúes que giran alrededor del cuerpo y de la vida de las mujeres de cualquier lugar.

El título de la novela se toma de la leyenda afgana según la cual «hay una piedra mágica, capaz de escuchar y guardar todos los secretos y dolores, pero cuando la piedra ha escuchado las angustias, las pasiones reprimidas, los deseos escondidos, cuando la carga es excesiva, ese día la piedra revienta y el ser humano queda liberado para siempre de su mal».

La piedra de la paciencia, como toda obra de arte, es polisémica. Vale la pena que cada lector ensaye su interpretación más sentida de esta obra inolvidable.

*Atiq Rahimi (Kabul, 1962) es novelista y cineasta. Se refugió como asilado político en Francia. En 2008 fue reconocido con el premio Goncourt por La piedra de la paciencia.

** La autora es doctora en Filosofía Política, maestra en periodismo y psicoanalista


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