Enlace Judío – Según un informe del Instituto para la Democracia de Israel publicado esta semana, el Estado judío sería la democracia que más frecuentemente ha ido a elecciones en los últimos años.

El informe señaló que desde 1996, Israel ha tenido elecciones cada 2.3 años, un período de tiempo más corto que las otras 20 democracias que se tomaron en cuenta para el análisis, recogió The Times of Israel.

Israel ha celebrado elecciones para la Knéset cada 2.3 años en promedio, con más frecuencia que Grecia (2.5 años), España (3), Japón (3), Canadá (3.2), el Reino Unido (3.8) e Italia (4.4), entre otras naciones.

En cuanto al tiempo promedio de un líder en el cargo, Israel es en realidad mucho menos volátil.

Desde 1996, Israel ha cambiado de primer ministro cada cinco años en promedio, el sexto cambio menos frecuente entre los países examinados. Japón y la República Checa lideran esta categoría, con un cambio de líderes cada 2.1 años en promedio para cada uno.

El récord de frecuencia se debe al menos en parte a tiempos recientes. Israel llevará a cabo su cuarta votación nacional en poco menos de dos años el martes, después de ir a las urnas en abril de 2019, septiembre de 2019 y marzo de 2020.

La estabilidad en el liderazgo de Israel se debe al hecho de que desde que asumió el cargo de primer ministro después de las elecciones de 2009, Benjamín Netanyahu ha retenido en el poder tras las elecciones de 2013, 2015, 2019 (dos veces) y 2020.

El informe también mostró que las dos últimas elecciones, en septiembre de 2019 y marzo de 2020, dieron como resultado un número inusualmente alto de legisladores que retuvieron sus escaños en la Knéset.

Si bien en las elecciones anteriores más de la mitad de la Knéset se mantendría igual, y más de dos tercios no cambiarían, en las elecciones de septiembre de 2019, 103 de los 120 miembros de la Knéset conservaron sus escaños.

Las elecciones de marzo de 2020 vieron incluso menos cambios, con solo 7 nuevos legisladores y 113 que permanecieron en el lugar. Es probable que esto se deba a la frecuencia de las elecciones, en las que los partidos mantuvieron sus listas de candidatos en lugar de celebrar primarias.

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